Los vieneses unidos por La Internacional (bueno, algunos)

Un clavelDespués de diez años, he conseguido llegar a la Rathausplatz antes de que se acabe la concentración del primero de mayo.

1 de Mayo.- Después de diez años, hoy ha sido la primera vez que he conseguido ir a la plaza del ayuntamiento de Viena (Rathausplatz) para ver la concentración de los socialistas con motivo del primero de mayo y, de paso, hacer algunas fotos. Todos los años o me levanto tarde o tengo algo que hacer (ya saben mis lectores, esas historias en las que te ves involucrado).

Viena, la roja (de momento) se ha manifestado en forma de un gentío que, la verdad, era nutrido, pero tampoco una multitud de las que se congregan, en el mismo sitio, para beber a la salud de, por ejemplo, los estirios (que es un pretexto como otro cualquiera para terminar entonando cantos regionales).

Como suele suceder, en la tribuna de oradores ha estado presente la plana mayor de la socialdemocracia austriaca. Cuando yo he llegado, casi al final del acto, estaba hablando a la multitud el señor canciller de EPR (Esta Pequeña República), Sr. Werner Faymann. Como yo, señora, me pongo por instinto del lado del que eche el mítin, la verdad es que no he podido por menos que emocionarme cuando ese hombre se ha puesto a hablar de los trabajadores, de lo que hace por ellos el partido socialista, bajándoles los impuestos (para poder subirles los precios), poniéndoles guarderías, que en el diagnóstico de la realidad que hace el Sr. canciller dan para todos los niños que nacen ¡No hemos privatizado el agua! –decía- y es verdad ¡No hemos privatizado las viviendas sociales! –y también es verdad, que se lo digan a Jordi Évole.

En fin, todo muy bonito.

Al final, los socialdemócratas reunidos han cantado dos himnos. El primero, el de los socialistas austriacos (en versión karaoke, porque si no, mucha gente no habría podido cantarlo) y, al final, la internacional. Yo, ya digo que no soy comunista, ni socialista necesariamente, aunque me considero una persona progresista, esto es, con el corazón en el sitio en el que hay que tenerlo, siempre de parte del más débil porque, si no nos ponemos del lado de los más débiles ¿Quién se va a poner, Rodrigo Rato? Pues eso. Como decía, yo no soy más socialista ni más comunista que usted, pero el hecho de escuchar a tanta gente la internacional, con esa convicción, me ha emocionado hasta las lágrimas y, mientras hacía fotos, me he tenido que secar los ojos con la manga de la camisa, porque no atinaba a dónde estaba apuntando.

Quien estaba conmigo, me ha preguntado, la sorpresa pintada en la voz:

Qué pasa, que ahora eres sozialist oder komunist, oder was?

Y yo:

-No, que a mí esta canción me conmueve siempre. Ha muerto tanta gente por ella.

(Aunque no se preocupen mis lectores, probablemente, si un coro de varios miles de personas hubiera cantado Asturias, geliebter Vaterland –o sea, Asturias Patria Querida- el Paco hubiera llorado igual. Mi abuela lo decía siempre, que yo era un niño muy sensible).


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