Un serbio coge la puerta y se va

SerbiosHarto de ser ninguneado, un político serbio ha abandonado las filas del FPÖ y luego ha convocado a la prensa para tirar de la manta.

28 de Octubre.- Una de las simplificaciones en las que se suele caer al hablar sobre la ultraderecha austriaca es que, a los del lado oscuro de la fuerza, no les gustan los extranjeros. Es así, y no es así.

Sería mucho más exacto decir que a la ultraderecha austriaca –bueno, a la ultraderecha “a la Le Pen”- les caen mal la mayoría de los extranjeros, pero no todos. Particularmente, con los musulmanes no pueden, esa es la verdad. En Austria, sin embargo, Strache se lleva de maravilla con el bando ortodoxo de la guerra de la antigua Yugoslavia.

Strache “y sus boys” son como un gas: se expanden por aquellas zonas en donde tienen espacio (por muy pequeño que sea ese espacio) o, mejor, en donde ven que hay un vacío.

En ese sentido funcionan como los comerciales de cualquier marca: analizan el mercado, ven un nicho de consumidores desatendido y allá que van. Y claro, la comunidad serbia en Austria, a pesar de no ser muy grande en términos de votantes (son pocos los serbios con derecho a voto) es un grupo que, generalmente, está muy bien integrado, por lo cual los políticos progresistas no sienten que tengan que hacer un esfuerzo especial para atraérselo.

Sobre todo en épocas de campaña electoral, es muy fácil ver a Strache allá donde haya un grupo grande de serbios.

En fiestas nocturnas, poniendo esa sonrisa característica de los vendedores de coches usados de las películas americanas (“el honrado Jack”, ya saben mis lectores); posando con artistas serbios que abandonan su país y vienen aquí a hacer “las Austrias” en bolos discotequeros en donde se ve ese tipo de mujer que, en vez de echarse el tinte negro azabache en el pelo parece que se lo bebe a morro, o pagándose una ronda de aguardientes (Slivowitz, un digestivo a base de ciruelas muy popular entre los viejos austriacos, lo mismo bebido que aplicado sobre las articulaciones) o, incluso, posando en algunos carteles electorales con pulseritas que son una especie de clave para iniciados (en 2010, posó Strache “arremangao” enseñando la cadena de oro de los ortodoxos serbios) . Eso, y la machacona propaganda de la ultraderecha dibujando a la comunidad musulmana con trazos gruesos y tintes oscuros (¡Qué más quieren muchos serbios que ver dibujado así al antiguo enemigo!) hacen que los austroserbios consideren que Strache es uno de los suyos.

A pesar de todo, como la cabra tira al monte, la política del FPÖ con respecto a los serbios parece ser ponerles ojitos pero dejar los cargos de verdad a los austriacos de pata negra. Por lo menos eso es lo que sostiene un ex político del partido, de ascendencia serbia el cual, sintiéndose maltratado, se ha echado en brazos del enemigo con armas y bagajes. Se ha dado de baja en el FPÖ y ha fichado por el Partido Socialista desde cuyas filas parece que este peculiar bandazo ideológico se ve con cierta prevención.

El antiguo militante del FPÖ (concejal de distrito) se defiende “¿Quién no ha dado un mal paso en la vida? ¿Quién no ha sucumbido alguna vez a las malas compañías?”, dice. Y luego argumenta que él “se apuntó” al FPÖ porque era el único que, bajo su punto de vista, se dirigía a su “community” (yo, por cierto, odio cuando la gente, para querer dárselas de guay suelta palabras en inglés; y no pasa solo en alemán: ayer iba en el metro y había unos muchachos que hablaban en español de que no había “speed limit” en las carreteras alemanas: estuve a punto de soltarles una paraguaya a la remanguillé y solo me contuve porque vino a contenerme el espíritu de Don Fernando Lázaro-Carreter). El tránsfuga dice que él nunca comulgó con la ideología radical del FPÖ (a ver, qué va a decir ahora), que a él los musulmanes le parecen una gente fantástica y que él lo que quería era “mover cosas” en su community (esto de la community no se le cae de la boca), que Strache va de postureo y que en realidad lo que quiere es hacerse la foto para que los pobres serbios incautos (que puedan) depositen en la urna la papeleta y que luego, si te he visto, me ha entrado un ataque de amnesia.

¿Qué dicen en el FPÖ? Pues dicen de él lo que diría cualquier jefe con malas pulgas de un comercial que le hubiera salido rana: que si no era ambicioso, que si hablaba alemán malamente y que nadie va a echarle de menos y que se vaya con viento fresco.

El aludido reacciona comentando que, si tan malo era ¿Por qué le mandaron a la tele a defender las posturas del partido? Aunque, claro, para él lo importante era su community solo su community.

PS: Por cierto, los noticiarios de la ORF han abierto con la ciénaga de corrupción en la que se supone que se hunde España. Nosotros que estábamos tan contentos por lo de la reina y la buena prensa que nos había dado...Sic transit gloria mundi.


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