Conforme íbamos subiendo por la escala de edad: la cuarentena plateada, la dorada cincuentena, te asaltaba la idea siguiente: también en los rayos UVA hay clases. Porque hay rayos UVA que te dejan la piel como si hubieras sido objeto de cualquier experimento secreto con radiaciones (rayos UVA industriales de gimnasio de barrio) y hay rayos UVA que te proporcionan ese moreno del que tiene su velero aparcado en cualquier cala del Mediterráneo. Pues bien: había un grupo (escogido pero relativamente numeroso) de hombres que presuntamente dedicaban sus ratos libres a los deportes náuticos. Estos eran anuncios andantes de las líneas de cosmética para hombre de Nivea. Barba blanca de un par de días sin afeitar, pieles lustrosas como el cuero de los zapatos buenos, mirada de aftershave caro (esa cosa entre jocosa y sexi de George Clooney cuando anuncia cafés para multinacionales monopolísticas) y las imprescindibles dos arruguitas en forma de paréntesis a los lados de la boca (fíjese el lector la próxima vez) que lucen todos los modelos de anuncios que intentan difundir el uso de a)cosmética para hombre, b) losrelojes caros (de Patek Philippe para arriba) o c) coches aptos para cuando tu nivel de testosterona en sangre empieza a decaer. Estas dos arruguillas a los lados de la boca son, hoy en día, las únicas que un cuarentón bien conservado o un cincuentón de los que tuvieron y ahora retienen, pueden exhibir sin que se los tase de homos antecessores atapuerquenses. Cómo será la cosa que, hasta el nuevo presidente de los Estados Unidos, las luce en los retratos oficiales.
En fin: que para dos arruguillas ya hemos hablado bastante.
Descendiendo a un terreno aún más frívolo (si cabe) también pudieron verse excesos que, salvo casos de grave intoxicación alcohólica, no deben acometerse.
Otra cosa que debería estar castigada con sanción económica o de privación de libertad es acudir a un baile con un chaqué claro. Antes un traje oscuro normal que pisar un baile vestido como un presidente de club de fútbol de segunda B al que le han invitadoa la copa de navidad de Saneamientos Domínguez. La modestia no es ninguna vergüenza, y los trajes oscuros son un dignísimo sustituto a falta de un smoking (aunque en H&M los hay muy apañados de precio y va uno más bonito que un Saint Louis).
Bueno, basta ya, que me estoy poniendo más pesado que un colaborador de Ana Rous Quintana.
Quisiera, eso sí, que mis lectores no se tomasen demasiado en serio mis comentarios, ni pensasen que me he vuelto un pedante insufrible (que también podría ser). Cuando yo llegué aquí, el mundo de la etiqueta era para mí tan ajeno como la biología molecular pero, como allá donde fueres haz aquello que percibieres por medio de la vista, ,pues uno no ha tenido más remedio que ponerse las pilas. Supongo que, si el destino me hubiera llevado a Sevilla, hoy sería miembro de alguna hermandad y estaría hablando en mi blog –sevilladirecto– de cofradías y olé. El típico caso, vaya, de adaptación al medio.
Deja una respuesta