Para conjurar los peligros de los deportes de invierno, yo me he entregado a la cultura. El sábado, entré en tromba a la tienda de segunda mano en donde me sajan habitualmente con todo mi consentimiento. En menos de diez minutos (los que faltaban para que cerrase) me compré dos temporadas de “A dos metros bajo tierra” a precio de saldo y una miniserie llamada “Elisabeth I” sobre la primera de las reinas inglesas de ese nombre. La primera parte de ella cayó el mismo sábado y la segunda al día siguiente.
Mientras el sábado por la tarde disfrutaba (y cuando digo disfrutaba quiero decir DISFRUTABA) de Helen Mirren y Jeremy Irons con un mojito en la mano (cortesía de mi primo N., a quien desde aquí doy las más sentidas gracias) pensaba yo en qué maravilla tiene que ser contar con una televisión (la inglesa) que es capaz de producir series tan entretenidas e informativas como un buen libro. Series que, para la vetusta cadena nacional española son cosa del recuerdo.
¿Por qué –nos preguntábamos N. y yo- la tele española no produce ya series como la estupenda Teresa de Jesús o como Anillos de Oro? N. y yo nos rascamos la cabeza y empezamos a pensar en razones.
Por veinticinco pesetas: “Porque no se podría encontrar a actores que desempeñasen sus papeles con la dignidad de Mirren y Irons”. Un dos tres, responda otra vez (ahorro a mis lectores la repetición, era un ejemplo)
¿Cómo conseguir que en una serie así no saliesen Javier Cámara o Antonio Resines o Paz Vega? Y si saliesen porque no hubiera más remedio ¿Cómo quitarle al producto resultante el olor a aceite refritoque se le pone a todas las series españolas en cuanto los actores abren la boca? Pero yo creo que es algo más que eso: después de casi dos décadas de telemierda, de tomates y demás, ¿Quedará entre la audiencia española un número suficiente de personas que puedan apreciar una serie sobre, por ejemplo, la armada invencible? (lo digo por trazar un paralelismo con la serie inglesa de la que N. y yo gozábamos). Y si se hiciera, ¿Qué dirían los periódicos y las radios de una serie así? Si sacáramos al segundo Felipe de bueno, los tirios dirían que estamos volviendo al aznarismo más rancio. Si sacáramos a Felipe en plan leyenda negra, empezarían a protestar los troyanos (y sin embargo, cuando en las pelis inglesas con Kate Blanchett, Jordi Mollá hizo un Felipe II tendencioso y risible, nadie en España dijo nada).
Durante la hora y media que duró la cosa, N. y yo empezamos a fantasear con el posible reparto de una serie así (las carcajadas no fueron sólo cosa del ron de los mojitos).
En fin: yo no sé si podéis conseguir la serie, pero si podéis, de verdad, es alucinante. Yo vi el segundo episodio mientras planchaba y, la verdad, estuve un par de veces a punto de producir una catástrofe a causa del suspense.
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