20 de Noviembre.- Como ya tengo dicho, los austriacos son gente muy apegada a las tradiciones. Gentes amantes de las rutinas anuales. En Austria, la manera de tener éxito es organizar cosas que pasen con una cierta cadencia. Así pasa que, por estas fechas, están llenos los mercadillos de navidad, se empiezan a convocar bailes y, como no, los ecologistas más radicales se precipitan a las calles a manifestarse contra el uso de prendas de piel (aunque, por lo que yo he visto, muchos llevaban zapatos de cuero; pero como siempre hubo clases, debe ser que la vida de las terneras que se sacrifican para que ellos puedan tener sus Doctor Martenses menos importante que la de los tiernos visones, las húmedas nutrias y las simpáticas chinchillas). En fin.
También como suele suceder en Austria, había más policías con cara de palo que manifestantes vociferantes. Austria, aparte de un país de tradiciones es también un país de orden.
Yo, he puesto a funcionar la cámara y aquí, como siempre, dejo unas fotos para que mis lectores se hagan una idea de esta arraigada tradición transalpina.
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