Paul Scharner provoca una tormenta en un vaso de agua

Fútbol
A.V.D.

23 de Agosto.- Si hacemos una foto de situación de España y de Austria hoy, día 23 de Agosto del año del Señor de 2012, se puede decir que, en la mayoría de las cosas, la pequeña república centroeuropea  le da sopas con onda a Celtiberia.

Sólo hay dos apartados en los que, comparada con Austria, España es imbatible. A saber: a pesar de los intentos de la isla griega de Ikaria de remediarlo, Austria no tiene ni un solo kilómetro de playa. Aquellos ciudadanos transalpinos que quieran refrescarse en agua salada, tienen que coger el coche, el tren,el avión o el triciclo y acercarse a las costas adriáticas. La segunda cosa en la que brillamos con luz propia (valga la cursilería) es, por supuesto, el fúrgol. El centroeuropeo es entrañablemente ridículo, mientras que el español es una gran industria que mueve al año miles de millones. Se puede decir que, mientras que España es una superpotencia, Austria anda en esto, tirando por lo alto, al nivel de Djibuti. En fin: no se puede tener todo en esta vida.

Los furgolistas españoles (o que juegan en la liga española) tienen categoría de estrellas a nivel mundial, lo cual significa que, aparte de por sus méritos pateando el cuero, también se habla de ellos por su vida privada o por aspectos paradeportivos (el caso del novio de Shakira o los posados de Cristiano Ronaldo con su novia o en soledad). Austria, tuvo un momento breve de gloria (Hans Krankl y nuestro buen amigo, el Toni Almohadas –Toni Polster) y despues se hundió en la mediocridad que la acompaña hasta el día de hoy. La selección nacional austriaca es, aunque cualquier comparación esté fea, como nuestros cantantes y cantantas cuando van a medirse con las voces de otros países en esa feria que es Eurovisión. Los medios locales siempre insisten en que los jugadores rojiblancos parten como favoritos, y luego…Pues eso: que no les da nadie los “tuelf points”.

Por eso resulta entrañable el bochinche que se ha formado porque uno de los pocos jugadores medio buenos que tiene Austria, Paul Scharner, el cual actualmente sirve en la escuadra del equipo alemán HSV, tras haber pasado por un ramillete de equipillos de segunda europeos, decidió abandonar la selección nacional austriaca unas pocas horas antes de que se diera un choque con morbo :el que enfrentó la semana pasada a la selección de este país contra un combinado turco. Partido que era válido, por cierto, para la clasificación del Mundial que se celebrará, Dios mediante, en 2014. El enfrentamiento, a pesar de la ausencia de Scharner, terminó en victoria para los centroeuropeos, que dejaron a los eternos aspirantes a entrar en la Unión Europea con un palmo, al cascarles dos goles.

Según la Federación Austriaca de Fúrgol (ÖFB) la deserción de Scharner se produjo porque, el jugador, convencido de que su concurso es lo único que puede lograr que la selección nacional austriaca llegue al mundial, le pidió al técnico del equipo que le garantizase por escrito un puesto en todos los partidos que la selección dispute con el fin de clasificarse para el campeonato del mundo. El seleccionador se negó y Scharner, según parece, hizo las maletas y se dio el piro.

La versión del jugador es algo distinta. En primer lugar dice que él no huyó cobardemente, sino que fue el entrenador el que le puso de patits en la rue, y le dijo que otros dos jugadores del equipo eran mejores que él. Que él no pedía un puesto en la selección, sino respeto, que valoren su trabajo, que le quieran, o sea.

También dice que es mentira que haya anunciado que, como decía Rocío Jurado (q.e.p.d.) no volverá “más nunca al AVE”, esto es, que no jugará nunca más para Austria (lo cual, en la mente de muchos, es como si hubiera renunciado a la nacionalidad) sino que esperará a que “su corazón le indique” que su presencia en el combinado nacional es necesaria.

Y se quedó tan ancho.


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