El Partido Popular pierde la mayoría absoluta (en Vorarlberg)

NotrufHoy, ha sido un día aciago para los dos grandes partidos austriacos a nivel nacional. Vorarlberg ha hablado: bien oiréis lo que ha dicho.

21 de Septiembre.- Es muy raro que algún trozo de la actualidad austriaca aterrice en los medios españoles.

Como es natural, con la calidad que, tristemente, reina en los medios españoles, es más probable que aterricen en ellos noticias de importancia muy marginal pero que caen en eso que, con adjetivo abominable, se denomina “lo desenfadado”. Hace pocos días, era la noticia de unos políticos municipales del Partido Popular austriaco a los que Ulrich Seidl había sacado en su última película, brindando bajo un retrato de Hitler. Hace algunas semanas, fue lo que hoy nos ocupa: la campaña electoral de los comicios regionales en Vorarlberg, el extremo más al occidental de Esta Pequeña República.

A vueltas con los enanos

Al objeto de erosionar la mayoría absoluta del Partido Popular Austriaco (tradicional, hasta hoy, en aquellas tierras) el Partido Socialista había comprado cientos de enanitos de jardín con eslóganes alusivos a su candidato. Los enanitos habían desaparecido y la campaña se les había ido a los dos grandes partidos (por lo menos a nivel austriaco) en tirarse los enanos a la cabeza, denunciando los socialistas el robo de los chismes, al objeto de estropearles el gag electoral, y acusando de la sustracción a los populares. Los populares, defendiéndose.

Todo muy simbólico. Hoy, se han acercado los Vorarlbergueños a las urnas y han expresado su voluntad de que se acabe la hegemonía “Popular” y se abra un periodo de Gobierno en coalición.

El llamado efecto Mitterlehner que parece haber animado un poco los alicaídos índices de intención de voto del ÖVP, no ha llegado a Vorarlberg. Los “negros” como se les llama aquí, han perdido casi un nueve por ciento de los votos que tenían, y han obtenido algo más de un cuarenta y uno por ciento de los sufragios, su porcentaje más bajo de aceptación desde el final de la guerra mundial. Luto por lo tanto en las filas conservadoras. Otros que han perdido han sido los de Strache, a pesar de lo cual se han quedado a muy poco del veinticinco por ciento de los sufragios. Los de los enanos tampoco han visto recompensada su estrategia publicitaria con el éxito y se han quedado a un paso del nueve por ciento. ¿Ha ganado alguien? Se preguntarán mis lectores: pues sí: los neos –esos verdes de derechas- y los verdes –los auténticos-, que han ganado seis puntos sobre su resultado anterior.

Crónica de un crepúsculo

El lento ocaso de los dos grandes partidos, la erosión sostenida de sus resultados electorales se hace cada vez más patente. De hecho, entre los votantes más jóvenes, las fuerzas tradicionales apenas han alcanzado, conjuntamente, un veinticinco por ciento de los votos. Las nuevas generaciones se inclinan, dependiendo de su nivel social o por la ultraderecha (los de expediente académico más modesto) o por los verdes, si se consideran progresistas, o por los Neos, que vienen a ser percibidos por el electorado como una especie de conservadores despojados de la, para muchos, enojosa carga católica. Aunque, en este último caso, puede ser que haya influido el hecho de que el protéico jefe de los Neos, Mathias Strolz, sea el único jefe de los partidos presentes a nivel nacional nacido en Vorarlberg y eso, en un Land que se ve a sí mismo como periférico y como tradicionalmente ignorado por “los burócratas de Viena” (¡De qué nos sonará todo esto!) igual le ha dado a los Neos el plus “de la pica en Flandes”.

 


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