Para evitar una catástrofe, ya está programada la mudanza de manera que puedan empezar las obras de restauración en el parlamento de Viena.
6 de Diciembre.- Día de Santa Consti. Hoy es el día en el que los españoles celebramos que tenemos una ley fundamental que nos ha garantizado, gracias a Dios y a un inusual ejercicio colectivo de sensatez, el periodo de paz continuada más largo de nuestra historia. Tirios y troyanos se han encontrado hoy en lo que los pedantes llaman “sede parlamentaria” y las personas normales Parlamento o Congreso de los Diputados, para los actos institucionales que conlleva una celebración de estas características.
Salvo los agujeros que dejaron Tejero y sus boys, el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, testigo de tantos momentos estelares de nuestra Historia (coronaciones, cuartelazos de espadones, aprobación de emocionantes leyes, etcétera) goza de muy buena salud arquitectónicamente hablando. El vetusto edificio isabelino ha sido muy bien mantenido e, incluso, a finales del siglo pasado se le añadió un ala moderna equipada con los últimos adelantos y edificios adicionales de oficinas, en lo que, si no recuerdo mal, fue una vez la sede del Banco Exterior de España, de manera que el conjunto pudiera continuar siendo la sede de la soberanía popular por lo menos durante varias décadas más sin necesitar más reparaciones.
No pueden decir lo mismo los parlamentarios de la República Austriaca. El palacio, de estilo neoclásico, construido originalmente por orden del emperador Paco Pepe para alojar a un parlamento imperial que se reunía poco y de manera bastante sesteante, no ha podido resistir su agitada historia de la misma manera que la augusta casa madrileña. Hace unos años (ya informabamos en Viena Directo a propósito del tema) los expertos en patrimonio dieron la voz de alarma. Y lo dijeron así: una nevada un poco copiosa podía sobrecargar las vetustas cubiertas del edificio y provocar una catástrofe a la polaca que se cepillara a todos los diputados que estuvieran en esos momentos en el edificio. Era urgente la rehabilitación.
Naturalmente, reparar un edificio como el parlamento de la Ringstrasse lleva tiempo (los últimos planes hablan de 3 años) y, mientras tanto, no se puede suspender la labor legislativa, porque el parlamento austriaco, como el español, es el corazón de la democracia austriaca.
La pregunta pues era ¿Dónde alojar a los diputados mientras duraban las obras? Durante los últimos años, se han barajado varias sedes provisionales para el parlamento, por ejemplo la antigua sede de la universidad económica (que hoy es, a medias, sede provisional de la universidad de agricultura y a medias alojamiento para pobres refugiados procedentes de oriente medio). Finalmente, esta semana se ha conocido que los cursos entre el 2017 y 2020, el Parlamento austriaco celebrará sus sesiones a poca distancia de su emplazamiento actual: en el gigantesco salón de baile del Hofburg (ver foto de arriba), una de las localizaciones, por cierto, más exclusivas de Viena, sede habitual de bailes de todos los pelajes. Por ejemplo, el baile anual en donde la ultraderecha austriaca trata de librarse de los tomatazos y de los impactos de los diferentes objetos arrojadizos que lanzan los radicales de ultraizquierda en escenas, no por repetidas menos entrañables, que recuerdan a un tebeo de Asterix.
En un terreno bastante muerto que hay en el Burggarten –esa esquina feúcha que está entre las traseras de la Biblioteca Nacional Austriaca y la Palmenhaus- y en la Heldenplatz se instalarán edificios provisionales de tres pisos que alojarán las oficinas de la Casa en donde se sientan los representantes de los austriacos. La Heldenplatz, auténtico foro de esta ciudad y sede de multitud de actos (desde los tradicionales de celebración de la cosecha al orgullo gay) tendrá que ser sustituida por otro emplazamiento igual de favorable para estas cosas. Solo será durante tres años, de cualquier modo.
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