Dein ist mein ganzes Herz: la apasionante vida de Richard Tauber (1)

TenorDe entre los recovecos de la Historia emerge hoy Richard Tauber el que, en vida, fue conocido como “El rey del Bel Canto”

1 de Agosto.- Quizá una de las condiciones que tiene que tener un buen bloguero es la buena memoria. Los nombres que uno lee, quedan ahí y forman una especie de red mental que termina por interconectar a mucha de la gente notable que vive en un continente simultáneamente.

Por ejemplo: leyendo el libro de Ian Gibson sobre Luis Buñuel, del que hablaba ayer, me enteré de un dato curioso. Después del fenomenal escándalo que se formó cuando Buñuel estrenó La Edad de Oro (empezaba el fascismo en Europa y en Francia no se andaba con chiquitas: estuvieron a punto de quemar el cine), Buñuel se fue a Hollywood huyendo de la quema. Lo que vio en América no le gustó nada y terminó por volver a Europa. A París. En la ciudad de la luz encontró trabajo en los estudios que la Paramount tenía en Joinville, haciendo de actor de doblaje a las órdenes de un señor llamado Rudolf Sieber. Rudolf, Rudi, para sus amigos, era el marido de Marlene Dietrich (minuto 06:09 de este vídeo).

Rudolf y Marlene, cuando vivían en Berlín (muy poco antes) tenían un ídolo (particularente Marlene), ídolo que, por cierto, también lo era de otro vienés famoso, el director Billy Wilder. Se trataba del tenor Richard Tauber. Una auténtica estrella mundial, apodado por la prensa de entreguerras “El Rey del Belcanto”. Tauber, con su voz melódica y su talento para encandilar a las señoras, se adelantó a su tiempo al fijar el estilo de los cantantes de los años cincuenta. Monstruos como Bing Crosby no hubieran podido existir sin Tauber.

Ayer, rebuscando entre lp´s viejos de esa cápsula del tiempo que es la casa del anciano que estoy ayudando a deshacer, apareció uno de grandes éxitos de Richard Tauber. Lo puse en el asmático tocadiscos y hete aquí que el primer corte era este

Una de mis canciones favoritas. La pregunta era inevitable ¿Quién había sido Richard Tauber? Dejé el trapo de cambiar el polvo por el brillo y me fui a buscar el telefonino (¡Qué haríamos ahora sin internet en el telefonino!) y he aquí lo que encontré.

Richard Tauber fue un tenor austriaco que nació en Linz.En 1891. Fue, como solía suceder en el mundo de los cómicos de entonces, hijo ilegítimo de una cantante que se llamó Elisabeth Denemy y del intendente de la ópera de Chemnitz (ciudad alemana de la región de Sajonia) un señor llamado Richard Anton Tauber. Hay que imaginarse la situación:

-Mira, con lo mona que tú eres, con lo bien que cantas…Yo, de verdad, me voy a separar de tu mujer…Tonta, verás como sí…

Y luego, pues eso: prometer hasta meter y una vez metido, olvidarse de lo prometido. O no tanto. Porque Richard Tauber, a pesar de ser hijo de madre soltera (y además cómica, con lo que eso suponía en la época) creció relativamente feliz en Linz, al cargo de una familia que le acogió mientras su madre cantaba por esos escenarios de Dios.

En 1903, cuando Richard tenía doce años, las circunstancias de la vida de su padre debieron de cambiar, porque le reclamó para sí y se lo llevó con él a Frankfurt, en donde le dio unos estudios que culminaron, como casi no podía ser de otra manera, en el conservatorio. Allí no hizo canto, sino dirección. Pero sus profesores pronto dijeron de él lo mismo que de Antonio Molina ( o sea “esa voz es una mina”) y en 1913 ya le tenemos debutando en la ópera de Chemnitz (quien tiene padrino se bautiza) cantando el Tamino de esa ópera que, mis lectores estarán de acuerdo, tiene nombre de película del destape: La Flauta Mágica.

Los años veinte son de intensa actividad para Richard Tauber, que se curte en los escenarios de media centroeuropa cantando, sobre todo, el repertorio mozartiano.En el año 26 se casa, también con otra cantante (mona) que se llamaba Charlotte Vanconti. A los dos años se divorcian y la Vanconti, que no debía de tener un pelo de tonta, le sacó a Richard Tauber los higadillos. La prensa se escandalizó de que la indemnización post-divorcio había sido de un millón de marcos de la época (sueldo, por cierto, que más tarde rechazaría Romy Schneider por hacer una cuarta parte de Sissi, pero eso es otra historia).

Desafortunadamente, a partir de su divorcio, la vida de Richard Tauber no se volvió menos apasionante, pero sí bastante más complicada.


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