Una navidad diversa en Viena

AngelitoEl 1 de Diciembre, día mundial de la lucha contra el SIDA, se inaugura en Viena, por primera vez, un mercado de adviento muy especial y solidario.

21 de Noviembre.- Una de las cosas más sorprendentes de irte de Viena a finales de octubre y volver a mediados de noviembre es que, por todas partes, de pronto, es navidad.

Los principales mercadillos navideños (Adventmarkt) van abriendo escalonadamente durante estas fechas. Y deben de dar dinero, porque cada año hay más. Este año, según informa la prensa local, va a haber 21 mercadillos (Adventmärkte). Para todos los gustos: desde los que son navideños de verdad, y se remiten a las raíces religiosas de la na(ti)vidad de Jesús, hasta aquellos a los que les gustaría que la navidad se llamase algo así como “Fiestas de invierno” o “fiestas del cambio de año”, en los que se sirve Punsch y vino caliente (tan rico y tan laxante) pero en los que no hay mayor presencia de la iconografía que, normalmente, se asocia con estas fechas, que la imprescindible (a lo más, un reno). Y luego los hay intermedios, como el que abre hoy en la (por lo general algo desangelada) plaza de la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karslplatz) el cual, personalmente, es mi favorito.

El porqué, para mí, está claro: en primer lugar, como está algo apartado del centro, los vendedores no se sienten en la necesidad de poner a disposición del público las chorraditas que la industria turística inventa para los viajeros. Por ejemplo, los Lebkuchen en forma de corazón, con frases de almanaque, del tipo “hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana” o “Estuve en Tomelloso y me acordé de ti”, que no solo son la pesadilla de los médicos que luchan contra la diabetes, sino también de todas las personas que tienen un mínimo de buen gusto.

Como en todos los negocios, en esto de los mercadillos de adviento cuenta mucho la segmentación. El capitalismo se trata de puntuar en aquellos grupos de población que estén más dispuestos a dejarse los cuartos en regalos navideños. Quizá sea por eso que, a partir del uno de diciembre (Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, por cierto) en el trozo de terreno que, normalmente, ocupa el mercadillo del Naschmarkt, va a abrir el primer mercado de adviento gay de Viena, el Regenbogen Adventmarkt, el cual promete a todos los cofrades de la hermandad de Santa Conchita (y simpatizantes) unas navidades rosas y reivindicativas de la diversidad, durante las cuales se recogerán fondos también para diversas causas necesitadas de ellos, como la propia lucha contra el SIDA.

En la página web del mercadillo navideño del arcoiris (www.pink-christmas.org) se dice que va a haber 62 puestos en los que se van a vender conservas y diversas artesanías, con las que obsequiar a la pareja y a la familia, además de los consabidos destilados destinados a que el paisanaje se achispe y, aquellos a los que, como es mi caso, la navidad y lo que le cuelga les de perezón, puedan ahogar sus penas en alcohol.

Como suele suceder cuando la comunidad gay está en el ajo, en el mercadillo de navidad habrá tambié mucho espectáculo, mucha pestaña postiza, mucha peluca y mucho de todo. Yo, me froyo especialmente, a propósito de la noche de los miércoles, en donde, según el programa, habrá Schlagger Abend (o sea, esa música que, si estuviéramos en España, iría desde Karina, a Paloma San Basilio pasando por Marta Sánchez y Raffaella Carrá, todas grandes damas de la escena y diosas del universo LGTB) ¡Esperemos que aquí no les dé por Helene Fischer! Porque ahí sí que no quedaría otro remedio que emborracharse hasta perder “el sentío”.


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