Los austriacos y el cáncer

Una florA pesar de que no siempre es fácil dar un paso así, la Sra. Oberhauser, ministra de salud austriaca, ha hecho público hoy que padece cáncer de útero.

6 de Febrero.- Si hay una cosa que no se puede negar es que la sociedad actual se vuelve crecientemente más “inhumana” cuanto más se propaga, masivamente, un prototipo de persona absolutamente inalcanzable para la mayoría de la gente. Se nos pide, no solo ser eternamente jóvenes y sanos sino que, además, se nos pide estar todo el rato accesibles (el guasap, el Facebook en el teléfono) y perpétuamente alegres y relajados.

Los austriacos y la enfermedad

Naturalmente (lo cual también significa de manera “natural”) nadie puede llenar ese molde si no se dedica a ello de manera profesional o es Cristiano Ronaldo y está todo el santo día preocupándose de si tienes las cejas correctamente depiladas como con laser. Así pues, para poder mantener la creencia de que este estereotipo es posible y que la vejez, la enfermedad y la muerte son cosas que siempre les suceden a otros, la sociedad ha perfeccionado una campana de silencio y culpabilidad que rodea según qué cosas que le pasan (o le pueden pasar) a todo el mundo.

Una de esas cosas es el cáncer.

Los austriacos –lo he dicho muchas veces- son mucho más austeros y discretos con su vida privada que los españoles. Una de las cosas en las que más se manifiesta su pudor es a la hora de estar enfermos. Aquí, culturalmente, está bien visto “retirarse” cuando uno tiene problemas de salud y a los enfermos se les visita, principalmente, cuando ya se han curado (to good hours green sleaves, pero bueno). De esta manera, el enfermo, si bien gana en tranquilidad, también se piede lo que de recreación y apoyo emocional pueden tener los demás cuando no podemos con la vida. Ese márgen que se nos da, cuando nuestro problema es público, para admitir que necesitamos que nos mimen y que nos cuiden.

En determinadas enfermedades, como el cáncer, ese factor emocional es absolutamente crítico, pero hay enfermos que (aún, a estas alturas) vacilan mucho a la hora de hacer pública su dolencia, porque tienen miedo de un factor que va, en muchas personas, asociado a la percepción que tienen del cáncer y es el jucio sobre el enfermo. Y es que los médicos, con el sano objetivo de que prevengamos esta enfermedad que es, al mismo tiempo, muchas enfermedades a la vez, nos han enseñado a creer que el cáncer es, en la mayoría de los casos, culpa, de alguna manera, de quien lo sufre. Porque fuma, porque bebe, porque no hace ejercicio o, simplemente, porque algo habrá hecho. Y no es así. O, mejor dicho, en algunos cánceres sí que es así, como por ejemplo el cáncer de pulmón. Pero hay otros muchos casos en los que el cáncer es, pura y simplemente, el resultado de una casualidad (cada día se duplican en nuestro cuerpo millones de células y el cáncer, en principio, no es más que un error en ese proceso de “fotocopiado” natural) o también, una consecuencia del envejecimiento. Ser viejo, no mola, las cosas como son. Pero no está tan mal si se considera la alternativa ¿Verdad?

Una actitud generosa frente al cáncer

Por eso, para terminar con esta cadena de silencios culposos, estoy muy de acuerdo con que las personas prominentes que padecen alguna forma de cáncer lo digan. No ya con esa retórica guerrera tan falsa también, que se ha convertido en un cliché de “esto es una guerra y la voy a ganar”, sino también para que, como sucedió por ejemplo con la homosexualidad o el síndrome de Down, que no son cosas malas en sí mismas ni tienen, por lo tanto, que estar ocultas, el cáncer se convierta en un incidente más de la vida de las personas por el que una gran parte de nosotros, más tarde o más temprano, pasaremos y que, para muchísimos de nosotros, no se convertirá en la causa de nuestra muerte porque, por suerte, la medicina avanza mucho.

Hoy, la ministra de salud austriaca, la Sra. Oberhauser, ha declarado, como ya hizo Barbara Pramer en su momento, que padece un cáncer de útero y que se va a someter a terapia. Lo ha hecho saber vía Facebook, porque estaba en el hospital. También ha hecho saber que, mientras pueda, no va a abandonar su trabajo, el cual intentará compatibilizar en lo posible con los incidentes de su enfermedad. Que un problema tenga cara lo humaniza, lo acerca a todos nosotros. Por eso, la Sra. Oberhauser, como otras muchas personas que, todos los días, reciben este diagnóstico y deciden decirlo a su círculo de personas, es una mujer no solo valiente para sí misma, sino muy generosa para el resto de sus “mitmenschen”.

Desde aquí, aunque es poco probable que lo lea, le deseamos a la Sra. Oberhauser una recuperación muy rápida y muchos años al frente de su ministerio.


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Comentarios

2 respuestas a «Los austriacos y el cáncer»

  1. Avatar de Sandra
    Sandra

    Paco,llevo yo toda la semana mirándome al espejo y comparando lo que veo con una foto de hace diez años.¡Encuentre usted las diez diferencias! como en esos dibujos de pasatiempos….he encontrado alguna arruga bajo mis ojos,canas,pecas en mi cara…43 años la próxima semana y un ¡glup! en mi garganta al pensarlo.Derepente he pensado ¡a tomar por…con esta sociedad y yo misma al pensar que envejecer es el fín para muchas cosas!¿Quién lo dice?,¿Dónde está escrito que la vejez es una enfermedad?.Fíjate qué ridículo que yo haya caído en la trampa de sentirme mayor con 43,¡menuda sandez!,¡no,no,no y no!.Las personas somos,nos medimos por nuestra capacidad de plantarle cara a la vida,por mejorar,por no quedarnos atascados en creencias absurdas,por ser valientes aunque temblemos de miedo,por la fuerza del alma…y,ni un número más en nuestros años,ni unas células que intenten acabar con lo que uno es,deberían definir a una persona.Y punto.Me voy a darle un abrazo a alguien que quiero ahora mismo,que eso sí puedo hacerlo pasen los años que pasen y así me achaquen los mil males

    1. Avatar de Sandra
      Sandra

      Perdón por la falta de ortografía,es De repente.Échale la cula a mis años

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