Por primera vez en Austria una lista turca está pensándose el concurrir a los comicios vieneses.
16 de Julio.- Cualquiera que vea con un poco de frialdad el panorama político vienés se encontrará con una realidad incontestable: en Viena hay un enorme déficit democrático. Grosso modo, un tercio de los habitantes de esta bonita urbe (entre los que me incluyo) no pueden decidir el color del alcalde –el cual, además, es el presidente del land, porque Viena, como todo el mundo sabe, es un distrito federal-. Personalmente, soy español y soy madrileño y, francamente, señora, después de vivir diez años aquí, y de trabajar aquí y de tener raíces aquí, lo que puedan hacer los políticos madrileños me sirve para algún que otro chascarrillo de este blog y poco más. En cambio, lo que los políticos vieneses hagan sí que me afecta directamente. Ah, pero sobre eso, no puedo decir nada. Francamente, me parece que si la Unión Europea quiere avanzar (¡Queremos que avance!) el derecho a voto debería dejar de estar sujeto a la nacionalidad y sujeto, en cambio, a la residencia, como pasa en los Estados Unidos de América.
En los últimos tiempos los socialistas en el poder y los verdes que les ayudan barajaron una reforma del reglamento electoral, a fin de paliar esta triste situación. No se hizo por la misma razón que, durante años, se pospuso el matrimonio igualitario en España. “No era el momento adecuado”. La auténtica razón estaba clara: los impulsores de la medida pensaban que los votos que iban a ganar por un lado, o sea, los de los inmigrantes, los iban a perder por otro, o sea, entre los austriacos “viejos” por así decirlo. Por no hablar de que la ultraderecha goza de gran predicamento en algunos sectores de los inmigrantes (sí: parece mentira pero es verdad). Por ejemplo, todos los procedentes de la antigua Yugoslavia que tienen como religión el cristianismo y que, por razones obvias, no pueden ver a nadie de religión mahometana.
Algún día los inmigrantes tendremos voz, eso está bastante claro, y ha nacido lo que podría ser el primer intento de que así sea. El periódico Die Presse informa hoy de que, por primera vez, una lista casi totalmente turca está intentando concurrir a las elecciones a la alcaldía vienesa que se celebrarán a principios del otoño que viene. La lista estaría encabezada por un médico turco que tiene consulta abierta en Simmering, el doctor Turgay Taskiran, al que se ve como un hombre con gran cercanía al partido ultranacionalista (y no precisamente en perfectas relaciones con Austria) de Erdogan, el cual ya montó un pollo bastante considerable en su última visita a Viena, como pudieron saber todos los lectores de Viena Directo.
Esta lista ¿Tendría posibilidades de éxito? Veamos los números. Según Statistik Austria (lo cita también Die Presse) el 15% de los migrantes que viven en Viena (o sea, unos 100.000) tienen ascendencia turca. De ellos, un cincuenta por ciento tienen pasaporte austriaco. De ellos, el 75% tiene derecho a voto (unos 45.000). En las elecciones del 2010 hicieron falta unos 38.000 sufragios para sntarse en la alcaldía vienesa, con lo cual para obtener representación la hipotética lista turca debería contar con la práctica totalidad de los votos de los inmigrantes turcos para conseguir representación, un objetivo que podría no ser tan fácil.
Otros intentos parecidos, auspiciados también desde el AKP, el partido de Erdogan, se han demostrado fallidos. En Alemania concurrió una lista llamada BIG, la cual no tardó en estar en la picota por ultracoservadora y homófoba ¿Será este también el destino de la lista vienesa? Strache, la ultraderecha, intenta que se vea la inmigración como una corriente espesa pero, sobre todo, de comportamiento tan unitario como el de un banco de sardinas. No es así e, incluso dentro de una misma nacionalidad, conviven diferentes sensibilidades.
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