Terremotos en Viena

Piedras de los druidas
Gmünd (Archivo Viena Directo)

 

12 de Mayo.- Los habitantes de la población española de Lorca (Murcia) han pasado la última noche en blanco. Ayer, a eso de las cinco de la tarde (hora más taurina) la tierra tembló y, aparte de causar cuantiosos daños materiales, el temblor de tierra ha segado la vida de una decena de personas. Entre ellas, un chaval de 12 años.

Lo que poca gente se imagina es que Viena y su región son también una zona relativamente propensa a bailar el aserejé sísmico.

Se debe a la llamada Línea Termal que, en condiciones normales, también propicia la existencia de los balnearios de aguas tibias que hacen las delicias de los habitantes de esta ciudad durante los duros inviernos centroeuropeos. Estos manantiales de agua caliente procedente de las entrañas de la tierra son conocidos desde la época romana.

La llamada Línea Termal atraviesa los valles de los ríos Schwechat, Triesting y Piesting y, en su camino, suministra agua caliente a balnearios tan conocidos como los de Baden, Bad Vöslau, Bad Fischlau y las termas de Oberlaa. A su paso por Viena, la Línea Termal recorre el oeste de Viena. Concretamente, pasa por debajo del Leinzer Tiergarten (famoso parque en donde esta la Hermes Villa, que era la casa que Sissi utilizaba cuando quería ausentarse de la corte) y los distritos de Hietzing y Mauer.

Debido a su naturaleza geológica, todos los años se registran en esta zona varios temblores de poca importancia. Sólo una vez cada cincuenta o sesenta años la cosa pasa a mayores. El terremoto más fuerte del siglo pasado se registró el 8 de Octubre de 1927, registrado en la localidad de Schwadorf. El último terremoto de importancia se produjo en fecha tan lejana como 1972 y fue, eso sí, de una intensidad de 7 en la escala de Richter (vaya, que a los japoneses no les tenemos ninguna envidia).

De todas maneras, para tranquilidad de todos los residentes en Viena, la actividad sísmica de la zona es vigilada muy de cerca por el Conrad Observatorium, que es un organismo que depende de la Entidad Central para la Meteorología y la Geodinámica (ZAMG, por sus siglas en alemán) que tiene repartidas un total de 15 estaciones de medición sísmica por todo el territorio austriaco.

El observatorio Conrad se llama así en homenaje al famoso meteorólogo austriaco Victor Conrad (1876-1962) y su sede se encuentra en Muggendorf, en Baja Austria, aproximadamente a 45 kilómetros de la capital.

La presencia de la Linea Termal testimonia una actividad volcánica latente. De hecho, en el oeste de Viena se han localizado varios focos muy menores de actividad volcánica que tuvieron su época dorada (por llamarla de alguna forma) hace doce millones de años.

De los residuos de aquella actividad geológica seguimos disfrutando los hombres en la actualidad, pues los detritos lanzados por los volcanes, combinados por la sedimentación fluvial, terminaron produciendo unos suelos ideales para el cultivo de los caldos con los que los vieneses, de adopción o de nación, nos castigamos el hígado.

No todo iba a ser malo, ¿Verdad?


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.