Trece negros en escena: la polémica racista de las Festwochen en Viena

Wien¿Está el racismo en el ojo del que mira? A veces uno tiene la sensación de que esto es como el juego de las siete y media que, si está mal si no llegas, pero si te pasas es igual de malo.

31 de Marzo.- El 19 de Diciembre de 1983, el escritor Jean Genet salió por una vez de su silencio habitual (su vida, que había incluido estar a un tris de la cadena perpétua, y su obra, en donde trataba con pelos y señales de su vida como chapero, militar y ladrón, ya eran suficientemente escandalosas por sí mismas) salió, decía, de su silencio habitual e, invitado por el filósofo austriaco Hans Köchler, accedió a viajar a Viena y a leer fragmentos de una de sus últimas obras, un texto llamado “Quatre heures á Chatila”/”Cuatro horas en Chatila” en donde contaba su experiencia al haber sido uno de los primeros en entrar en el campo de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en donde los Kataeb libaneses acababan de perpetrar una masacre en su mayoría de mujeres, ancianos y niños, que se había prolongado durante treinta horas. En el transcurso de la orgía de sangre y violencia, las tropas israelíes, al mando del entonces ministro de defensa, Ariel Sharon, dispararon bengalas sobre el campo el cual, según una enfermera neerlandesa “estuvo todo el tiempo iluminado como un campo de fútbol durante un partido”. La Cruz Roja maneja un número de más de 2400 víctimas.

Genet había sido, como ya decía más arriba, un hombre incómodo que había oscilado siempre entre la psicopatía y la genialidad. Poco después de su visita a Viena, en 1984, se le diagnosticó un cáncer de garganta. En 1986, a los 76 años, fue encontrado muerto en su casa.

Los Negros

En 1959, Jean Genet escribió la obra “Los negros” de carácter simbólico, durante la cual 13 actores representan un funeral en el que pronto se hace una crítica de la esclavitud y el colonialismo. El último montaje en España del que he podido encontrar documentación, data de 2011 y fue dirigido por Miguel Narros. En este caso, los actores eran personas de color -13, la mayoría nacidos en España, entre ellos el hermano de Concha Buika- y los personajes blancos los representaban mediante máscaras blancas. Nadie vio racismo en esto.

Está previsto que “Los Negros” se represente en el marco de las Festwochen vienesas. Una vez a año, Viena se convierte en la capital de la alta cultura. Hay conciertos de todos los estilos musicales y se representa teatro, generalmente con un toque de vanguardia. Este año, la representación de “Los Negros” ha traido la polémica a las normalmente pacíficas  y sesudas Festwochen vienesas. En primer lugar, por el título en alemán, “Die Negger”, traducción totalmente fidedigna del original francés “Les Negres”. Sin embargo, en alemán, ya saben mis lectores que la palabra Negger tiene una carga racista y despectiva que, probablemente, haya desarrollado también en francés aunque quizá no tanto en español. Asustado por la incorrección política del título –de la cual Genet probablemente era consciente cuando se lo puso y que a Genet, más que probablemente, le chupaba un pie- el director del montaje propuso cambiar el título a “Die Weissen” (Los Blancos) pretextando no sé qué cosas cultas. El autor de la traducción, un dramaturgo llamado Peter Stein, se ha negado a dar su permiso, igual que se negó cuando le propusieron cambiar el título inglés que, como no podía ser de otra forma era “The blacks”.

Otra cosa que también ha levantado ampollas ha sido que Johan Simons, el director de este montaje, no ha elegido actores negros para interpretar los personajes de la obra de Genet, sino que ha preferido maquillar tipo Al Jolson a los actores de la compañía muniquesa que van a representarla. Esto ha sentado fatal a las personas de color, que han considerado que, dada la temática de la obra (la explotación, el colonialismo y todo lo que le cuelga) el director tenía que haberse inclinado por actores de color ya que, en Estados Unidos por ejemplo, pintar a blancos para que hagan de negros se considera una cosa superracista.

La primera objeción, en mi opinión, tiene más pase que la segunda. Sobre todo porque demuestra que, quienes la hacen, no deben de estar al tanto de qué trata la obra de Genet. Dejando aparte eso, señora, me parece que la crítica es absurda en la medida en que va en contra de la esencia misma del arte de representar. Es la misma crítica de las asociaciones de transexuales de Estados Unidos que llamaron al boicot de Dallas Buyers Club porque Jared Leto, actor, hombre, heterosexual en su vida civil, representaba el papel de una mujer transexual. Acabáramos, si los actores solo pudieran hacer papeles del grupo o etnia al que pertenecen. Johny Depp por ejemplo no habría podido hacer la mitad de su filmografía.

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