Una familia como las demás

parejasPor primera vez en la Historia de Austria ha sucedido lo que vamos a contar hoy. Y, naturalmente, será en hora buena.

5 de Noviembre.- Durante estos días, en la cocina de Viena Directo ha habido un poco de lío. Estoy preparando un reportaje, amplio y documentado, sobre los refugiados. Me está ayudando una persona que sabe mucho del tema así que, tan pronto como esté seguro de que todo lo que cuento es exacto, lo publicaré para que también mis lectores puedan informarse.

Mientras tanto, y para no hablar de la campana que unos desconocidos robaron de una residencia para personas invidentes estos días atrás (una campana y todo el aparataje que conlleva hacerla sonar, que el robo fue concienzudo) vamos a dar noticia hoy de una cosa que ha sucedido en Viena por primera vez en la Historia (y, creo, por primera vez en la Historia de Austria) y es que una pareja de homosexuales (dos señores) ha recibido una niña en adopción.

Desde principios de año, se anuló la prohibición que impedía a las parejas gays adoptar niños en Austria (lo hizo el Tribunal Constitucional Austriaco) pero hasta ahora no se ha atado la primera adopción.

Hasta finales de 2015, los gays vieneses podían ser (y de hecho eran con mucha frecuencia) pflegeeltern, o sea que podían tener niños en acogida. Esto significaba que proporcionaban un marco familiar temporal a criaturas cuyas familias biológicas, por lo que fuese, no pudieran hacerse cargo de ellos. Este fue el caso de la hija de esta pareja de homosexuales vieneses. Se hicieron cargo de ella hace ocho años, cuando tenía seis semanas y la recogieron directamente del hospital. Desde entonces, la niña no ha conocido otra familia que sus padres.

Estos hombres, como otros padres de acogida, corrían el peligro de que, en un momento dado, la madre biológica reclamase a la criatura y se deshiciese la familia que habían formado. Sin embargo, a partir de ahora, no será así.

El proceso, según informan los medios locales, ha sido complejo, como sucede en todos los trámites de adopción y es que el objetivo es, por supuestísimo, garantizar el bienestar del menor.

Se han valorado diversos factores de la vida de los padres adoptivos. Por ejemplo, su edad, que tuvieran unos ingresos fijos o que, si les pasaba algo (Dios no lo quiera) hubiera personas que pudieran hacerse cargo de su hija; también, es obvio, han pasado por una batería de tests psicológicos para evaluar su personalidad y, por si todo lo anterior fuera poco, han tenido que pasar por una formación la cual, a ojos de las autoridades, les ha capacitado definitivamente para ser los mejores padres disponibles para la niña (de la que ya llevaban muchos años siendo padres, pero ya se sabe, que sicher ist sicher).

Los felices papás dicen que jamás de los jamases han tenido por parte de nadie ninguna mirada rara, ni ningún signo de discriminación (más allá, por supuesto, de la discriminación que la ley consagra y que ellos han dado un paso más para convertir en una cosa obsoleta) aunque también dicen que, debido precisamente a que su modelo de familia aún era una cosa inédita, han encontrado algunos problemas menores, por ejemplo en los formularios, que siempre hablan de „padre“ y „madre“ (de hecho, el primer problema al que se van a enfrentar va a ser con la partida de nacimiento de la niña, porque probablemente los funcionarios del registro van a tener que crear un modelo más neutro que el existente hasta ahora).

Preguntados por los periodistas, los padres de la chiquilla rechazan que el hecho de que no haya una mujer en su familia cercana vaya a suponer ningún problema. En primer lugar, porque la niña tiene suficientes otras mujeres a su alrededor para que le sirvan de referencia y en segundo lugar porque, como sus padres son unos señores muy inteligentes, han conseguido mantener una buena relación con la madre biológica de su hija, la cual probablemente le servirá a la chiquilla cuando llegue, por ejemplo, a la adolescencia.

Los tiempos de espera en Austria para la adopción de niños están entre los tres y los cinco años, debido a que hay muchas parejas que quieren adoptar y pocos niños que estén en situación de ser adoptados (afortunadamente). Todas, las parejas, homosexuales y heterosexuales, tienen que pasar por el mismo proceso por el que han pasado los protagonistas del artículo de hoy. A ver si, como ha sucedido con otras cosas a lo largo de la Historia (por ejemplo, con la incorporación de la mujer a los estudios y a la ciencia, que es cosa, desgraciadamente, de antes de ayer) se va normalizando el asunto.


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