Ursula Stenzel encuentra el norte

opernballFrau Ursula Stenzel ha encontrado, en el espléndido otoño de su vida política, el auténtico sentido del servicio público.

3 de Septiembre.- Preocupados como estamos con el tema de los refugiados casi se nos pasa una noticia que, sin ser de verdad importante, va a ser sin duda la anécdota de las elecciones a la alcaldía de Viena que se van a celebrar en un mes más o menos.

Y la anécdota es la siguiente: la señora Ursula Stenzel ha descubierto, de pronto, que Strache es un político progresista. Sí ¿Qué pasa? No pongan esa cara mis lectores. No me digan que no se lo habían notado. Aunque, por otra parte, también se podría aducir que, si Stenzel piensa que Strache es un político progresista y, ante todo europeísta (sic) ¿Còmo será ella?

Pero vayamos por partes.

¿Quién es esta frau Stenzel? ¿Por qué es importante su opinión? (o ¿Por qué cree ella que su opinión es tan importante?) A juzgar por su trayectoria se podría decir que su biografía es la de una persona que solo ha tenido dos amores en la vida: el poder y los focos de la atención pública. No siempre por ese orden.

Stenzel viene de una familia judeo-católica de rancia tradición y, de jovencita, estudió filología alemana, lo cual le abrió las puertas del periodismo. El gran público austriaco la conoció como presentadora de las noticias más vistas en EPR –entonces, cuando ella las presentaba, en régimen de monopolio- (en el minuto cinco del vídeo de abajo). Cuando se jubiló de la cadena de televisión pública, Stenzel, como más tarde haría su compañero de profesión, Eugen Freund, decidió aprovechar su imagen de persona creíble y formal y se presentó a diputada del Parlamento Europeo –la jubilación dorada con la que sueña cualquier persona que esté agotada de respirar el polvo de los platós- allí recaló en 1999 como jefa de la fracción austriaca del Partido conservador. Cuando se le acabó el contrato por obra en Bruselas, la Sra. Stenzel decidió volver a casa y se presentó por el partido conservador austriaco para concejala de distrito. Pero, tratándose de ella, no podía ser cualquier distrito. Se presentó por el distrito uno, en donde es de suponer que todas sus amigas se pusieron disciplinadamente los pendientes de perlita y acudieron a votar para que ella saliese elegida.

El puesto de concejala de distrito, aunque sea en el distrito uno, la almendra central de esta capital, debe de ser más coñazo que el puesto de vigilante de las catacumbas de la catedral de San Esteban y, si algo tienen en común Ursula Stenzel y Gloria Estefan, es que a las dos el cuerpo les pide salsa (bueno, a Gloria Estefan, últimamente, menos). Pronto, Stenzel se convirtió en lo que las periodistas cursis del ramo político llaman “un verso suelto” y en el ÖVP, pensando que el potencial de credibilidad de Stenzel estaba más que amortizado, la fueron arrumbando poco a poco hasta que un día, le dieron el finiquito. Ursula no se conformó con ser una has been y dedicarse a tomar el té con sus amigas de la academia de baile Elmayer así que, en vista de que en el ÖVP no le hacen ya ni caso y su carrera política iba a sucumbir víctima del inevitable relevo generacional, ha decidido presentarse como independiente en las filas del FPÖ, partido desde cuyas filas (en el pasado) la han llamado de todo menos guapa y salerosa.

Stenzel no solo ha demostrado con su decisión que se le han caido las escamas de los ojos en cuanto al europeismo de Strache y a la actitud, en su opinión injusta, de todas las demás fuerzas políticas, las cuales se niegan a hacer pactos con el FPÖ (de momento). La señora Stenzel también ha demostrado que en su corazón habita la bondad y que para nada es rencorosa (otra, después de lo que le han dicho a ella, le hubiera dicho al FPÖ que nanai del peluquín). Preguntada por los venablos y denuestos que le han lanzado sus ahora compañeros de filas a través de los tiempos, ha puesto el mismo gesto que esas abuelas del Inserso cuando las pillan quitándole el noviete a otra vieja que comparte con ellas autobús a Castellón.

Una cosa como “pelillos a la mar, gajes del oficio, esto no tiene importancia, son cositas del querer”. Palabras en cuyo trasfondo, cualquier malpensado podría encontrar el siguiente trasfondo:

-Todos sabemos por lo que yo estoy aquí. Las siglas y los programas son solo el pretexto.

Nosotros, por supuesto, no lo hacemos. Líbrenos Dios.


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Comentarios

Una respuesta a «Ursula Stenzel encuentra el norte»

  1. […] Johann Gudenus, el cual, si todo va como se presagia sería el „vicealcalde“ de Viena, Ursula Stenzel y Heinz Christian Strache, el cual llamó a sus adeptos a conseguir „el milagro azul“ (das blaue […]

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