Presuntos implicados

Hombre de color
La foto es un detalle de una pintura del artista Amoako Boafo. Quien quiera saber más de su trabajo puede pinchar aquí https://amoakoboafo.wordpress.com/

La llegada de refugiados a Europa está alimentando el auge del populismo más grosero ¿Está justificado?¿Hasta qué punto son los medios culpables? Veamos.

25 de Enero.- El cerebro de los seres humanos está programado para encontrar pautas..

Hay un uno, y nosotros buscamos el otro uno para que forme un dos. Hay tres puntos tirados al azar sobre una superficie blanca y el cerebro nuestro no ve tres puntos, sino que ve un triángulo. Y „asín“, como dijo el clásico, sucesivamente.

En el Caralibro, un amigo mío compartió ayer una entrevista aparecida en un medio de su agrado. El medio entrevistaba a un padre de la Compañía de Jesús (quien quiera leerla, puede pinchar aquí). El titular, lo que en la profesion se llama „el total“ era algo así como „El Islam es la mayor peste que ha caido sobre la Humanidad“. La foto del jesuita mostraba a un hombre con gafas bifocales, marcado ya por la edad. Si uno se ponía a leer el artículo, se daba cuenta de que el entrevistador, a falta de algo mejor a lo que agarrarse, había tratado de atraer a los lectores hacia una entrevista más bien plana (y esto, como dicen en Cádiz, no es criticar, es referir) mediante la utilización de la única frase del entrevistado que era un poco llamativa y que se utilizaba como prueba de la supuesta perspicacia del jesuita, cuya mirada sobre la realidad, es obvio, tenía un sesgo evidentísimo.

Como yo le decía a mi amigo (el cual, seguramente, me perdonará que utilice esta pequeña anécdota para ilustrar lo que cuento) la frase del jesuita se cae en cuanto uno se pone a analizarla un poco en profundidad. Porque, al hablar del Islam ¿De qué hablamos? Naturalmente, el triunfo de los terroristas es que se tome el todo por la parte y llevados por el miedo que a todos nos dan las bombas, todos pensemos que el Islam está compuesto principalmente por señores aviesos con barbas que se entretienen en matar al prójimo (especialmente si ese prójimo es cristiano) y sin embargo, el islam es una de las cuatro religiones grandes de la Humanidad y la practican millones de personas en los cinco continentes. Cae por su peso que todos los días millones de personas que profesan la religión islámica (en toda la gama de matices e intensidades en que se puede profesar una religión) cae por su peso, digo, que todos los días millones de personas que profesan la religión islámica comen, beben, llevan a sus niños al cole,hacen el amor con sus parejas o discuten con ellas, van al baño, se preocupan de llegar a fin de mes, tienen un jefe que es un gilipollas, se les diagnostica una enfermedad, echan gasolina a sus coches, etcétera etcétera y no se les ocurre, ni por pienso, como es lógico,matar a ninguno de sus prójimos.

Pues bien: en el Caralibro, también sigo a Armin Wolf, el director de informativos de la tele pública austriaca, y me gusta mucho leer lo que escribe, porque yo creo que Armin Wolf es una persona que, aparte de ser muy inteligente es un hombre que no solo ejerce su profesión, sino que también se pregunta de qué manera ejerce su profesión.

Lo que a mí más me gusta de cómo Armin Wolf ejerce el periodismo es que se hace preguntas y esas preguntas son variaciones de una primordial que yo también me hago mucho cuando me pongo a escribir Viena Directo. Es esta: ¿Lo estoy haciendo bien?

En su última entrada en Facebook, un texto largo, Armin Wolf se preguntaba si era conveniente o profesional (desde el punto de vista del periodista), como piden muchas personas, que cada vez que se informe en un medio sobre un determinado acto criminal, se mencione expresamente la nacionalidad o la procedencia del malote.

O sea, que se diga en vez de como ahora „Un indivíduo de veintisiete años ha asaltado una céntrica joyería en Mariahilferstrasse y ha sido detenido gracias a la sangre fría del joyero“ lo siguiente: „Un indivíduo de raíces yugoslavas, o sirias, o españolas, o italianas, ha asaltado una joyería…“ y tal y tal.

Influenciadas por el sensacionalismo de algunos medios y, lo que es peor, por su fantasía alimentada por el miedo, muchas personas como nuestro jesuita del principio, tienden a pensar que, por ejemplo, las personas musulmanas, particularmente los hombres musulmanes, son criaturas bestiales que se dedican a perseguir a las rubias con intenciones espurias (como Alfredo Landa en las películas, pero de mal rollo).

Armin Wolf aporta estadísticas (las últimas disponibles son de 2014).

En ese año, en Austria se produjeron 2418 denuncias por delitos contra la libertad sexual; hubo 908 condenas. En contra de lo que pretende el tópico, el 76 por ciento (más de tres cuartas partes) de los condenados fueron austriacos, el resto, un 24% eran extranjeros, pero de ese 24%, otros tres cuartos eran originarios de los países de la Unión y solo una cuarta parte (un 6%) eran originarios de paises del Norte de África o de Oriente Medio.

Según Wolf, al informar sobre estos delitos, habría que decir „El presunto violador de origen austriaco“ tres veces más frecuentemente que „el presunto violador de orígen X“. Más o menos lo mismo vale para casi todos los demás delitos. O más ridículo aún, para evitar cualquier tipo de objeción quizá habría que decir „el presunto violador de origen austriaco, pero cuyos padres nacieron uno en Ucrania y el otro en Tirol“…

Podría argumentarse que, al no mencionar la procedencia del „presunto“ se está alimentando la fantasía de personas de mente calenturienta, como nuestro buen jesuita que presumen que se les oculta una parte de la realidad en favor de quién sabe qué teorías conspiranoicas; pero por otro lado también es verdad que, si los tocamientos y molestias de la nochevieja de Colonia hubieran sido protagonizados por personas rubias y de ojos azules, probablemente hubieran tenido mucho menos impacto en la atención de la masa que si, como en realidad fue, fueron hechas por personas (presuntamente por lo menos) procedentes de Oriente Medio.

El problema es peliagudo sobre todo en un mundo en el que la asfixia financiera y la competencia brutal de internet está matando a los medios.

Yo sé que si escribiera Viena Directo de otra manera, probablemente tendría más lectores, pero perdería muy probablemente a los que más me interesan. Gente como tú. Por eso, querido lector, en mi caso la cosa está clara: creo que habría que mencionar la procedencia de la gente solo cuando es imprescindible para la comprensión de la noticia y no para alimentar ni pesadillas de viejos ni los bajos instintos de la gente (y entre esos bajos instintos se incluye el miedo).


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