50 gramos de azúcar glasé

camarerosEn la facultad uno aprendió que empresarios y trabajadores tienen intereses contrapuestos. A veces, el punto de conflicto son 50 gramos de azúcar glasé.

29 de Abril.- Cuando las familias o las empresas austriacas del palo más tradicional desean marcar una ocasión como especial, no dudan en acudir a alguna de las sucursales que la casa Plachutta tiene repartidas por esta capital.

Plachutta no es Arzak, pero los manteles y la cubertería están siempre impolutos y los aborígenes tienen la sensación de que solo su madre podría confeccionar los platos tradicionales mejor que los cocineros de esta empresa de rancia tradición.

Cero en conducta

Sin embargo, según algunos, Plachutta esconde un rostro que poco tiene que ver con la acogedora hospitalidad vienesa.

Hace algunos meses, el jefe de la cadena –que es una empresa familiar- denunciaba la desastrosa falta de personal cualificado a la que se enfrentaba y, con polémicas palabras, trataba poco menos que de bobos e inútiles (en concreto les llamó “analfabetos inutilizables”) a todos los aprendices que intentaban colocarse en su prestigioso templo de los fogones.

Hoy, los medios austriacos informan de que la autoridad laboral ha dado la razón a un camarero de Plachutta que fue despedido sin que se respetara el plazo de preaviso, por haber utilizado cincuenta gramos de azúcar glasé (valor aproximado, unos diez céntimos de euro) propiedad del restaurante para endulzar unas fresas que se había comprado él mismo en una tienda cercana.

Según la autoridad laboral austriaca, el “delito” cometido no guardó ninguna proporción con la medida adoptada y, por lo tanto, el despido ha sido declarado como improcedente.

La empresa se ha defendido a través de un comunicado firmado por Mario Plachutta, jefe de la cadena de restaurantes.

Ha explicado que el camarero despedido era/es un eslovaco que viene a Austria temporalmente solo por motivos laborales, teniendo su residencia principal en Eslovaquia. El despido, según la empresa, no ha sido por el valor del azúcar “sustraido”, sino por la “mala conducta” (Fehlverhalten) del ladronzuelo, el cual cometió el enorme crimen de entrar sin permiso en el almacén del restaurante en el que trabajaba, coger un paquete de azúcar y, con su botín, endulzar las fresas.

¿Qué pasaría, argumentan los dueños de Plachutta con cierta razón, si todos los trescientos sesenta empleados de la Casa hicieran lo mismo?

Sería el caos, la anarquía culinaria, el acabóse…Pues eso.

El señor Plachutta se ha mostrado también desagradablemente sorprendido de que la autoridad laboral austriaca represente los intereses de un eslovaco y patrocine una conducta como la de este señor.

El caso ha sido hoy la comidilla de Austria y en casi todos los sitios han encontrado lo sucedido bastante “jevi” (salvo en Plachutta, naturalmente, en donde parece que estas cosas están a la orden del día).

Los medios, siempre chinchando

Los “masa media”, que son malos y la autoridad laboral austriaca cuyo objetivo parece ser el de chinchar sin tregua a los empresarios, no han tardado en desempolvar otros casos no menos polémicos que el del azúcar robado.

Según los datos que obran en poder de la autoridad laboral austriaca, el del azúcar “chorimangado” por ese “eslovaco” que no merece que “se patrocine su mala conducta” no es el único caso en el que los jefes de Plachutta han sufrido un calentamiento de cascos presuntamente desproporcionado.

Otro camarero fue despedido con las palabras “Fuera, adiós” (Raus, aufwiedersehen) por “reirse demasiado alto” en el trabajo (¡Señor, sí, señor!). Cuando el afectado se quejó y denunció los hechos  la empresa repuso que el trabajador “se había marchado por propia iniciativa” (lo cual es lo mismo, en este caso, que decir que las víctimas del bombardeo de Guernica murieron a causa de un pacto de suicidio masivo). Una vez probado el curioso concepto de la verdad que parecen tener los dueños del restaurante, la autoridad laboral austriaca falló a favor del trabajador.

Más casos: Plachutta interrumpió su relación laboral con un trabajador que estaba enfermo y de baja diciendo que se había tratado de “un despido de mútuo acuerdo” o, según los medios austriacos, se han detectado varios casos en que Plachutta daba de alta a los trabajadores en la seguridad social por menos días de los que en realidad trabajan, para ahorrar costes, a pesar de que en Plachutta se trabaja –también y/o principalmente- los fines de semana.

(Lo sé: querido lector español. Sé que estas y otras prácticas aún más salvajes son ahora moneda corriente en el aperreado mercado laboral español; pero Austria, en estos aspectos, aún conserva capacidad para el escándalo).

Esperemos que siga siendo así durante mucho tiempo.

 


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Una respuesta a «50 gramos de azúcar glasé»

  1. Avatar de PETER SMISCHEK
    PETER SMISCHEK

    SERA MOTIVO PARA YA NUNCA MAS ENTRAR AL PLACHUTE ESE ME DESAGRADAN SOBREMANERA LOS ABUSADORES

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