Viena: la perla del Reich

Az WienDurante el tercer reich Viena fue la segunda ciudad más importante de Alemania. El Architektur Zentrum de Viena analiza el legado nazi en esta capital.

28 de Junio.- Un género muy emparentado con el nazismo, en tanto que disciplina histórica, es lo que podríamos llamar la “arquitectura ficción”.

Proyecto para la sala de juntas del partido nazi en Viena, años treinta

El Estado nazi fue un gran mecenas de los andamios, por una variedad de motivos. Por un lado porque, en una situación de crisis económica y paro galopante, se adhirió a las teorías keynesianas en el sentido de que el Estado tenía que actuar como motor de la economía. Y así, mediante un endeudamiento salvaje, Alemania se pasó la preguerra mundial haciendo principalmente dos cosas: una, pepinos para emplearlos en guerras futuras (guerras que se materializaron desgraciadamente, en parte para poder tener dónde tirar los pepinos) y dos, edificios del más variado pelaje. Desde los grandes y megalómanos proyectos que ideó Hitler con la ayuda de Speer y otros arquitectos, hasta grandes (y horribles) colonias de viviendas para el alemán medio, unidad mínima del Volk.

No fallaba: los nazis se embolsaban un país e, inmediatamente, enviaban a algún chiflado antisemita y loco por la música de Wagner a que viese cómo y dónde se podia construir algún adefesio en el cursi estilo prusiano-neoclásico característico de los de la cruz gamada. A ser posible, un adefesio que, pasados mil años, dejase unas pintorescas ruinas.

Vista aérea de Viena en los años treinta

Viena no fue una excepción. Justo después de la anexión, en 1938, se empezó a planificar la ambiciosa “reconstrucción” de la ciudad (por suerte, la guerra interfirió gravemente en estas ideas y los nazis no consiguieron destrozar la hermosura de esta urbe). Reconstrucción que incluyó, por cierto, una ampliación enorme del término municipal (Viena llegó a llegar hasta Klosterneuburg). Los planos, sin embargo, quedaron (de ahí, lo de la “arquitectura ficción” que yo decía más arriba) y ahora uno puede darse cuenta de la barbarie que hubiera supuesto la puesta en práctica de una arquitectura que ponía por encima la “estética” y la ideología sobre la utilidad, hasta el punto de diseñar gasolineras que parecían templos romanos y que no hubieran servido para lo que estaban concebidas.

En el Architektur Zentrum de Viena (Museumsplatz, 1) está abierta, hasta el día diecisiete de agosto la exposición “Wien. Die Perle des Reiches” (Viena, la perla del Reich) en donde se hace un recorrido sobre las actuaciones que los del paso de la oca hicieron sobre esa ciudad y aquellas que planearon y no llegaron a acometer. La exposición es superchula porque está hecha con materiales originales (planos, fotos aéreas, etcétera) y trata de mostrar cómo la reconfiguración arquitectónica de Viena siguió, durante el siniestro reinado del terror nazi, criterios claramente ideológicos. Por ejemplo, equipos de arquitectos en una vesania planificadora que el comunismo más demente hubiera envidiado, rediseñaron las cocinas para que sirvieran de marco incomparable al ama de casa germánica confinada en las tres kas de Kirche, Küche y Kinder (o sea, Iglesia, Cocina y Niños) .

Se pueden ver no solo planos de edificios (algunos, como la Haus der Mode, sí que llegaron a realizarse, porque los nazis pretendían que Viena se convirtiese en la capital de las artes aplicadas, una especie de nuevo París que dictara las tendencias a todo el Reich), sino también muestras de la arquitectura de interiores y las artes suntuarias en general (los nazis eran unas locas del diseño y les encantaba dejar su sello en todo, desde los muebles de la Ópera hasta las condecoraciones, como el anillo de oro de Viena, aún hoy la máxima condecoración de la ciudad, cuyo diseño los nazis “retocaron” para que incluyera una cruz gamada), por no hablar de la llamada arquitectura efímera (los nazis invadieron el espacio público con todo tipo de propaganda).

Una curiosidad para terminar: uno de los diseñadores de interiores y arquitectos más destacados del tercer Reich fue el vienés Oswald Harerdtl: a él se debe, por ejemplo, el aspecto actual del café Prückl pero también él fue el que decoró la embajada nazi en Madrid.


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Comentarios

Una respuesta a «Viena: la perla del Reich»

  1. […] hablan de una Viena que no se encontraba demasiado incómoda transformada, de capital del imperio, en una tranquila ciudad de la provincia de Ostmark (el nombre que los nazis le dieron a […]

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