Diez razones para amarte

Wien, nur du allein versionada por los tres tenores en 1990

13 de Junio.- Vatertag. O sea, día del padre en todos los territorios de habla alemana ¿Y por qué? Pues keine Ahnung. O sea, que ni la más mínima. Si alguno de mis lectores sabe la respuesta, por favor que la deje en los comentarios. Felicito, en cualquier caso, a todos los padres austriacos o alemanes que me estén leyendo, así como a los padres del mundo latino a los que no les importe celebrar su día dos veces. En este día veraniego de sol, abejorros zumbantes entre las flores y cielos Simpson, han aparecido los periódicos vieneses con sus portadas dedicadas a la festividad. El Kronen Zeitung con una de esas cubiertas que suele gastarse y que tienen la misma personalidad que un maniquí de El Corte Inglés; Die Presse, edición dominical, haciéndose eco del ocaso del concepto “Superpapá” y, por ende, del clásico de la masculinidad; Kurier, glosando los tristes casos de aquellos padres que, debido a siglos de machismo y, ahora, debido a algunas décadas de feminismo, pierden la custodia de sus hijos en caso de separación. El único que ha roto con esta racha de paternidades ha sido, como de costumbre Österreich, que ha llevado a su portada la boda de Boris Becker con una tal Lilly. Como si no hubiera otras cosas en el mundo más interesantes de las que hablar.

Como por ejemplo que, albricias, tras varios años ocupando la segunda, la tercera e, incluso, la cuarta plaza, Viena se ha convertido oficialmente este año en la mejor ciudad del mundo para vivir ¿Y quién lo dice? Una prestigiosa agencia americana que ha evaluado todos los parámetros posibles y ha concluido que Viena es el espejo en el que deberían mirarse todas las ciudades de la Tierra planetaria.
Sin aspirar a enmendarles la plana a los señores de la agenda, he aquí mis diez razones para vivir en Viena:
1.- El agua: cuando abres el grifo sale agua pura y cristalina, inodora, incolora e insípida, que proviene del deshielo de las nieves de Los Alpes, que están aquí al lado. Antaño, el agua de Madrid también era muy buena, hasta que llegaron las sequías y hubo que empezar, en los años malos, a comprarla de garrafa.
2.- La tranquilidad: Viena es, en general, una ciudad muy tranquila y, en cualquier caso, tremendamente silenciosa.
3.- Los medios de transporte públicos. Qué decir. Los autobuses llegan a su hora, los metros funcionan siempre (o casi) y las líneas tienen unas proporciones humanas. Esto es en buena medida por
4.- Viena es una ciudad que tiene el tamaño ideal. Las ventajas de una capital de nación con las de una ciudad pequeña. Las ciudades deberían de parar de crecer en los dos millones de habitantes. Más, es una cosa demencial.
5.- La oferta cultural. En Viena hay de todo y a muy buen precio (muchas veces, hasta gratis). Por haber, incluso hay librerías españolas.
6.- Viena es una ciudad incuestionablemente bonita. Y no sólo las partes que, obviamente, son monumentales. También los parques y jardines e, incluso, los pisos de protección oficial, que son art decó (los más modernos no son tan bonitos, pero los antiguos son para flipar).
7.- Mi ciudad es una ciudad segura y sus habitantes, por lo general, muy atentos con los objetos perdidos (aunque esto, desgraciadamente, está cambiando paulatinamente). En Viena aún se puede entrar a un bar, dejar el abrigo colgado en un perchero y acercarse a la barra a pedir sin que, al volver, hayan desaparecido abrigo y pertenencias. En Madrid esto es impensable.
8.- La naturaleza está a dos pasos de Viena. Los famosos bosques de Viena y los lagos que rodean la ciudad, las montañas que están a media hora en coche. Los austriacos son unas personas que se preocupan mucho del medio ambiente y se nota.
9.- Es muy fácil hacer deporte y sale, además, barato. Entre otros, se puede patinar en invierno, escalar siempre que el tiempo lo permite y, todo el año, ir en bici por una red de carriles bici que conecta todas las áreas de la ciudad.
10.- Comparada con otras capitales europeas, Viena es bastante barata. O sea que, con un sueldo normal, uno puede permitirse ciertos lujos, como comer fuera de casa de vez en cuando o comprarse algún caprichito. La vivienda, por supuesto, está a años luz de los precios españoles.
Estas son mis diez razones, pero seguro que, si hay lectores de Viena, se les ocurren algunas más. No os cortéis, ¿Eh? No os cortéis.


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Comentarios

4 respuestas a «Diez razones para amarte»

  1. Avatar de JOAKO

    Lástima que el idioma no sea mi fuerte, porque si además fuese un idioma fácil de aprender para un latino…

  2. Avatar de amelche

    Hola Paco:

    Estoy aquí en el instituto en el recreo con mi compañera, que se va a Viena el viernes 19 hasta el domingo, enseñándole tu blog para que sepa qué sitios visitar. Si tienes alguna recomendación, avisa.

    Saludos de M.Carmen y Ana.

  3. Avatar de Paco Bernal

    Hola!
    Gracias por vuestros comentarios:
    A Joako: la verdad es que el idioma es lo peorcillo. Pero todo es ponerse y,además, la inmersión cultural ayuda mucho…Además, el esfuerzo merece la pena 🙂
    A Amelche: me remito a la entrada que va encima de este post. Espero que a tu amiga le sea útil y que se lo pase fenomenal aquí.
    Saludetes 🙂

  4. Avatar de Jorge

    Gran ciudad. Indudablemente, creo que has expresado unas muy buenas razones y comparto tu idea de que las ciudades cuando llegan a los 2 millones es mejor que dejen de crecer.

    Un saludo!

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