El internado de los horrores

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Austria se debate entre la incredulidad y el terror (Archivo VD)

 

20 de Octubre.- En estos días, Austria entera se debate entre el horror y la incredulidad.

Recientemente, han aflorado a la luz pública los casos de abusos cometidos a niñas en el antiguo internado deWilhelminenberg (hoy un hotel) desde la segunda mitad de los años cuarenta hasta el cierre del establecimiento, a principios de los setenta.

Dos hermanas, antiguas internas, se pusieron en contacto en 2010 con la organización Weisser Ring (Anillo Blanco) al objeto de denunciar los malos tratos físicos y sexuales de los que habían sido objeto durante el periodo en que estuvieron internas en el Wilhelminenberg. Relataron toda una historia de crueldades, prácticas sádicas y violaciones sistemáticas en las que resaltaron la complicidad de las cuidadoras del centro.

Una de ellas fue interrogada en el mismo 2010 e, incluso, la fiscalía llegó a presentar cargos. El caso, sin embargo, fue sobreseido, porque la ley austriaca establece un plazo de prescripción de 20 años para este tipo de delitos y los hechos habían sucedido a finales de los años sesenta.

Lo más escandaloso de la historia del internado es que los abusos eran conocidos por las autoridades desde hacía años, concretamente desde 1974, año en que la político socialista Irmtraut Karlsson presentó un informe (Verwaltete Kinder) ante la Magistratabteilung 11 de la ciudad de Viena con los resultados de la investigación que, ayudada por un equipo de estudiantes, había llevado a cabo en 34 internados de la capital austriaca.

De los centros que Karlsson y su equipo examinaron, sólo 11 cumplían con los mínimos estándares de protección a la infancia. En los otros 23 la violencia y las prácticas humillantes eran el pan nuestro de cada día.

Hoy en día, la político no tiene ninguna duda al afirmar que los internados eran“auténticas cárceles para niños”.

El informe de Karlsson se publicó pero la magistratura la obligó a ocultar con una clavelos nombres de los internados a los que se referían las informaciones más escabrosas.

Por ejemplo, la denuncia de Karlsson que, en una de estas instituciones, un internado privado situado en Altenberg, había llegado incluso a presenciar personalmente los abusos sexuales a una niña de ocho años. No hubo denuncias, el internado no fue cerrado pero “la ciudad dejó de mandar niños a él”.

Los testimonios de algunos cuidadores le dan enteramente la razón a la político.

Los miembros del personal que, después de casi cuatro décadas, siguen vivos (hoy, todos jubilados) admiten que los hogares como el Wilhelminenberg eran regidos “con métodos militares” pero, naturalmente, niegan la existencia de cualquier tipo de abuso sexual.

Disculpan los malos tratos aduciendo que, en los hogares para niños sin recursos estaban empleadas personas que no tenían la cualificación necesaria (ungebildet) y saturadas de trabajo (überfordert).

Sin embargo, las dos hermanas que, por el camino, han sido indemnizadas por la ciudad de Viena, cuentan y no paran sobre las atrocidades cometidas con ellas y con otras niñas.

Desde obligarlas a comer su propio vómito hasta palizas y violaciones sistemáticas por parte de hombres de fuera de la institución.

En sus testimonios señalan a una tal “Schwester Linda” (Hermana Linda, las cuidadoras eran llamadas “hermana” aunque no tenían ninguna vinculación religiosa) como la más sádica de las cuidadoras.

En declaraciones al diario Kurier, la “Hermana Linda” utiliza el mismo argumento que Santiago Segura en “Airbag” aquello de “si es que se visten como p…”.

La entrevista completa, que no tiene desperdicio,aquí.

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