Maratón de Viena 2010

El maratón de Viena también es una ocasión para la reivindicación y el esparcimiento. En la imagen, dos socios de Greenpeace bailando el vals (aunque no se oiga).

18 de Abril.- Hoy me he levantado temprano. Quería ver personalmente la salida del Maratón de Viena, que se ha celebrado hoy. Es el acontecimiento deportivo más grande de Austria. Sale todos los años de las cercanías de la UNO City (sede de la ONU) y recorre todo el centro de la ciudad hasta el palacio de Schönbrunn.

Aunque habría que decir que, más que un maratón es un conjunto de maratones superpuestos; porque, en el mismo espacio y día coinciden varias carreras patrocinadas por otras tantas empresas. Además de ser una ocasión señalada por su naturaleza, el maratón también resulta un escaparate humano de primer orden, en esta ciudad en la que la gente no es propensa a estas manifestaciones multitudinarias. Por lo mismo, resulta un festín para un fotógrafo aficionado como yo. Un apasionado del rostro humano, de la expresión. De la belleza, de la fealdad. De la juventud, de la edad. Una persona a la que, un día de estos, le van a partir la cara, porque cuando ve un rostro interesante siente un impulso irrefrenable de fotografiarlo.

Cuando pensé en cubrir este maratón decidí concentrarme en las caras. Incluso ayer, como mis lectores habrán podido ver ya si se han pasado por mi cuenta de flickr, salí con la cámara “a calentar el dedo” fotografiando deportistas en la Prater Hauptallee; intentando en lo posible pensar en el tipo de fotos que me gustaría hacer, cogiéndole el tranquillo a un zoom de 200 mm que tengo.

Total, que hoy me he levantado a las siete y me he puesto en la Donauinsel. La emoción se palpaba en el ambiente, los nervios. El metro venía abarrotado de corredores de todas las edades (algunos y algunas, vamos a reconocerlo, casi hubieran hecho mejor quedándose en casa, porque la verdad uno temía por su salud). La mañana estaba fresca, pero soleada y yo, la verdad, he disfrutado como un gorrino en una charca.

He andado todo el recorrido de la maratón hasta el centro de la ciudad (mis lectores vieneses se harán a la idea de que esto viene a ser como unos diez o doce kilómetros) y al acabar tenía un respetable dolor de pies, pero el chip de la cámara lleno de caras que dejo a mis lectores, como siempre, aquí.

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