20 de Mayo.- Viena Directo siempre al pie de la noticia, e incluso, antes de que pase. Como mis lectores saben por la última entrada, estos días he estado de vacaciones. Aunque no saben dónde ¿Lo adivinan? En el norte de Italia. Con la coincidencia de que, apenas veinticuatro horas antes del terremoto que ha causado cinco víctimas mortales, yo estaba en Ferrara, ciudad patrimonio de la humanidad, que apenas dista diez kilómetros del epicentro del sismo.
¿Qué puedo decir de Ferrara salvo que es una ciudad preciosa? Cuando llegué, el viernes, era día de mercado. Estaba bastante nublado y yo, como me gusta hacer, estuve rebuscando en los artículos de los puestos. Me compré dos pañuelos para el cuello (porque en Italia si eres hombre, y no llevas un foulard enrollado a la laringe, no eres nadie).
Cuando estaba pagando, empezó a llover. Un chaparrón de primavera, y todos los ferrarenses corrieron a refugiarse bajo lo primero que encontraron. Muchos, hayaron consuelo a su remojón en los soportales de la espléndida catedral (de verdad que es espléndida y recomiendo a mis lectores que la visiten). Otros, mientras iban en bici (en Ferrara, lo mismo que en Bolonia, todo el mundo se desplaza sobre dos ruedas) abrieron el paraguas riéndose mucho del incidente climático. Pronto, salió el sol, y yo me tomé un espresso en un café que daba a la plaza, viendo el ir y venir de la gente, que es, junto con fotografiarla, lo que más me gusta en el mundo.
Después, cuando volví al coche, paré –se está convirtiendo en una tradición- a cortarme el pelo. Y me lo cortaron muy bien y, mejor aún, sin estafarme, como yo me había temido. Porque en Italia hay que andar con cien ojos por las cosas que no te incluyen en las cartas de precios.
Un chaval muy majo, que se tomó mucho tiempo conmigo y que, incluso, hasta quiso darme conversación. Encontramos un punto de encuentro entre mi italiano aprendido en placenteras sesiones operísticas y su español de cuatro palabras. Ahora, mirando atrás, me parece la calma anterior a la catástrofe.
Más fotos de Ferrara y de Bolonia, como siempre, aquí.
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