¿Qué va a ser, señora?

amigosA lo largo de estos diez años, Viena Directo ha ido agrupando en torno a él una nutrida parroquia de lectores. Anécdotas ha habido a porrillo, naturalmente.

26 de Septiembre.- A lo largo de estos diez años, mucha gente me pide consejos sobre cómo escribir un blog. No hay ninguno. Bueno, sí: hay dos. El primero es escribir, básicamente, lo que a uno le salga del pito. Sin pensar en los buscadores, sin pensar en el Page Rank, solo hay que intentar ser lo más uno mismo posible que se pueda. Es más, hay que tratar de ser uno mismo a cualquier precio y construyéndose una coraza de tortuga contra las críticas.

Esto tiene dos ventajas: la primera que, como es imposible gustarle a todo el mundo, por lo menos, escribiendo lo que a uno le gusta o le interesa, habrá alguien contento. Y la segunda y principal es que a los seres humanos nos gusta la autenticidad, saber que al otro lado hay una persona como nosotros, que tiene preocupaciones, que tiene días malos y días buenos (yo he procurado que, en lo posible, los días malos no se transparentasen en las páginas del blog).

Y luego, el segundo consejo, naturalmente, es amar lo que uno hace con todas las fuerzas de uno y que ese amor le lleve a insistir y no cejar nunca en el ánimo de hacerlo lo mejor posible. Durante prácticamente todo el primer año de Viena Directo, la verdad es que no pasó casi nada. O sea, yo creo que el blog lo leía yo, que lo escribía, y mi familia, pero luego después empezaron a llegar los desconocidos y entonces, se produjo una felicidad completa: y es que a través del blog, por su causa, o con el blog como excusa, empecé a conocer a gente estupendísima, la cual, en muchos casos también, tenía ganas de conocerme a mí.

Algún lector vehemente y (lo prometo) sin relación ninguna conmigo nada más que por el constante goteo de textos que cada día llegan a la red, me ha propuesto ser el padrino de uno de sus hijos; también me han propuesto ser padrino de bodas que se celebrarían aquí (no he aceptado en ninguna de las dos ocasiones, por supuesto, porque yo soy muy pudoroso para según qué cosas).

Incontables corresponsales (hubo una época que prácticamente un par de veces por semana) me han pedido consejos sobre sus amores, como si fuera un amigo suyo íntimo, o un familiar (algunos otros amigos, al saber de estas cosas, se han tomado la cosa bastante a cachondeo, pero yo siempre he contestado según mi recto entender y tomándome muy en serio lo que la gente me preguntaba).

Si me han propuesto tomarme un café, me lo he tomado siempre, primero porque, creo que se nota, uno de mis placeres es que la gente me cuente sus historias (yo creo que, en esta curiosidad infinita y sin fondo, está también el secreto de la longevidad de este blog; si yo no tuviera excusa para preguntar ¿Cómo me las apañaría para saber?). También lo he hecho, naturalemente, por un cierto sentido de la responsabilidad. Una de las cosas que yo tengo grabadas de cuando vine a vivir aquí (entonces no había Facebook o la gente lo usaba menos) es la tremenda soledad en la que me encontré, una necesidad casi física de hablar con gente.

De estas citas, naturalmente, han salido muchísimas amistades (algunas, tan fuertes que, esta vez sí, me han llevado al padrinazgo de una boda, cosa que me llenó de muchísimo orgullo) y también anécdotas sin cuento, como la de aquel gaditano enamorado de una austriaca que un día quedó conmigo, desesperado, para contarme que no entendía cómo en invierno se hacía tan pronto de noche en Viena y se dejó decir que:

-Claro, quillo, es que te levantas a las once y entre que te duchas y desayunas ya se te ha hecho de noche.

O aquel chico, creo recordar que de Ciudad Real, que estuvo viviendo meses y meses en un pisito pequeño cerca de la Millenium Tower y al que la curiosidad solo le alcanzó para visitar el centro de Viena cuando yo le dije que era un crimen de lesa humanidad que hubiera sido vecino de esta urbe y no conociera el Hofburg, le monté en un metro y le llevé al distrito uno. Y que, al encontrarme yo por la Kartnerstrasse a un amigo mío, gay él, y al darme él dos besos, se quedó pálido, sumido en una honda perplejidad y, cuando el otro se marchó, me dijo que era la primera vez que…

-…Que veia a uno de esos, que él era de pueblo.

He procurado escuchar a todo el mundo con calma (algunas veces he necesitado, por qué no, bastante paciencia) y he procurado darles a todos mis interlocutores, si no nos hemos visto más que en esa ocasión, por lo menos el intento de haberles comprendido cosa que, como se le alcanzará a mis lectores, no siempre es fácil, porque cada uno somos de nuestra Mutter y de nuestro Vater.

He aprendido a ser consciente de que no todo el mundo ha venido a Viena teniendo la misma suerte que yo tuve, o sea, por elección propia y con el colchón que supone tener buenas amistades aborígenes y que eso desata, a veces, en algunas personas, las neurosis que se habían traido de casa o que a veces los inmigrantes nos obcecamos en cosas tontísimas, como por ejemplo aquel pobretico, Míster algo en su añorada Venezuela (ese país que, cuando no están haciendo experimentos políticos es una pasarela contínua de gente en bañador) el cual se me quejaba de que las instrucciones de la lavadora de su casa venían escritas en un idioma incomprensible, ya es mala leche !En alemán!

Durante estos diez años, no recuerdo haberme aburrido ni un solo segundo con cosas relacionadas con el blog y siempre que la gente me reprochaba (que me lo han reprochado) el escribir a diario (te vas a quemar, hay artículos que interesan más y artículos que interesan menos…), yo siempre he dicho que era lo menos que podía hacer y que Viena Directo, si es parecido a algo, es a una frutería de barrio. Yo, como el frutero, levanto cada día el cierre y, cuando viene el primer cliente, le saludo con afecto y le pregunto:

¿Qué va a ser?


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Comentarios

4 respuestas a «¿Qué va a ser, señora?»

  1. Avatar de K.
    K.

    … Y luego están los que directamente te citan en comisaría para que hagas de traductor jurado 😉
    Un placer seguir leyéndote Paco, ¡Y que cumplas muchos más!

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Madre mía! De esa no me acordaba yo jajaja. Un beso grande 🙂

  2. Avatar de Oscar
    Oscar

    Muchas felicidades amigo Paco, el blog es muy interesante, pero los que te conocemos sabemos que no llega a ser mas que un pálido reflejo de tu conversación amena y divertida “en vivo”. En cualquier caso, enhorabuena por tu exitoso blog. Se te quiere, se te recuerda y se te echa de menos.
    Un fuerte fuerte, fuerte abrazo desde parla.

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Muchísimas gracias, campeón! Aquí también se os quiere y se os echa mucho de menos. Te llamo estos días. Un abrazo grande

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