¿Qué comen los austriacos?

viena.camarero en la rathausplatz
A.V.D.

En los últimos sesenta años la dieta de los austriacos ha experimentado las mismas variaciones que su nivel de vida. Las comparaciones arrojan unos resultados sorprendentes.

25 de Marzo.- Todos hemos pasado por esta experiencia. Sicilia: 1935. Adolescente que se arregla para salir, sale por la puerta de casa, pasa por delante de la puerta de la sala de estar, y la abuela que dice:

-¡Y come más! ¡Que hay que ver qué seco te estás quedando! Qué tontás tenéis los jóvenes ahora con la delgadez.

Y entonces, todos, le hemos explicado a nuestra abuela que antes se comía de manera diferente, que la gente ahora no tiene que estar hermosa (gorda, vaya) para estar guapa y que, lo saludable y lo fenomenal, por el contrario, es estar hecho una sílfide.

O también, a todos nos ha pasado que nuestra abuela nos ha visto comernos una manzana y, moviendo la cabeza, nos ha dicho:

-Pero muchacho ¡Deja esa porquería y cógete un buen cacho de chorizo, que eso se pega al riñón! (combinación con la frase de “las tontás de los jóvenes”, opcional, por supuesto).

A lo que vamos: los hábitos alimentarios de los europeos han cambiado muchísimo en los últimos cincuenta años. Por muchos motivos: primero, porque el nivel de vida en general de los habitantes del continente ha subido mucho desde la posguerra mundial. Y segundo porque la industrialización de la producción de alimentos ha hecho que productos que antes sólo se podían permitir los ricos –o los pobres en navidad, por ejemplo la carne- ahora estén al alcance de todos los bolsillos.

El diario vienés Der Standard ha publicado hoy una comparativa de lo que comían los austriacos en 1955 y lo que constituye su dieta en la actualidad. Y los resultados han sido muy llamativos.

Por ejemplo: a mediados del siglo XX los austriacos comían solamente 47 kilos de carne por persona y año. Hoy, el consumo de carne se ha doblado. Los austriacos comen ahora casi cien kilos de carne como media. Son muy carniceros. Cuanto más pobres, más, añado. A pesar de que, en términos reales, el precio de un kilo de carne se ha multiplicado, por dieciséis en los últimos cincuenta años. Esta realidad contrasta con el desolador espectáculo de las pescaderías de este país. Para un español, sobre todo. Los españoles estamos acostumbrados a pescaderías enormes y muy surtidas. En la mayoría de los supermercados austriacos, la división de pescados –si la hay- está reducida a la mera anécdota.

Un rayo de esperanza lo aporta el consumo de frutas y verduras.Desde 1955, el consumo de verduras y frutas frescas se ha duplicado también. Un austriaco medio se echa al coleto 207 kilos de frutas y verduras. Vaya una cosa por la otra. Otra de las cosas que llama la atención es la cantidad de vegetarianos que hay en Austria. Prácticamente en todos los restaurantes hay un menú para aquellos a los que no les gusta la carne y,en todo el país, un tres por ciento de la población no se comería un filete por nada del mundo. Nada que ver, por cierto, con el 31 por ciento de los indios que no comen carne.

En 1955 como ahora los austriacos son auténticos devoradores de azúcar. De hecho, el azúcar es la droga nacional mucho más que el alcohol (para compensar la falta de luz de días como hoy, por cierto). Los aborígenes de EPR se embaúlan anualmente 37 kilos por cabeza y año.

Y ahora vamos a ponernos catastrofistas. En los últimos sesenta años, los europeos hemos sido los habitantes del planeta que hemos experimentado un mayor incremento de nuestra calidad de vida –un incremento que, naturalmente, se ha visto reflejado en nuestras andorgas- sin embargo, vienen empujando: desde los años ochenta, el consumo de carne de nuestros vecinos los chinos se ha cuadruplicado-. En otras palabras ¿Quiénes se van a quedar sin comer para que los chinos coman pollo asado? La respuesta, en este mismo canal, en próximos capítulos.

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