un certificado nazi

30 años del affaire Waldheim (2)

un certificado naziEn el amor, en la guerra y en la política todo vale y la Historia de Kurt Waldheim es también la de una feroz lucha por el poder.

4 de Marzo.- En 1985, Kurt Waldheim estaba de vuelta en Viena, como esos emigrantes extremeños que, en los setenta, después de haber hecho las Alemanias, volvían al pueblo conduciendo berlinas Mercedes (que a veces eran prestadas y a veces compradas con todos los ahorros conseguidos como camareros en Düsseldorf). Era, según su partido, „El hombre en el que el mundo confiaba“ y quería ser presidente.

En estas fechas, como apoyo a su campaña para la presidencia de EPR, Kurt Waldheim publicó un libro autobiográfico-autolaudatorio en el que, naturalmente, hablaba de esa parte de su vida durante la cual participó en la segunda guerra mundial.

Pues verá, señora -vino a decir- había una guerra malísima en el mundo y a mí me mandaron al frente del Este, a luchar contra la Unión Soviética; en estas, me dispararon en mal sitio y me hirieron, con lo cual me mandaron de vacaciones a Austria para que me curase. Esto…Al final de la guerra estaba en Trieste“ (o sea, que entre 1941 y 1945 el bueno de Waldheim dejaba un espacio en blanco).

Durante la presentación de la campaña electoral de Waldheim, un reportero del semanario sensacionalista alemán Stern le preguntó que si había sido miembro de una organización estudiantil nazi, solo la revista Profil, entonces, como ahora, cercana al Partido Socialista austriaco siguió investigando la cuestión.

La sombra del pasado „pardo“ de Waldheim se siguió cerniendo sobre él y, de hecho, fue uno de los puntos que sus competidores socialistas encontraron para intentar quitarle votos.

La revista Profil no cejó en sus intentos de averiguar más cosas sobre el pasado nazi de Waldheim (más bien sobre su pasado como soldado en la Wehrmacht) y terminó descubriendo que, desde 1971, el Partido Socialista austriaco tenía en su poder el historial militar de Waldheim (lo mencionábamos en el capítulo anterior de esta historia de zancadillas políticas, que ríete tú de El Gato al Agua y de Jiménez Losantos). Durante la campaña electoral de 1985, Hans Pusch, el jefe de gabinete de Alfred Sinowatz (vaca sagrada del SPÖ, historiador y exministro de educación de Kreisky) intentó venderle a un periodista americano la „exclusiva“ sobre el pasado nazi de Kurt Waldheim. Por alguna razón, tanto el versallesco (y tan maquiavélico como Sinowatz) Bruno Kreisky, como el jefe de campaña del Partido Popular austriaco, vieron todo el asunto como un intento de ensuciar la reputación de Kurt Waldheim.

De la lectura atenta de esta historia se saca la conclusión de que, por la razón que fuera, había muchas personas interesadas en que Kurt Waldheim no llegara a ser presidente de la República austriaca. Durante el año 1985, como en un buen thriller que está por escribir, se sucedieron los intentos de airear el pasado nazi de Kurt Waldheim.

Unos desconocidos le entregaron a los redactores de Profil, el único medio austriaco que está especializado en periodismo de investigación, una foto de un chaval vestido con un uniforme nazi que se parecía sospechosamente a Kurt Waldheim. Sea como fuere, el explosivo material no salió a la luz pública.

Después, durante el acto de descubrimiento de una placa en memoria del general -condenado en Nüremberg por crímenes de guerra- Alexander Löhr- se dijo que Kurt Waldheim había estado a sus órdenes.

La tormenta se cernía sobre el ex secretario general de las Naciones Unidas y no tardó mucho en descargar sobre él con toda la fuerza de un secreto represado durante décadas.

El 2 de Marzo de 1986, quince años más tarde de que empezaran a escucharse los primeros, soterrados rumores, el periodista de Profil Hubertus Czernin publicó el primero de una serie de artículos llamados „Waldheim y las SA“ en donde contaba con pelos y señales la vida militar de Waldheim bajo el régimen de la cruz gamada, ampliando los datos que el interesado había dejado (intencionadamente, suponemos) en una nebulosa que quería que se pareciese lo más posible a la inocencia.

La historia de Czernin, de hecho, terminaba en donde Waldheim la había dejado en su libro. En donde el ex secretario general dejaba entrever que, después de su herida poco más había hecho en la Wehrmacht, decía Czernin que Waldheim, una vez curado de sus heridas, había sido declarado de nuevo apto para el servicio y enviado a Salónica a finales de marzo de 1942. Salónica, Grecia toda en aquellos momentos, era uno de los epicentros de la barbarie nazi. Prudentemente -porque en Austria había que hablar de esas cosas tasando mucho las palabras- Czernin no decía nada de la posible participación de Waldheim en la represión y los crímenes del nazismo.

Otros medios, fuera de Esta Pequeña República no se andaron con esas chiquitas, como se verá más tarde.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.