No era (ni es) para tanto

ojos de niñoLos rumores tienen una enorme fuerza destructiva, el conocimiento de los datos no siempre repara sus consecuencias. Pero ayuda.

19 de Febrero.- En estos momentos es probable que la Unión Europea esté pasando por una de sus horas decisivas.

Probablemente, la más decisiva desde que, a finales de los ochenta, el bloque socialista pasó a la Historia.

Los líderes de la Unión están reunidos negociando dos cosas muy importantes: la primera, qué atractivos puede ofrecerle la Unión al Reino Unido, para que el Reino Unido decida quedarse. Un Reino Unido cuyo Gobierno, en estos momentos, no es ajeno a las presiones que, como en el resto de Europa, le está practicando el populismo (el del UKIP). La salida de Gran Bretaña de la Unión, siendo importante, tendría más importancia a nivel simbólico que real, pero provocaría un terremoto de imprevisibles consecuencias (aunque, desde que llevo escribiendo este blog, la Unión ha estado expuesta a terremotos de imprevisibles consecuencias y, hasta ahora, ha sobrevivido, como por ejemplo la crisis griega o el rescate de España y Portugal).

La otra cuestión que se ventila, y en la que Austria está muy metida, y en la que Austria, además, por cuestiones de política interior, está actuando bajo el signo del populismo que amenaza con atenazar su Gobierno,es la de los refugiados.

La crisis es ya larga.

Empezó a finales del verano pasado cuando empezaron a llegar refugiados procedentes de Siria a la Westbahnhof vienesa y, desde entonces, lleva Europa, una parte nada despreciable de los políticos europeos y, lo que es peor, algunos tramos nada despreciables de la población europea, enseñando sus vergüenzas.

El populismo, la demagogia, la guerra sucia en ese salvaje oeste que es internet y las redes sociales, han cundido desde entonces, resucitando los más viejos y más nauseabundos fantasmas europeos: los de la insolidaridad y el racismo más indisimulado y deleznable.

Con vistas a influir en una opinión pública que, de momento, era muy favorable a la acogida de los refugiados, se han extendido todo tipo de rumores.

Los más recurrentes han sido los que relacionaban a los refugiados con la delincuencia. Durante los tres primeros meses del año pasado fueron in crescendo y tuvieron su punto álgido con la crisis de la Nochevieja de Colonia. Se levantó una enorme polvareda en los medios (de aquí y de allí) para denunciar que presuntamente, los refugiados habían atacado en masa „de una manera nunca vista anteriormente“ se decía, a mujeres que habían salido a celebrar pacíficamente la Nochevieja en la ciudad en la que dicen que están enterrados los Reyes Magos. Meses después se ha sabido que, de las más de setenta personas investigadas, ninguna era siria, aunque sí procedentes de países del Magreb.

Naturalmente la reparación o aclaración llega tarde, el daño está ya hecho.

En Austria, ha corrido por internet fango de todas las maneras posibles.

No solo contra los refugiados en infundios de la forma „pues yo tengo una amiga que tiene una tía a la que los refugiados apalearon en la calle y se rieron de ella“ o „los refugiados no aceptan ayuda de mujeres porque los musulmanes no se relacionan con ellas“ o „los refugiados entran en los supermercados, roban las cosas, se van sin pagar, y luego la policía no les hace nada“ (rumores negados de forma reiterada por la policía) sino en forma de prohibición de entrada a locales (se ha prohibido a refugiados entrar a piscinas, ha habido médicos que se han negado a atenderles, oficialmente para protestar contra la postura del Gobierno austriaco, o incluso se les ha prohibido la entrada a locales por acusaciones de violación que luego se han demostrado falsas) sino también se ha intentado desacreditar a los cargos públicos que, muchas veces luchando contra la falta de recursos, han ofrecido su ayuda a esas personas que vienen a Europa huyendo de la guerra.

Para esto se han utilizado, por cierto, y curiosamente, argumentos que ya utilizaba en la guerra civil española el bando franquista para desacreditar al de la República, afirmándose por ejemplo que, para que los refugiados varones se desfogasen, el Gobierno les había dado vales gratuitos canjeables por servicios de prostitución. Por supuesto, todo mentira.

La policía austriaca hizo público ayer un informe cuyas conclusiones eran que la llegada de refugiados a Europa no ha hecho que suban en Austria las tasas de delincuencia. De hecho, Austria sigue siendo uno de los países más seguros del mundo aunque, desde finales del verano pasado y, debido a la histeria fomentada interesadamente por periódicos sensacionalistas y políticos populistas, la venta de armas a ciudadanos privados, la formación de patrullas callejeras y escuadrones de autodefensa (!!!!!!) y la contratación de seguridad privada, ha experimentado un notable (y siniestro) florecimiento.


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