Febrero de 1934: 80 años de la guerra civil austriaca (2)

MarienthalDurante el periodo que abarcó de 1927 a 1933, fueron saltando por los aires todas las barreras que se interponían entre Austria y la cordura. Hoy, examinaremos los hechos que condujeron a la decisiva polarización política.

12 de Febrero.- Mencionábamos ayer las tres fuerzas que estaban representadas en el Parlamento austriaco durante los convulsos tiempos de aquella primera república. Eran, recordémoslo, los socialdemócratas, los socialcristianos y los llamados Deutschnationalen que terminarían siendo el embrión de los nazis austriacos.

Hansi cogió su fusil: los paramilitares austriacos

Por si esto fuera poco, para complicar más el panorama, de los rescoldos de los ejércitos de la primera guerra mundial y, como espejo de las alas más extremas de las formaciones políticas más extremistas, surgieron organizaciones paramilitares. A la derecha (a la ultra-derecha) el llamado Heimwehr (Ejército Patrio, aproximadamente), sin clara filiación política y, a la izquierda, el Republikanische Schutzbund o Alianza de Defensa Republicana, que pasaba por ser una extensión armada del Partido Socialdemócrata.

Los del Heimwehr se veían a sí mismos, más que como defensores de la democracia, como garantes contra los excesos del izquierdismo; en tanto que los del Schutzbund socialdemócrata se veían a sí propios como “protectores de la República” en la que aspiraban a implantar a medio plazo una “dictadura del proletariado” de corte soviético o siguiendo el ejemplo de los intentos revolucionarios que, por la misma época, atravesaron como lenguas de fuego la igualmente inestable y radicalizada República de Weimar.

A estos dos grupos dominantes de pistoleros, también se unían en la misma época los aún insignificantes nazis.

A finales de los años veinte, Austria se parecía mucho a esa escena que hay en todas las películas de Stallone en la que, del depósito de un coche, empieza a salir gasolina que corre por el asfalto. Solo hacía falta una cerilla para provocar la explosión final.

Llegó en enero de 1927.

El incendio del Palacio de Justicia de Viena

Se produjo en la localidad de Schattendorf, en Burgenland. Durante un tiroteo entre miembros del Schutzbund y leales al depuesto emperador de signo consdervador, fueron asesinadas dos personas (se nos había olvidado mencionar que, durante mucho tiempo,prácticamente hasta su muerte en 1922, el antiguo emperador, Carlos, neobeato de la Iglesia católica, estuvo intentando por todos los medios recuperar el trono austriaco o húngaro mediante conspiraciones -muy poco cristianas- que siempre terminaron abortadas). Uno de los muertos en Schattendorf, por cierto, era un niño.

Los sucesos de Schattendorf se juzgaron en julio de 1927, en Viena. El proceso fue seguido con gran interés y creciente tensión por la opinión pública. En las calles había gran indignación porque llovía sobre mojado. Hasta aquel momento, había habido varios asesinatos de trabajadores en incidentes semejantes y, cuando habían sido juzgados, los acusados habían terminado con penas muy suaves. En este caso, el jurado, después de haber escuchado los testimonios de los testigos del caso y de no poder formarse una opinión sobre si las muertes habían sido el resultado de la mala suerte, consideró que los miembros del Schutzbund que se sentaban en el banquillo de los acusados eran inocentes y el juez, que debía de ser simpatizante, incluso les llamó “hombres de honor”.

La multitud entre la que, por cierto, se encontraba un joven Elías Canetti (que aprovechó los hechos sucesivos para escribir su gran obra “Masa y Poder”) se echó a la calle sin que la dirección del Partido Socialdemócrata, que era el que gozaba de más implantación en las masas obreras, pudiera hacer nada para evitarlo. El gentío, fuera de control, se abatió sobre el Palacio de Justicia situado junto al Parlamento de Viena, prendiendo fuego al edificio que pronto estuvo ardiendo por los cuatro costados. La policía recibió la orden de disparar contra los manifestantes.

La llamada Revuelta de Julio, cuesta creerlo si se mira la Austria de hoy, se saldó con 89 muertos (entre ellos, cuatro policías), casi 1100 heridos y, lo que es peor, casi 1000 nuevas incorporaciones a la fuerza ultraderechista del Heimwehr y, debido a la postura inflexible del canciller, el prelado Ignaz Seipel, que justificó en todo momento la actuación de la policía, la cual había disparado contra la multitud desarmada como si se hubiera tratado de conejos, se produjeron hasta final de 1927, 28.000 actos de apostasía de la Iglesia. El tornillo de la polarización estaba cada vez más tenso y, la socialdemocracia, como contrapeso de un poder de signo ultraconservador, decisivamente debilitada.

Hasta 1933, la espiral de violencia que tuvo su principio en estos acontecimientos se fue haciendo cada vez más profunda. A raíz de los sucesos de 1927 y con el auge creciente del nazismo alemán, el Heimwehr fue derivando más y más hacia un movimiento fascista al modelo italiano.

Durante este periodo convulso y violento, empezó a cobrar más y más importancia un personaje que terminó siendo devorado por el fuego que él mismo había contribuido a encender: el canciller Engelberg Dollfuss. De él, y del golpe devastador que le dio a la democracia en Austria, y que desencadenó la guerra civil, tratará el post de mañana, penúltimo de esta serie.

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Hay muchos, pero ninguno tan bueno como este. Media hora de risas e información aseguradas. Es Zona de Descarga, el podcast de Viena Directo.

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