un certificado nazi

Baldur von Schirach, gauleiter de Viena

un certificado naziHoy hablaremos de un personaje que marcó la historia de Viena de manera siniestra: Baldur von Schirach: de profesión, gauleiter.

21 de Agosto.- El día 8 de este mes hizo cuarenta y dos años de la muerte de un personaje que, durante unos años, marcó con una nota siniestra la historia de la ciudad de Viena. Me estoy refiriendo a Baldur von Schirach, el cual, entre 1940 y 1945 fue Gauleiter nazi de Viena (la autoridad máxima dentro de su zona de influencia o Gau).

Terminada la guerra, Von Schirach fue juzgado en los famosos procesos de Nüremberg y, como le sucedió también a otro nazi prominente, Albert Speer, el arquitecto de Hitler, salió con una condena comparativamente menor. Veinte años de cárcel. Y también, como Albert Speer, publicó sus memorias, que se llamaron „Yo creí en Hitler“.

Von Schirach no era austriaco, sin embargo, sino nacido en Berlín en una familia de la alta burguesía la cual era, a partes iguales, ilustrada y ferozmente ultraconservadora. De lo primero, da testimonio que, hasta su quinto año de vida, Von Schirach, educado por nannies inglesas, no habló más que la lengua de la reina Isabel y de lo segundo que su hermano mayor, al saber de la abdicación del káiser en 1919 y la consiguiente proclamación de la República de Weimar, se pegó un tiro (de lo cual podríamos deducir también que los Von Schirach eran una familia en la que se lo tomaban todo muy a la tremenda, pero eso es otro cantar).

En 1932, Von Schirach, que había empezado sus estudios de Germanística (filología alemana) e Historia del Arte (estudios que, por cierto, nunca terminó) y que ya había destacado en diferentes puestos de responsabilidad dentro del organigrama nazi (fue, primero jefe de una liga estudiantil y luego jefe supremo de las juventudes hitlerianas) pasó a formar parte del entourage cercano del dictador al casarse con Henriette Hoffman, la hija de uno de los personajes que acompañó a Hitler desde sus oscuros días de mitinero en las cervecerías de Munich. Me estoy refiriendo, naturalmente, a Heinrich Hoffmann, el fotógrafo de cabecera de Hitler, el cual desempeñó otro papel fundamental en la vida de Hitler porque en el estudio de Heinrich Hoffmann trabajaba una muchacha buenecilla, sosa y algo tontucia (pero de indudable raza aria) llamada Eva Braun, la cual pasaría a la historia más tarde por ser, probablemente, la mujer con la luna de miel más corta de que se tiene noticia.

Von Schirach era un nazi convencido y un feroz partidario del régimen (aunque el adjetivo feroz, en este contexto, sea bastante redundante) el cual, al frente de las juventudes Hitlerianas intentó por todos los medios influir en la educación de los jóvenes (como Stalin hacía, exactamente igual, por su lado) llenando los manuales escolares de consignas políticas e incluso creando las Escuelas de Adolf Hitler.

En 1940 fue nombrado, como dije más arriba, Gauleiter de Viena. Se trasladó a la ciudad y junto con su familia fijó su residencia en el Hofburg, degradado entonces, como si dijéramos, a segunda regional dentro de las divisiones de los palacios, al haber convertido los nazis Austria en general y Viena en particular en una de las provincias del Reich alemán. Desde su nuevo puesto, Von Schirach, antisemita convencido, jugó un papel fundamental en la deportación de judíos hacia el este de europa. En un mítin llegó a decir que veía en ello una aportación decisiva a la historia de la cultura. A pesar de lo cual, parece que tuvo problemas con Hitler porque, en 1943 sugirió que se tratase a los judíos de manera algo más humana.

Fue Von Schirach el responsable de organizar la defensa de Viena frente a las tropas del ejército rojo. Se lo encargó Hitler la última vez que se vieron, en febrero de 1945 cuando ya la guerra estaba definitivamente perdida. Antes de la liberación definitiva de Viena, en abril de 1945, Von Schirach huyó bajo identidad falsa a Tirol en donde, curiosamente, trabajó como traductor para los aliados hasta que fue descubierto y, en junio de 1945 juzgado y condenado, como dije más arriba, a veinte años de prisión.

Von Schirach los cumplió y, durante su cautiverio, se separó de su mujer. Cuando salió de la cárcel, a mediados de los años sesenta, se estableció en una pensión en la ciudad de Kröv, en el suroeste de Alemania en donde, medio ciego, pasó sus últimos días escribiendo las memorias que citaba más arriba y concediendo algunas entrevistas, por ejemplo al periodista británico David Frost (el cual se había especializado en este tipo de granujas, despues de haber entrevistado a Richard Nixon y haberle sacado una confesión sobre el Watergate).

En 1974 Baldur von Schirach hizo de este mundo un lugar mejor mediante el sencillo procedimiento de morirse. En su lápida, hizo grabar como epitafio „Yo fui uno de vosotros“.

Por cierto, su tumba ya no existe. En 2015, los restos de Von Schirach fueron sacados de ella para dejar sitio a otro difunto y sus cenizas echadas a una fosa común. Bien está lo que bien acaba.


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