Leopold Wölfling: una oveja negra en la corte de Francisco José

Escultura del Hofburg de VienaFue el modelo real del Capitán Nemo de Verne y terminó muriendo en Berlín, practicamente en la miseria, como ciudadano anónimo.

26 de Mayo.- El 4 de Julio de 1935 murió en Berlín en la pobreza, de asma, un antiguo austriaco llamado Wölfling. Dos años antes, en un artículo en el Völkischen Beobachters, el periódico del partido nazi, el señor Wölfling se había mostrado totalmente entusiasmado de que otro austriaco (este del bigotillo) hubiera sido nombrado canciller de los alemanes. Antes de morir prácticamente en la miseria, Herr Wölfling había desempeñado todo tipo de oficios para mantenerse a flote: desde actor, a vendedor de cachivaches, e incluso había servido de modelo para un personaje que, a la postre, se haría muchísimo más famoso que él: el capitán Nemo, el enigmático protagonista de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, de Julio Verne. Sin embargo, Herr Wölfling declaró siempre que, a pesar de las estrecheces y los apuros económicos, siempre se había sentido mucho más feliz que durante la vida de lujo y esplendor que dejó atrás.

Esta es la historia de cómo un príncipe se casó con una prostituta y terminó de charcutero.

Leopold Wölfling había nacido en 1868 en Salzburgo. En la pila le pusieron los nombres de Leopold Ferdinand Salvator y era hijo del archiduque de Toscana, Fernando IV, el cual había tenido que salir por pies de la península itálica y se había asentado en la ciudad episcopal. Desde el principio, Leopold Ferdinand Salvator estuvo abocado a una educación tradicional y por eso, a los quince, le mandaron a estudiar a la academia militar de marina, de donde saldría cuatro años después, después de haber completado brillantemente sus estudios. Leopold era un tipo inteligente e imaginativo, si bien con un perfil romántico que hacía que, de alguna forma, no encajase en su encorsetado entorno.

Poco después de entrar en la academia militar, se había enamorado de Elvira de Borbón, una hija del pretendiente carlista al trono español. El emperador, sin embargo, desautorizó el matrimonio por razones de estado y este hecho, como después reconoció Leopold hizo que algo se rompiera algo dentro de él o que quizá se manifestase algo que había estado larvado dentro de su carácter desde siempre. Lo cierto es que nuestro hombre fue convirtiéndose en alguien cada vez más problemático para los protocolarios y algo obtusos miembros de la familia Habsburgo. El punto culminante llegó en Mayo de 1893, momento en el que fue enviado a casa, bajo la excusa de una enfermedad, nada más y nada menos que desde Australia. Leopold había subido al barco en el que servía a una amante disfrazada de marinero.

No fue desde luego el primer escándalo de su vida, ni sería el último, ni mucho menos el menos ruidoso. Después del incidente de “la marinera” Francisco José mantuvo a su pariente en dique seco durante un año y luego lo envió a mandar la guarnición de Brünn, en la esperanza de que la vida militar le tranquilizase. Allí, la oficialidad pronto tuvo motivos para quejarse de la familiaridad (o sea, de la campechanía) con la que Leopold trataba a sus subordinados. No fueron los únicos: pronto, el emperador tuvo también pronto motivos para disgustarse. Y es que Leopold se había llevado a Brünn con él su amante de aquel momento, nada más y nada menos que la prostituta Wilhelmine Adamovics, fichada por la policía, con la que había tenido una hija y con la cual Leopold expresó su intención de casarse. Aquello fue más de lo que el emperador estaba dispuesto a soportar. En 1902, se envió a Leopold a un sanatorio, pretextando otra vez una enfermedad de los nervios. Allí, entre rejas, se le dio a Leopold la ocasión de meditar. Cedió finalmente, y terminó con su relación con Adamovics a la que se echó con cajas destempladas de la lujosa villa que Leopold había comprado para ella y para su hija, no sin antes hacerle prometer que jamás volvería a intentar entrar en contacto con Leopold. El padre del recluso creyó zanjar el asunto comprando el silencio de Wilhelmine con un paquete de acciones.

No lo consiguió.


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Una respuesta a «Leopold Wölfling: una oveja negra en la corte de Francisco José»

  1. […] Continúa hoy la historia del archiduque que abandonó la familia Imperial por la charcutería (viene de aquí) […]

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