El misterioso caso del tiempo menguante

¿Será que Viena ya no es la que era? ¿Será que el bloguero ya no es el que era? No se sabe. El caso es que hay un hecho irrefutable.

Para Pablo D.-A. lector desde la primera hora (o casi)

14 de Noviembre.- Querida Ainara (*): el blog en el que se publican estas cartas es la prueba más palpable de que los intereses de tu tío han sido y son de lo más variado. Como cotilla impenitente que soy, me gusta enterarme de cómo funcionan las cosas, hacerme preguntas y luego organizar la información y, si es posible, transmitirla.

Desde pequeños, tu padre y yo hemos estado atareados en mil y una cosas, obligatorias y voluntarias, gratas y pesadas. La única manera de hacerlo era con mucha disciplina y con un esfuerzo constante para adaptarnos a una distribución del tiempo muy precisa. A veces, solapando unas cosas con otras. Yo, por ejemplo, tengo un amigo que dice que nunca me ha conocido sin estar haciendo dos cosas a la vez. Jinetes del tiempo, tu padre y yo hemos conseguido, a veces, estirarlo y aprovechar sus fracciones más mínimas –por ejemplo, ahora, te estoy escribiendo de pie, en una estación de metro-; así hemos podido hacer una cantidad de cosas que pueden parecer inverosímiles a primera vista, pero que solo tienen un secreto: la organización.

Sin embargo, de un tiempo a esa parte (siempre el tiempo), noto que, esa materia que yo antes partía en trocitos; el tiempo, que era una dimensión cuya elasticidad me era muy conocida, está empezando, lentamente, a vengarse del dominio férreo al que yo le sometía.

Quizá sucede que he abusado, que me he confiado demasiado en mi conocimiento de sus posibilidades. Quizá le he tratado durante demasiados años como a una pareja bonachona, que siempre protestaba al principio, pero de quien se podían hacer siempre mangas y capirotes. O quizá es que la Viena a la que llegué, en la que el tiempo se remansaba, formando como lagos de aguas oscuras y suaves, ya no es la Viena de hoy, la cual ha entrado de golpe en un siglo XXI que, sospecho, no termina de gustarle. El hecho, Ainara es que, por primera vez en mi vida, el tiempo me falta. Y esa escasez tiene consecuencias en mi vida. Es una sensación desagradable el no poder tener amistades de calidad (por lo menos no tratar como se merecen a las personas nuevas que se acercan a mí) y, lo más doloroso, es tener que renunciar a cosas, recotrar por donde se va pudiendo, como el ama de casa que, ante un sueldo corto, se va deshaciendo de los gastos de los que le duele menos deshacerse.

Como vadeando la inundación de “destiempo” (así se podría llamar a lo contrario de disfrutar de todo el que uno quiere) y a fuerza de tenacidad, se publica este blog diariamente, porque el tiempo y yo, en nuestra lucha por ver quién gana, hemos llegado a un acuerdo tácito y él respetará Viena Directo mientras…No lo sé, Ainara, no sé mientras tanto. Porque las semanas se me escapan entre los dedos como y, como si se tratase de un coche lanzado a toda velocidad por una autopista, voy montado en mi vida y, un día, miro hacia atrás y ha pasado como un suspiro un mes desde que no vi a tal amigo y luego, al segundo vistazo, ya han pasado seis meses desde que me prometí terminar tal o cual tarea y, antes de que me dé cuenta, es un año y medio el tiempo que hacía que no te veía.

¿Será la edad? ¿Será que las tareas que abordo son cada vez más complejas y necesitan cada vez de más tiempo? ¿Será, por el contrario, que necesito más concentración para hacer las mismas cosas que hacía antes, o que no estoy dispuesto a según qué sacrificios o que me adormezco en la compañía de la gente que me gusta y que, sin ellos saberlo ni pretenderlo con mala intención, son cómplices del tiempo en su lucha sin cuartel? No lo sé.

Ante el misterio, que sospecho que no tiene demasiado remedio y que es uno de los gajes de la vida, solo me queda salvar lo que se pueda. Y en eso estoy.

Besos de tu tío

(*)Ainara es la sobrina del autor


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.