Viena a las tres: un invento vienés (o no)

PUerta del Alte Hofburg de VienaHe aquí una versión de cómo la estrella de David pasó a ser el símbolo de los judios. En 1648, hacia el final de la guerra de los treinta años, los suecos sitiaron la ciudad de Praga. Para defenderla, se organizó una milicia ciudadana. Entre los ciudadanos metidos a soldados, había también varias unidades de judíos.

Después de la victoria contra los suecos, el emperador de Austria quiso honrar a los valientes soldados y les instó a marchar con sus emblemas y sus escudos por las calles de Viena. Sólo había un problema: los judíos no tenían ningún emblema que les identificase. Ni siquiera los Oppenheimer -pervive aún su banco- que eran los prestamistas de la corte, tenían armas propias. Así pues, el emperador consultó a los jesuitas vieneses que, después de rascarse las tonsuradas coronillas dieron con la solución. Los sesudos monjes opinaron que el rey David había llevado en sus estandartes dos dés entrelazadas y, así, dieron con la idea de dibujar dos triángulos que simbolizarían las iniciales de David y entrelazarlas en forma de estrella, formando el famoso hexagrama.

La historia solo es cierta a medias. La asociación estrella de David- judíos no fue del todo un invento de los jesuitas vieneses. La estrella de David, el hexagrama, había ya designado a los judíos en el siglo XIV -podía verse en la puerta del Gheto de Praga y, en el siglo XVII las lindes del vienés ya estaban marcadas con dos piedras: de un lado, una marcada con una cruz, que indicaba la zona cristiana. El hexagrama marcaba la zona judía.

De lo que sí fueron responsables los jesuitas fue de su extensión por la Europa de la época.


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