La navidad explicada a los austriacos

Los austriacos han inventado lo que podríamos llamar Navidad nivel Pro. Sin embargo, enfrentarse con las tradiciones españolas les produce cortocircuitos.

3 de Enero.- Oficialmente, se ha terminado en Austria el maratón navideño (en lo que respecta a la temporada 2016-2017). Queda solamente el corto chimpún de la epifanía y la llegada de los Reyes Mag/jos de Oriente.

La gente vuelve a sus cometidos laborales (con la ojera y la gastritis puesta y haciendo eternos propósitos de estar a base de lechuga hasta 2050) y, naturalmente, tanto compañeros como familia política le preguntan a uno por las navidades en su lugar de origen.

Como Viena Directo es un servicio público, paso a proporcionarle a mis lectores una guía de cómo tienen que explicarle a sus convecinos aborígenes lo sucedido en estas fiestas.

Personas esperando el trenNOTA DE LA REDACCIÓN: Asumo que las navidades latinoamericanas son parecidas a las españolas, así que tomo las mías como base. Adapte el lector latinoamericano a sus costumbres lo que considere necesario.

¿Por dónde empezar? Uno de los falsos mitos más extendidos entre la población aborigen de este lado de los Alpes es que, como a los niños españoles no les visita el Christkind la tarde del 24, sino que (tradicionalmente, por lo menos) los regalos los traen los Reyes, en España la Nochebuena es un mero trámite de tomarse un par de aceitunas rellenas de anchoa (después de la misa del gallo) y ya está.

-No, no –se explican unos austriacos a otros cargados de razón- es que para ellos la fiesta gorda es la de los reyes.

Cuál es la sorpresa de los aborígenes cuando dichos aborígenes se enfrentan a una mesa decorada como para salir en una edición especial de la revista Hola y con unas cantidades de viandas exquisitas que desafían al goloso más curtido.

Qué difícil es el mundo del espectáculoA las nueve y media o las diez de la noche(güena), que esa es otra para los austriacos.

Pero, pero…¿Y esto? (o sea, Aber,aber…Was ist das? Subtítulos: ¿Ahora? ¿Os váis a comer TODO ESO antes de acostaros?) Entonces hay que explicar que la Nochebuena, en España, es una fiesta básicamente alegre de mucha comida, cante y jolgorio familiar (al fin al cabo, celebramos el cumpleaños del niño que ha nacido) y que el tema este de poner Noche de Paz, tocar la campanilla y que acuda la gente en tropel a la verita del árbol (y, sobre todo, lo de cenar a las cinco de la tarde) a la mayoría de los españoles les recuerda que, en algún momento de la primera mitad de este siglo, serán viejos, estarán de la próstata y tendrán que dejar la dentadura postiza en un vaso con agua. O sea, como que da bajón.

¿Y entonces, los niños, cuándo reciben los regalos? Preguntará el avispado aborigen, algo atónito, cuando haya asumido lo de la próstata, la dentadura postiza y el vaso de agua y lo flipará más (y lo preguntará más) cuando, al despertarse el día 25, encuentre que debajo del árbol hay paquetes y que los niños, con la algarabía propia de su edad, se desgañitan en pijama gritando que ha llegado Papá Noel.

Si se encuentra en esta situación, al lector le bastará con iniciar una sencilla cuenta atrás: diez, nueve, ocho…Le garantizo que no llegará al cinco antes de que el aborigen diga algo así como que cómo puede ser posible que “en la católica España” los niños reciban regalos de un personaje como Papá Noel, que ya se sabe que es un ateazo al servicio del imperialismo de la Coca-cola.

El taco será todavía mayor si uno les explica que, a pesar de esto, los españoles (que se lo pueden permitir) nos emperramos en malcriar a nuestros hijos regalándoles cosas POR navidad Y POR reyes (¿Mirra? ¿Para qué sirve la mirra?).

En Austria, los Reyes, ya se sabe, no dan, sino que, si bien se mira mucho más monárquico, trincan el dinero que no es suyo (hombre, lo hacen con fines solidarios, estamos de acuerdo, pero lo hacen). Con lo cual viene otro punto infaltable de la navidad explicada a los austriacos. O sea: el momento cabalgataDame caramelos!. Flipan mucho (propia experiencia) cuando ven pintarse a un señor blanco para hacer the rey black (realeza que no tiene que ver, por desgracia, con las tarjetas de crédito chungas). Los que hemos sido niños en España y, por lo mismo, nuestros hijos y sobrinos, estamos perfectamente familiarizados con la mecánica del asunto (esto de que haya unos señores vestidos de raro que intenten todos los cincos de enero dejarnos tuertos a base de caramelazos) y lo de escribir cartas en las que nos dirigimos, modositos, a Sus Majestades de Oriente, pero los austriacos se arman bastante taco con este asunto de la correspondencia real y hay que explicarles pacientemente (también) que en la tradición de los RRMM existe también una enseñanza vital dirigida a los tiernos niños de la infancia, y es esta: hay veces en la vida en las que, aún cuando eres bueno, los que tienen la sartén por el mango y la corona en la cabeza, te traen carbón.


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Comentarios

Una respuesta a «La navidad explicada a los austriacos»

  1. Avatar de Bad Vöslauer
    Bad Vöslauer

    Te olvidas de fenómenos locales tales como el tió Cagó(tronco de madera), Olentzero (carbonero tripón), o el tan amado por el nacional-catolicismo niño Jesús que también entregan regalos la madrugada del 25, es normal que se hagan la picha un lío y es que tener que esperar hasta el día 6 para recibir juguetes y así poder jugar con ellos cuando se retoman las clases es un poco cruel después de estar una quincena entera en casa. En la cultura neerlandesa (Países Bajos) los regalos no vienen de Oriente ni de Laponia sino de España tras la misiva mandada a SinterKlas, Sankt Klaus o Saint Nicholas similar al abuelo pascuero latinoamericano y todos ellos anteriores a la bebida efevescente.

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