Una cruzada contra Austria

futbolistas turcosHay un país en el que no ha gustado ni un pelo la nueva ley que regula los derechos de los practicantes del islam en Austria ¿Quieres saber cuál es?

2 de Marzo.- De un tiempo a esta parte, los políticos han descubierto un caladero de votos tan virgen como suculento: los residentes en el exterior.

Los políticos son muy cucos, señora

Si no ¿De qué iba a haber hecho Pablo Iglesias las Américas o qué pintaba Iñigo Errejón en Austria en donde somos, como aquel que dice, vier Katzen? (antes de que ningún lector quisquilloso me ponga a escurrir en los comentarios, diré que cito a estos dos políticos porque, para los del bando contrario, los que abandonan su país no lo hacen porque les apriete el zapato, sino porque quieren correr aventuras y probar a qué saben los ardientes besos de las suecas).

Sigo: el instinto del político le indica –en muchos casos de manera cierta- que el español residente en el exterior, sobre todo si es un inmigrante “fresco” , experimenta aún una vinculación sentimental muy fuerte con la tierra que le parió y que basta tocarle un poco la fibra sensible para que, cuando llegue el momento de retratarse frente a la urna, dicho emigrante se acuerde en aquel que se acercó hasta su “exilio” para cantarle “El emigrante” de Juanito Bilderrahmen.

El caso turco

En comunidades pequeñas como la española en Austria, estas cosas no pasan de ser escaramuzas que, después de todo, no llevan a ningún sitio, porque representan un par de miles de votos a lo sumo (los de los emigrantes y los de sus familias). Sin embargo, en países dominados por un fuerte sentimiento nacionalista y con comunidades abundantes en el exterior, como Turquía, a los políticos les va muchas veces el chusco en movilizar ese voto de los que ven su tierra como una serie de postales vacacionales y risueñas. Y claro, como Belén Esteban por su Andreíta, esos políticos, cuando les tocan la influencia en esos caladeros de votantes que son tan fáciles de contentar, están dispuestos a lo que sea.

Hace muy poco se ha aprobado en Austria la llamada Ley del Islam (o “Islamgesetz” en la lengua de Marlene Dietrich) en realidad, la ley no es nueva, sino que es una reforma de una ley de los tiempos de la monarquía, en concreto del año 1912. La nueva ley, entre otras cosas, obliga a que los clérigos musulmanes hablen alemán y sean austriacos, a que se estandarice la traducción al alemán del Corán que se enseña y que se lee en las mezquitas y, sobre todo, prohibe a entidades o gobiernos extranjeros financiar escuelas coránicas y mezquitas en el interior de Austria.

El premier turco “se duele”

Este último punto ha sido el que más le ha dolido al primer ministro turco, que no ha dudado en manifestarse muy en contra de esta ley porque uno de los instrumentos de propaganda más fuertes del Gobierno turco entre sus ciudadanos residentes en el exterior (y en el interior) es la utilización de la infraestructura religiosa para promover la visión del mundo de Erdogan. El presidente turco ha basado su política en hacer cada vez más difusas, en su propio interés, las fronteras entre el Estado y la Religión, llenando las arcas del clero y construyendo mezquitas (en Turquía hay 82000 y un diez por ciento de ellas se han construido en la última época). Uno de los mecanismos de influencia en el exterior de Erdogan es la Diyanet, un consejo religioso que se dedica no solo a promover la religión islámica sino a hablar bien de él a los ciudadanos turcos en el exterior que la practican.

De momento, la ley del islam es una cosa solamente austriaca por la cual el Gobierno de EPR quiere yugular la amenaza del islamismo radical antes de que el problema adquiera proporciones preocupantes. Sin embargo, Erdogan teme que cunda el ejemplo y que, por poner el más cercano, Alemania también apruebe una ley semejante que prácticamente termine con las actividades de la Diyanet en el país vecino a este nuestro. Y en Austria hay una comunidad turca relativamente nutrida, pero es que en Alemania la broma le saldría a Erdogan por cuatro millones de votos.

Por eso, el Gobierno Erdogan se ha lanzado a una auténtica cruzada contra Austria, poniendo a escurrir a su Gobierno acusándole de islamófobo. No es la primera vez que Erdogan y el Gobierno austriaco tienen sus más y sus menos. Ya el año pasado, durante una visita que no era oficial pero que tuvo mucho de político, Erdogán y sus seguidores armaron la marimorena (Viena Directo informó así del asunto) y Austria se ha llegado a convertir, por poco tiempo, eso sí, en campo de batalla entre opositores y afectos a Erdogán. Uno de los más acérrimos opositores es el diputado verde Efgani Doenmetz, cuyo discurso llegó a parecerse bastante al de la ultraderecha austriaca (a veces, uno pensaba que el señor Doenmetz había sufrido una ligera confusión y se había apuntado al partido que no era).

¿Será este el último episodio? No es probable. Continuará…

Metro

¿Qué sucede si te pillan sin billete en Austria y no pagas? ¿Conoces el Und So Weiter? ¿Por qué los niños, cuando juegan en Austria gritan “Leo”, en vez de “Haus” como sería de esperar? No lo niegues, todas estas preguntas te están quitando el sueño !Ayyyyy! Menos mal que está Zona de Descarga para despejarte las dudas.


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