Setenta años y un día

RusoSetenta años después de la liberación de Viena, la relación de algunos austriacos con los rusos no para de dar sorpresas.

14 de Abril.- Ayer se cumplieron –y no dije nada, pobre de mí- setenta años desde que Viena fue liberada del yugo nazi.

(Y, al mismo tiempo, liberada de una especie de peligroso interregno en donde la otrora pacífica capital, se convirtió por unos días en una ciudad sin ley en la que campaban a sus anchas los saqueadores. El incendio de la catedral de San Esteban fue una de sus consecuencias).

Las personas mayores, entonces niñas, recuerdan cómo ellas mismas o sus parientes de más edad, procuraron marchar hacia el oeste de Austria, para escapar de los soldados soviéticos. En parte porque los de la hoz y el martillo no se andaban con chiquitas y en parte porque la propaganda anticomunista del tito Adolfo había conseguido amedrentar a la población, se produjo un auténtico éxodo hacia las zonas ocupadas por los otros aliados. Salzburgo, por ejemplo, en donde estaban los americanos.

Los tiempos han cambiado mucho en estas siete décadas y, si bien al mundo no lo reconocería ninguno de los que presenciaron aquellos acontecimientos, queda en muchos austriacos esa prevención contra los que llegaron del frío, aunque también es verdad que hay otros austriacos que es ver al premier ruso y sentir un chute de adrenalina en el torrente sanguíneo igual que el que Romeo debió de sentir antes de dejar viuda a Julieta.

Y es que Vladimir, con su imagen de hombre fuerte, de político frío, sin fisuras que wants it all and wants it now, ha calado fuerte en el corazón de la ultraderecha europea, que no cesa de cantar sus supuestas excelencias. Desde Marine Le Pen hasta Heinz Christian Strache, el conocido político ultraderechista austriaco el cual, por cierto, ha anunciado su intención de presentarse por tercera vez como candidato a la alcaldía de Viena.

Los expertos dicen –y no hace falta tampoco ser muy listo para sospecharlo- que el arrebato que los políticos ultras sienten por el inquilino del Kremlin puede tener un origen pecuniario. Se sospecha que Vladimir Putin pueda estar dedicando dineros a financiar bajo cuerda a estos partidos con un doble motivo: por un lado, el de tener en algún lugar voceros de sus puntos de vista a propósito de…Bueno, a propósito de todo. Y, por otro, el desestabilizar a la Unión Europea para, debilitándola, fomentar que se afloje un poco el agobio económico ruso y aumenten las posibilidades de la creación de Eurasia, el proyecto con el que sus locos asesores (especialmente el majara de Alexander Dugin) le comen la oreja a Putin un día sí y otro también.

Esta financiación explicaría, por ejemplo, el surgimiento de medios de comunicación como el papel titulado Info Direkt, publicado en Linz, de cuya existencia da cuenta el semanario austriaco Profil. Para dar idea de la línea ideológica de esta publicación diremos que el segundo número muestra en su portada un primerísimo plano de Vladimir Putin, trajeado, gafas de sol y pinta general de guardaespaldas malote de Kim Kardashian y el expresivo título “Queremos uno como Putin”. Se anuncia también un artículo de fondo en el que se nos promete que aprenderemos por qué Rusia es el contrapoder de Estados Unidos.

El periódico fue presentado el pasado día 25 por Herr Dietlev Wimmer, concejal del FPÖ en el municipio linzeño (¿O será linzino? ¿O quizás lincense?Qué cosas).


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