Hoy se celebra el Día de la Austrianidad pero ¿Qué se celebra exactamente? ¿Por qué hoy no hemos ido a trabajar los que vivimos aquí?
26 de Octubre.- Espero que mis lectores hayan pasado hoy un día estupendo. Los que vivan en Austria, no habrán trabajado porque hoy es el día de la fiesta nacional. Una fiesta nacional un poquito confusa para la mayoría de los austriacos, por cierto. En nuestro caso, el 12 de Octubre, día de la Hispanidad, día de la Raza, como se sigue llamando en muchos lugares de Latinoamérica, la celebración está bastante clara (aunque no carente de controversias que se renuevan -algo cansinamente- todos los años). Parece fuera de toda duda que, el 12 de Octubre de 1492, Rodrigo de Triana gritó desde su puesto de vigía que había visto tierra y hale, empezó la edad moderna y los europeos que habían cruzado el mar en tres frágiles cáscaras de nuez tuvieron su primer cambio de impresiones con los habitantes de Haití y República Dominicana.
En cambio, si uno hace el experimento de salir la calle, pongamos que en el barrio de Favoriten y le pregunta a un austriaco (o austriaca):
-Buenos días, caballero ¿Me puede usted decir qué es lo que se celebra hoy?
Las respuestas serán bastante variadas y solo una minoría, por cierto, dará la buena.
¿Qué se celebra hoy? ¿Se celebra, como piensan muchos austriacos, que terminó la ocupación por parte de las cuatro potencias de la segunda guerra mundial? ¿Sí? Pues no. Falso. Es cierto que, en 1955, diez años después de haber vencido los aliados a los ejércitos del llamado tercer Reich, los últimos soldados extranjeros abandonaron el país, y el canciller Leopold Figl, si no me falla la memoria, pudo gritar desde el balcón del Belvedere su frase famosa:
–Österreich ist frei! -o sea, „Austria es libre!“.
Pero lo que hoy se celebra no es esto.
¿Se celebra la firma del acuerdo de constitución del Estado Austriaco, entidad administrativa que es la base jurídica de Esta Pequeña (pero sumamente gemütlich) República? Pues tampoco. Dicho tratado se firmó el 15 de Mayo de 1955 en el Palacio de Belvedere, residencia que fue del Príncipe Eugenio de Saboya (Oiga ¿El Príncipe Saboya? Hombre, si lo golpea muy fuerte… jur jur jur) y, consagraba, entre otras cosas, la prohibición de cualquier anexión a Alemania y, entre su letra pequeña también consagraba, por ejemplo, la obligación de la entonces jovenzuela República Austriaca de cuidar y conservar los „menumentos“ que los soviéticos habían dejado en su suelo. Monumentos como, por ejemplo, los cementerios -hay espacio muy coqueto en el Cementerio Central,en donde están sepultados algunos soldados del Ejército Rojo que cayeron en la liberación de Viena- o el horroroso de la Schwarzembergplatz, con sus columnas de mármol rojo y su soldado de bronce.
Si alguno de mis lectores oyera u oyese a algún austriaco en el futuro darle estas dos respuestas podrá corregirle sin temor a equivocarse. Porque lo que hoy se celebra (bueno, se ha celebrado) es la declaración de neutralidad que es uno de los principios de la República Austriaca. Se promulgó por una ley del 26 de Octubre de 1955 (de ahí quizá la confusión que sufren muchos austriacos, que siguen diciendo que lo que hoy se celebra es el día en que el último soldado soviético puso pies en polvorosa y se marchó a Vladivostok).
Desde 1961, por cierto, o sea, hace 55 años, este día se conmemora la Fiesta Nacional austriaca. En aquel momento, decir neutralidad quería decir también que Austria era un país „no alineado“. O sea, y para aquellos de mis lectores que hayan tomado conciencia de la geopolítica internacional después de 1991, quería decir que Austria no iba ni con los soviéticos y su Pacto de Varsovia (qué antiguo todo) ni con los americanos y su OTAN.
O sea, con todos me llevo bien, pero cada uno en su casa y el Herr Gott en la de todos.
De facto, sin embargo, esta neutralidad se ha visto bastante limitada a partir del ingreso de Austria en la Unión Europea, el 1 de Enero de 1995 debido a las obligaciones de la política defensiva común y aún hay quienes piensan que en realidad esta neutralidad (o, por lo menos, esta definición de la neutralidad) se ha quedado un poquito obsoleta.
En fin: el día de hoy ya se ha terminado (o casi) pero el año que viene, si Dios quiere, tendremos otro día de vacaciones.
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