Una flauta mágica y (casi) un funeral

KlosterneuburgA pesar de las inclemencias del tiempo, hoy se ha representado La Flauta Mágica de Mozart, en Klosterneuburg. Esto es lo que ha dado de sí la cosa.

31 de Julio (bueno, en realidad, uno de agosto).- Hay momentos en los que uno se siente muy feliz de que el destino, en su girar, le haya traido a Austria, y da por buenos todos los malos tragos y el trámite largo de aprender alemán. Hoy ha sido uno de esos. He estado en la bonita localidad-marco-incomparable-de-belleza-sin-igual de Klosterneuburg (o sea, algo así como “Villanueva del Convento”) disfrutando mi primera flauta mágica (esa ópera que, se mire por donde se mire, tiene título de película de Jaimito, de esas que ponían en el “erotísimo” de Tele-5, cuando yo tenía las hormonas (aún) más revueltas que ahora).

Una organización precavida vale por dos

A pesar de haber sido una noche mágica, como promete el título de la pieza, la verdad es que ha sido bastante accidentada para lo que suelen ser estas cosas. En primer lugar, la representación que yo iba a ver estaba previsto que se produjese en el patio del monasterio (que es de verdad muy bonito, y todo el Escorial que la Austria del siglo XVIII podía permitirse) pero sobre el este de Austria, durante toda esta tarde, ha caido una tromba de agua torrencial, que ha inundado varias localidades de Burgenland y ha hecho imposible que se representase la ópera al raso. Por suerte, los organizadores del festival de Klosterneuburg son personas precavidas y tienen un montaje “de exterior” y uno, que podríamos llamar  “de campaña”, par los casos en que las condiciones meteorológicas se vuelvan inhóspitas.

Hasta las siete y media, el público asistente pensábamos que aclararía pero luego se ha visto que no, así que a las ocho nos han dado entrada en un auditorio que se llamaba Babemberger Saal el cual, por las trazas, debió de ser construido a principios de los ochenta. Para que se hagan una idea mis lectores, les diré que tiene el mismo aspecto del auditorio que sale en la serie Glee, o sea, que es un auditorio de instituto un poco grande. Paredes paneladas de madera, sillas tapizadas de color verde musgo y globos de cristal para iluminar. Por no tener, el auditorio, pensado para sala de usos múltiples, no tiene ni telón.

¡Un médico! ¡Que venga un médico!

Ya estaba el público sentado cuando ha salido el intendente del festival de teatro de Klosterneuburg que, en la mejor tradición Harald Serafin –una especie de leyenda teatral austriaca, representante de toda la bonhomía y toda esa amabilidad un poquito relamida que guardan las viejas generaciones de este pueblo- que en la mejor tradición de Harald Serafin, pero, con la mitad de su gracejo, se ha dirigido al respetable para lamentarse de las condiciones meteorológicas reinantes y para anunciar –como dirían en la familia Pujol “el negosi es el negosi”- que el año que viene, en vez de Mozart, vamos a tener Verdi y en vez de Flautas, Rigoletto.

En esto que estaba el buen hombre, con pinta de atontolinadillo, las cosas como son, explicando todas estas cosas, di que se oye tumulto al fondo de la sala ¿Era un  “que empiece ya, que el público se va, la gente se marea y el público se mea”? No, por cierto. Era algo mucho más alarmante: gritos de auxilio.

-¡Llamen a un médico! ¡Llamen a un médico!

Un caballero decía:

-¡Y que sea rápido y urgentemente!

El atontolinadillo se ha quedado algo parado, sin saber qué hacer, y en esto, señora, han entrado los bomberos a salvar a la persona humana a la que le había dado un alipori. Se la han llevado y, tras repetir cien veces lo del Rigoletto –sin exagerar- ha empezado la representación.

La Flauta mágica: una ópera arrevistada

Los cantantes-actores (La Flauta Mágica es una especie de revista de Norma Duval, en la que hay hasta serpientes gigantes) están acostumbrados a un escenario grande y en el auditorio estaban, los pobres, como piojos entre costuras. De suerte que, nada más empezar el chunda-chunda, han tirado varios elementos del decorado, para choteo del respetable, el cual ha estado el primer cuarto de hora, entre el calor, los sofocos, las prisas, los bomberos y los truenos que se oían, que estaba como que no estaba.

Por suerte, la música de Mozart amansa a las fieras más corrupias (aunque no pueda impedir que, desgraciadamente, las señoras aplaudan después de cada ária como si, en vez de en la ópera, estuvieran en un concierto de la Pantoja o de la Terremoto de Alcorcón) y, tras algún que otro sobresalto y, descontando que las sillas eran como las que les ponían a los del Partido Comunista Cubano para que aguantasen despiertos los eternos discursos de Fidel, todo ha salido divinamente. La dirección era muy fresca, los cantantes muy buenos, la obra divertida, como para adultos niños o para niños que ya saben de qué va el mundo, y la calidad musical, dejando aparte la acústica del sitio, mucho más que potable.

¡Qué hubiera sido de mí si me hubiera quedado en Madrid! Pues que, en el caso de que hubiera visto alguna Flauta Mágica en el Real, la hubiera tenido que ver con subtítulos. Y, en otro idioma que no sea alemán, pierde mucha gracia, las cosas como son.


Publicado

en

por

Comentarios

3 respuestas a «Una flauta mágica y (casi) un funeral»

  1. Avatar de Richard
    Richard

    Excelente descripción de la sala de los Babenberger. Estuve allí hace unos diez años y tenia excactamente el mismo- digamos – “encanto”

  2. Avatar de Isabel
    Isabel

    La flauta Magica es preciosa, un beso cielo

  3. […] 2 de Agosto.- El mundo está en una fase crítica y no puede dudarse ya por más tiempo.Como decía mi abuela, la pobre, que en paz descanse “las putás y las mariconás que hemos echado a la atmósfera” están haciendo que el clima cambie y que los fenómenos meteorológicos sean cada vez más extremos. A largas fases de sequía, suceden largas fases de lluvias monzónicas, como ha sucedido este año en Austria. La semana pasada, mientras yo estaba viendo La Flauta Mágica, sobre Burgenland el cielo, hecho agua, se desató con … […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.