11 de Octubre.- Hoy hace cuatro años que me mudé definitivamente a Viena y también hace uno que, más tristemente, falleció Jörg Haider en una piña automovilística.
Como puede verse en las fotos que acompañan a este post, el domingo ha amanecido fresco, nublado y otoñal; propicio para la recogida de la castaña, a la que los vieneses se han aplicado (tengo fotos, aunque no las publique) bajo la hojarasca de los castaños de la Prater Hauptallee.
Yo he preferido salir con la cámara a fotografiar las casas de pisos de estilo Art Decó que hay cerca de mi barrio.
Son todas viviendas de protección oficial que el gobierno austriaco construyó a principios de los años treinta, para impulsar la economía y como una decisión política abiertamente de izquierdas, durante lo que se llamó la Viena roja.
Como puede verse, en las fachadas de las casas, en grandes letras de una tipografía muy familiar para los que vivimos en Viena, está escrito que el bloque lo ha construido la municipalidad vienesa y los años en los que la obra se llevó a cabo.
Como puede verse, se construyó una gran manzana de viviendas en el mismo estilo, lo cual, salvo por los coches, da la sensación de un viaje a principios del siglo XX. Las viviendas tienen un vago parecido con castillos o con las fantasías futuristas de Fritz Lang.
Mola también que, en lo posible, las labores de mantenimiento han respetado los elementos originales como, por ejemplo, las puertas de madera y las luminarias, como la lámpara que se ve en esta foto.
Aquí, más de cerca.
Las casas están llenas de detalles decorativos geométricos que, por su economía, contrastan enormemente con los edificios colindantes de la época de la monarquía Habsburgo, la mayoría de los cuales están construidos en los matices más diversos del modernismo (de lo más elegante, a lo más ordinario).
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