Frank Stronach funda un club

02052008 003
A.V.D.

 

¿Deben los laboratorios que fabrican la Viagra programar un aumento de la producción? Para muchos, las similitudes entre la situación actual y la época del ascenso el poder de Silvio Berlusconi son alarmantes.

26 de Octubre.- como mis lectores saben, anda el gallinero político austriaco revolucionado por la irrupción de Frank Stronach.

El muchimillonario austro-canadiensea aspiraba a fundar a lo que, en el parlamento austriaco, tan anglófilo él, se llama un club.

Para ello, debía conseguir que cinco diputados abandonasen la fuerza a la que estaban adscritos y se pasasen con armas, bagajes (y a ser posible, también con el acta) al partido de Stronach. Cualquiera que leyese los periódicos con un poco de vista, estaba en condiciones de saber que los diputados que Stronach iba a comprar (uy, qué tonto) digo, a convencer, estarían en la bancada del BZÖ partido fundado por el difunto Jörg Haider que, si todo va como parece, desaparecerá en las próximas elecciones generales.

Desde que El Ausente, se piñó contra un muro de hormigón, el BZö es un barco que se hunde en las encuestas imparablemente. Dado que en su mayoría (y a las pruebas judiciales me remito) todos los que se apuntaron al BZÖ  lo hicieron, básicamente, para trincar lo que se pudiera, no hay que ser muy listo para predecir que, en cuanto apareciera un clavo ardiendo al que agarrarse, los pocos que aún no habían encontrado cobijo en el FPö se dejarían decir qué lindos ojos tienes por Frank Stronach.

¡Ah, la política! Ese arte de estar al servicio de la comunidad.

En fin.

El quinto diputado en quedar deslumbrado por el imbatible carisma (de seductores tonos morados) de Stronach ha sido el Sr. Stefan Markowitz.

Como es natural, la partida de Herr Markowity ha sentado fatal en el BZö, el cual se ha apresurado a poner una querella en la que denuncia los métodos presuntamente arteros de Stronach para comprar (o sea, para convencer) a los honrados diputados del BZö. Estaríamos hablando de cifras de hasta un millón de euracos.

Naturalmente, Herr Markowitz se defiende de las acusaciones argumentando que su partida se debe no al seductor brillo del parné, sino a su firme convencimiento de que Frank (él lo llama así) es lo que Austria necesita en estos momentos de zozobra y crisis financiera.

¿Por qué Frank Stronach debe estr en estos momentos levitando de placer? El estatus de club le da a su partido, automáticamente, un millón y medio de euros de subvención estatal (para Frank Stronach, el chocolate del loro) pero, todavía mejor, obliga a la ORF a invitarle a los debates electorales, a concederle espacio publicitario gratuito y a darle, en suma, notoriedad.

Muchos ven en el asalto de Frank Stronach a la política austriaca una situación que repite, punto por punto, la de la Italia anterior a la aparición de Berlusconi.

Una ciudadanía apática, dos partidos antaño mayoritarios que se debaten entre el amojamamiento y la indiferencia general, un industrial forradísimo y con un pograma populista y superficial. Millones para comprar a quien haga falta ¿Quién da más?

Si bien los laboratorios que fabrican la Viagra no tienen previsto un aumento apreciable de la producción (Stronach no parece ser, al contrario que su colega italiano, un “pishabrava”) las similitudes con el preberlusconismo son realmente alarmantes.

Quedan, sin embargo, resquicios para esperar un triunfo de la sensatez: los cinco tránsfugas son perros viejos en esto del politiqueo. Si Stronach quiere vender renovación, lo va a tener difícil. Asimismo, se trata de diputados oscuros, muy de segunda fila. Lo que puedan dar de sí como cabezas de cartel solo el tiempo lo dirá.


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Comentarios

Una respuesta a «Frank Stronach funda un club»

  1. […] Cuando se acalló un tanto el griterío, el orador que estaba en la tribuna siguió hablando con un aire macarra que, a mí, personalmente, me pareció inaudito. Sobre todo tratándose del parlamento (lo sé: soy un ingénuo). Pronto, los eficaces muchachos de la ORF me revelaron la identidad del energúmeno que, con un acento totalmente rupestre, escupía su discurso con singular desprecio. Se trataba del señor Stefan Markowitz, exdiputado del BZö (ultraderecha) y uno de los nuevos miembros del llamado Team S… […]

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