Sissi y Michi(*)


¿Y qué tienen que ver estas dos personas?

(*) Diminutivo alemán de Michael

 

29 de Junio.- Cuando una noticia barre el mundo como lo ha hecho la súbita muerte de Michael Jackson resulta evidente que la Humanidad funciona como un gran cerebro en el que la mediocridad reina sin ningún tipo de competencia.
De cada fenómeno, cuatro cosas. De cada muerto, cuatro rasgos simples y definitivos. No damos para más. Desconecten sus masas encefálicas, que llegan las vacaciones.
Así, Lady Diana Spencer será para siempre Santa Diana (aunque su santidad empiece ya a diluirse en el recuerdo y ya no queden de ella más que unas fotos sosas de Mario Testino y sus dos hijos: uno con las orejas cada día más grandes y aquejado de alopecia galopante; y el otro, enfermo de una desubicación existencial que le hace muy parecido al único hijo de la Pantoja y de Paquirri).
Y Michael Jackson…¿Qué será Michael Jackson cuando pase la polvareda levantada por su cortejo fúnebre? Me lo preguntaba hoy mientras leía el periódico.
Porque Diana, a pesar de que yo piense que era una trepa, una bruja manipuladora y una sujeta pasiva-agresiva de mucho cuidado, tenía cierta cualidad humana que Michael Jackson había perdido hacía mucho tiempo.
Los resultados de la primera autopsia revelan que la carcasa del antiguo niño prodigio, a los cincuenta y un años, presentaba las mismas características que la de otra difunta ilustre que ha aparecido a veces en este blog: la emperatriz de Austria, Elisabeth, más conocida en el siglo (en su siglo) como Sissi.
Como ella, Michael Jackson estaba severamente desnutrido, y su cuerpo presentaba mútiples señales de maltrato (autoinfligido, probablemente). Jackson no tenía tabique nasal y las horrorosas cicatrices de la cirugía plástica le habían dejado con el aspecto de un leproso de Calcuta. Estaba calvo y probablemente el tacto de su piel tenía esa cualidad fría y húmeda del material que se utiliza para fabricar los flotadores para niños.
Yo tengo la teoría de que Michael Jackson llevaba varios años muerto, vagando de aeropuerto en aeropuerto, como la emperatriz Elisabeth; doliente de sí mismo, sin encontrarle a su vida un objetivo definido.
En su caso, después de haber sido el niño mimado del mundo mundial, el anonimato que en los últimos años protegió la vida de la emperatriz austriaca era mucho más difícil en su caso. También a Sissi, aunque estaba loca perdida, las cosas como son, no le dio por hacer cosas raras con los niños pequeños (aunque yo estoy convencido de que Jackson nunca fue un pedófilo, sino solamente un tipo aquejado de un extraño amor por lo morboso; las fotos de su casa de Neverland dan más dentera que otra cosa). Y, por supuesto, la emperatriz austriaca vivió en la edad de piedra de los paparazzi. Pescarle “un robao” como se dice en la jerga, debía de ser un tanto difícil con aquellos armatostes con flash de magnesio.
En fin: el fallecimiento legal de Michael Jackson no ha sido más que un trámite para alguien que como Sissi, llevaba ya varios años en el mundo viviendo de prestado; alargando su estancia en una fiesta que hacía mucho tiempo que había dejado de tener gracia.
Probablemente, Michael Jackson era una especie de monstruo que se había trabajado su monstruosidad a conciencia. Debió de empezar como Maradona: el clásico caso de un niño de extracción humildísima que se ve catapultado a un olimpo para el que no está preparado. Las primeras experiencias con las drogas, una vida afectiva muy lejana de lo normal. Amor de garrafón, anemia de caricias. Y de ahí, todo seguido en dirección al tabique de platino.
Lo curioso de este caso es que, si uno escucha con desapasionamiento los elogios dedicados al muerto, nota uno que son tan plásticos como lo fue Michael Jackson en vida: él, y su música (salvo al principio, claro). Unos elogios fúnebres dichos sin convicción, como los que se dedican a un mueble que nos gustaba mucho pero con el que, al cabo de los años, no hacemos más que tropezar. En realidad, se tiene la sensación de que todos los apuntes biográficos, todas las palabras de cariño lo que hacen, en realidad, es enmarcar un agujero: un vacío horroroso y negro, una planicie lunar: una vida que se deslizaba por el tiempo sin ningún objetivo. Como un río que corriese sin un mar en el que morir.

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3 respuestas a «Sissi y Michi(*)»

  1. Avatar de Jorge

    Hola Paco, sobre Michael Jackson también han corrido ríos de tinta y se han dicho en los últimos días cantidad de cosas.

    Creo que has definido muy bien muchas de ellas. En algunas coincido y en otras no tanto, pero lo que si que quiero decir es que ahora en los telediarios no se ven más que posibles hipótesis de como ha muerto, de si ha ingerido ésto o lo otro… en fin, soy de la opinión que ha muerto uno de los grandes de la música. Con eso hay que quedarse. A mi verle bailar el Moonwalker o escuchar el disco “Dangerous” es un placer para mis oídos y mis ojos. Y si se ha muerto, se ha matado… son temas que a mi, personalmente, no me interesan. Aunque coincido contigo que en los últimos tiempos estaba ya un poco fuera de esta dimensión.

    Tal y como dices, en tiempos de Sisi, no existía la prensa rosa para desgranar las circunstancias de su muerte. De eso se libró. ¿Qué habría pasado de haber existido en la muerte de Elvis, Janis Joplin y companía?… creo que algo parecido a lo que está pasando ahora…

    Un saludo!

  2. Avatar de JOAKO

    Personalmente soy lo menos mitomano que “ha pario madre”,no tengo mitos y tengo pocos personajes que me hacen tilín, y los que admiro de manera mas intensa, todo lo intensa que yo puedo admirar, son personajes de ambitos distintos a los que ahora se prestan a tal mitología. Adoro a Vermer, a Rotko, a Picasso, a Mozart, Bach, Escarlatti,Duchamp,Lorca,Platón, Aristoteles,Rousseau, voltaire,Modigliani,Miguel Angel, Leonardo Da Vinci,goya, Velazquez,Salmerón,Rasputín,olof Palme,Fleming,Volta, Volterra,La place,klimt,El greco,Santa Teresa de Avila, San juan de la Cruz,Fray Luis de León,teresa de Calcuta, Vicente Ferrer,David Bellamy, Richard Atemborough,Silvia Plant,Buster Keaton, Charles Chaplin,Oliver Hardy, Stan Laurel,Harol Lloid,Helena de troya….
    En fin teniendo tanto donde escojer me parece muy pobre beber los vientos por Lady Diana Spencer, que nunca me cayo bien, o Michael jackson, que tampoco, creo que la mitología está cayendo bajo mínimos, aunque tal vez adolezco de falta de perspectiva, y muchos de los citados me hubieran decepcionado de haber sido chetaneo suyo…aunque lo dudo, porque en la actualidad también tengo mis admirados, pero otro día te hago la lista.
    Por cierto ¿alguien me puede decir para que sirve dormir en una cámara hiperbarica?…si al final se ha muerto a los cincuenta de un infarto…

  3. Avatar de emilse valencia
    emilse valencia

    Hola Paco, me gusta como escribes. Ha sido una agradable sorpresa encontrar accidentalmente tu espacio,seguramente a partir de ahora lo buscaré. Me gustó casi toda tu reflexión sobre Michael Jackson, coincido con respecto a que en sus últimos años pareció perder brújula; sin embargo he de confesarte que me pareces un poco duro, diríase que insensible en tu comentario. Serías maravilloso como analista si en aras de tu verdad no le regatearas reconocimiento a quien nos guste o no escribió una de las más espectaculares páginas en la historia contemporánea, no sólo en lo que a espectáculo se refiere, sino como todo un fenómeno sociológico,capaz de sentar las bases de una mercadotecnia global en torno a su obra, redimensionando el concepto de estrella mundial, unificando en un solo lenguaje -el suyo, a través de su música, su danza, videos y hasta vestuario- a seguidores de distintas razas, culturas, idiomas, economìas, en fin. Lo mismo puedes ver a un latinoamericano, un europeo, asiático o africano cantar, bailar o vestir al estilo Michael Jackson, si eso no es globalización mercadológica cultural, entonces no sé que sea. Por último, quisiera saber quién a lo largo de su vida no ha sufrido alguna crisis existecial de esas en las que parece no haber brújula, principio o fin, máxime cuando se arriba a lo que se considera la plenitud adulta, entre los cuarenta y cincuenta años.

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