Viento del pueblo

Pensiones dignas YA
Nunca es demasiado pronto para empezar a pedir (A.V.D.)

24 de Julio.- Hay un tebeo de Asterix (creo que es Las Doce Pruebas) en el que el galo y su robusto amigo Obelix llegan al Sáhara, en donde no cesan de encontrarse gente, hasta el punto de que Asterix no tiene más remedio que decirle a su amigo:

La verdad es que este desierto está muy poco desierto.

A mí, en Viena, me pasa igual.

¡Qué engañado estaba yo al pensar que, viniéndome aquí, iba a ser un ejemplar único, que la masa aborigen sólo me tendría a mí para volverse loca por unas carnes morenas!

Pues no, señores: la capital danubiana está hasta la bandera de españoles de todas las procedencias que se ufanan de las ventajas que ofrece esta tranquila y recogida metrópoli, al tiempo que rajan a voz en cuello por sus diferentes ámbitos.

Di que estaba yo ayer en el metro, estación Universidad, esperando la siempre parsimoniosa línea dos, cuando se pusieron a mi lado dos chavales celtíberos que pronto se dieron a la tarea de comentar los sucesos del día (o sea, y si hay que atender al tamaño de la letra de los titulares de a palmo de El País y El Mundo, hablaban del principio del apocalipsis financiero). Bien oirán mis lectores lo que dijeron:

Hoy me he conectado a internet para ver cómo estaba mi abuelo y he estado leyendo el periódico. Qué asco, tío, la prima de riesgo a seiscientos cuarenta.

Pues yo creo que nos tenían que intervenir de una vez y a tomar por culo todo. Igual venía alguien que supiera hacer las cosas y empezaba a recortar de verdad –y señalizando los recortes, añadía: ¡Tú, a la puta calle! ¡Y tú, venga!

La propensión de su amigo a mandar cristianos al paro pronto enardeció al otro, que no tardó en declararse partidario de una drástica reducción del sector público:

Eso, eso. Pero gente de fuera. Porque el político –español, se conoce- empieza a recortar ¡Venga, tú, fuera! ¡Y tú, venga! Pero luego llega a uno y le dice por lo bajini: venga, tú no, tío, que eres colega y, claro, lo jode todo –por cierto: la decidida apuesta de los chavales por la cervantina claridad en el lenguaje no es recurso literario del autor, sino producto, sospecho, de la ESO. Sigamos:

-¡Y luego van y dicen que sobran no sé cuántos miles de concejales! Pero si es que ellos mismos, macho, están reconociéndote que no valen ni para tomar por culo, que están ahí para chupar ¡Y los de Izquierda Unida diciendo que así recortan la democracia!

Los de Izquierda Unida ¡Otros iguales! ¡Valientes payasos! Dicen que son la voz del pueblo, pero son la misma mierda.

En estas estaban cuando el metro entró en la estación. Yo entré al vagón haciendo bien visible mi libro en alemán y poniendo cara de ajo, a tono con la ciudadanía aborígen, con la intención de que no se dieran cuenta de que los estaba atendiendo y poder seguir cotilleando (que de eso vive el escritor, seamos sinceros). Los dos chavales se colocaron detrás de mí. El que rajaba en contra de los de Cayo Lara empezó a mostrarse favorable a practicar una sana abstinencia informativa:

Yo antes,tío, veía la tele y escuchaba las tertulias, pero ya me he desilusionao.

-¡Si es que dicen lo que quieren! Mira el Urdangarín –precedía al nombre del Duque de Palma un calificativo poco amable que dejaba la moral de la pobre suegra de la Infanta Doña Cristina a la altura del betún- claro, como es el yerno del Rey…Llegaba el colega y le decía a un empleado: tú, hazme un informe falso.

-Estás de coña.

-Que no, tío, que no. Pero ¿Tú crees que le van a hacer algo? Le darán largas, largas, hasta que la peña se olvide y luego…

-A seguir robando.

 Los dos sénecas se separaron el la siguiente estación y yo llegué a la conclusión de que los políticos, o bien no viajan en metro, o cuando viajan llevan el mp3 puesto.


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Comentarios

2 respuestas a «Viento del pueblo»

  1. Avatar de amelche

    Yo creo que los políticos no van en metro, por eso no se enteran de nada.

  2. Avatar de victoria
    victoria

    ¡Claro que no viajan en metro¡ Podrían ocurrir entonces que les lincharan, y ellos no son tan tontos como para dejar que lo hagan, para eso son el Estamento Privilegiado, la Nobleza del Antiguo Régimen. ¿O no es así? Y ya sabe todo el mundo qué paso con ellos, cómo el Pueblo se levantó en armas y acabó con ellos cerando una nueva sociedad. ¿Ocurrirá ahora eso? Cómo dice Perez-Reverte, ya se acercan Los Bárbaros (Kavafis) y quizá sean ellos la solución.

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