Amerlinghaus: problemas en el paraíso

La chica de la gorra
Al rojerío siempre ha dado más gusto mirarlo: las cosas, como son (Archivo VD)

 

8 de Noviembre.- Cuando llega la primavera y en las calurosas noches del verano vienés (o sea, cuando las hay) se froya uno especialmente al acercarse por la Amerlingbeissl (Stiftgasse 8, distrito 7) y tomarse una(s) cerveza(s).

Alegra especialmente el sentirse rodeado de tanta fecunda, valiente y hermosa resistencia antisistema, porque es bien sabido que, si bien la derecha tiene el glamour, siempre ha dado más gusto mirar al rojerío (oye: las cosas, como son).

En el bonito patio biedermaier, que tiene algo de vecinal y recoleto, resuenan las risas de los niños que corretean entre las mesas (espectáculo infrecuente en los serios restaurantes vieneses) y, si uno se queda el suficiente tiempo (no es difícil, el ambiente es agradable) uno puede encontrarse con gentes que vienen a utilizar el salón de actos del edificio para discutir sobre los temas más variados.

Gente de esta tan maja que alarga sus flamígeros discursos a base de abusar de ese estilo ortosexual tan de moda entre cierta peña que va de guay (a saber: “los compañeros y las compañeras de la guerrilla maoista independiente e independienta por la liberación de Ghana…” y por ese palo).

Sin embargo, puede ser que este trocito del paraiso tenga los días contados y que la tertulia juevesina tenga que buscarse el verano que viene otra sede en la que cantar los grandes éxitos de Georgie Dann o Jesulín de Ubrique.

La Amerlinghaus, que actualmente es utilizada por más de cincuenta grupos (y grupas) de compañeros (y compañeras) como lugar de reunión, discusión y tapeo, está amenazada de cierre por culpa del perverso dinero que todo lo envenena.

La situación es tan dramática que, a finales de octubre, la compañía eléctrica le ha cortado la luz a los inquilinos de la casa de Neubau.

Según informa el periódico Standard en su edición digital, que cita fuentes de la asociación cultural Amerlinghaus, que gestiona el espacio, el importe de las deudas a fecha 15 de Octubre era de60.000 asquerosos eurazos.

Hombre y mujer
A lo tonto modorro, Neubau se ha convertido en uno de los barrios más solicitados de Viena (Archivo VD)

 

Cabizbajo y cariacontecido, Herr Bettelheim, portavoz de la organización, explica que el endeudamiento se ha producido por la explosión de costes que conlleva el que la asociación Amerlinghaus esté asentada en el distrito 7 (Neubau) el cual, a lo tonto modorro, se ha convertido en uno de los más caros, molones y solicitados de la ciudad.

Y si los costes han subido, los ingresos que se cifran, sobre todo, en 250.000 Euros anuales de subvención que aporta la ciudad de Viena, no han subido desde hace nueve años.

Así las cosas, ni a Herr Bettelheim ni a los cuatro empleados de la Amerlinghaus les salen las cuentas.

“Tenemos que ver cómo recortamos costes”, admite el pobre hombre.

Pero lo cierto es que la cosa no es fácil, porque los propietarios de la bonita casa del siglo XVIII en donde la Amerlinghaus tiene su sede (la sociedad pública Gesiba) tampoco están por reducir el alquiler mensual.

La ciudad de Viena ha ofrecido a la Amerlinghaus nuevas sedes, en el mismo barrio de Neubau o en Mariahilf, pero claro, después de 32 años de hacer la revolución desde el mismo sitio (que se dice pronto), los compañeros y las compañeras de los cincuenta grupos y grupas no están por la labor de irse con la música a otra parte. Y es que, hasta la gente de ideas más avanzadas con respecto a la propiedad, termina desarrollando lazos afectivos con los sitios y los edificios.

“Tendrá que haber cambios, pero no sabemos cuales”, admite Bettelheim.

La portavoz de los verdes para esta cuestión, Frau Martina Wurzer, se ha propuesto reunirse esta semana con todas las partes implicadas para ver de encontrar una solución.

A ver si tiene suerte, la mujer.


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