Una cartita de amor

El Bundespresi, Sr. Van der Bellen, ha estado esta mañana en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo y ha emulado a Niña Pastori.

14 de Febrero.- Feliz día del timbre (hoy, como todo el mundo sabe, es San Valentín-tontín).

Lo siento, no lo he podido evitar.

Y para ponerse a tono con lo que significa el día, nada mejor que una declaración de amor: la que ha hecho hoy el Bundespresi de EPR, Alexander VdB, en el Parlamento Europeo: una declaración de amor a la idea de la Unión Europea en estos momentos en el que hay una parte de los europeos (el partido de las rubias, qué pesadas, jamía) que luchan por sabotear lo mejor que nos ha pasado a los europeos en el último siglo (y no digo en nuestra historia porque claro, tendría que poner en segundo lugar a la tortilla de patatas y tampoco estamos para tirar la ventana por la casa).

VdB, en el Parlamento de Estrasburgo, les ha cantado cuatro frescas a las rubias, al mismo tiempo que les enseñaba un poquito de gramática.

Les ha dicho, por ejemplo, que Europa es una gran idea pero que no es una idea de “o” (o sea, conjunción adversativa) sino de “y” (conjunción copulativa, qué día mejor que hoy para acordarse de la cópula); que es perfectamente compatible el amor a la patria o al país de procedencia de uno con el amor a Europa y a lo que significa: sobre todo un proyecto de paz, de cosmopolitismo, de quitarnos esa caspa y esa roña del nacionalismo (“America first, Mordor the second”) que a lo único que conduce es al cutrerío, al empobrecimiento general y al ñí ñí ñí.

También ha dicho VdB que en Europa se ha puesto de moda una retórica de considerar a los otros “Fremden” (ajenos, extranjeros) que en nada nos beneficia, que los muros (y quien dice los muros, dice las alambradas, y dice la reducción de las libertades individuales y la humillación de la dignidad de las personas y otras mandangas) no resuelven los problemas y que la retórica de muchos de los partidos presentes en la cámara, en las personas mayores y muy mayores, recuerda a la de los años treinta. Y, esto lo digo yo, los años treinta terminaron como el rosario de la aurora.

También ha dicho que él es la demostración palpable de que al populismo se le puede vencer en procesos electorales cristalinos (murmullo en la bancada de las rubias, culos removiéndose en sus asientos) y que no había que robarle a los jóvenes un futuro dentro de una Unión que tiene que encontrar su lugar en el mundo. Y que la oportunidad perfecta de encontrar eso es encontrar una voz común europea de cara al resto del mundo.

Y también, que es posible ser lo que yo creo que todos deberíamos aspirar a ser: ciudadanos europeos, y se ha puesto a sí mismo como ejemplo (porque la verdad es que el árbol genealógico de VdB es más lioso e intrincado que el de la familia Iglesias-Preysler). O sea: VdB tiene ancestros holandeses, su madre era alemana, su padre culturalmente ruso, él mismo llegó a Austria como refugiado. También ha dicho VdB que él ha trabajado en muchos sitios en Europa y que habla alemán, inglés y un dialecto tirolés “que podría ser la pesadilla de los traductores, así que trata de controlarlo” (risas en la cámara).

Las dos cabezas rubias más prominentes, Marine Le Pen y Nigel Farage, no han escuchado el debate de VdB (estaban demasiado ocupadas maquinando nuevas maneras de hacer el mal, se conoce) y las de la cofradía de la familia tradicional (pesadas, también, las pobres) o sea, las húngaras, las eslovacas y las francesas, así como la de la rubia Harald Vilimsky, han decidido que ellos no pondrían la banderita que les representa en su sitio, como protesta muda contra una Europa que “les roba” la soberanía (!Ay, Señor, cómo nos pruebas!).

Cuando VdB ha terminado su discurso, todos los diputados presentes menos la exígua minoría de Mordor se ha levantado y le ha aplaudido calurosamente (cómo deben de estar los tiempos que hay que saludar con una ovación el haber hecho profesión de fe en Europa, como si VdB hubiera terminado de caminar sobre brasas calientes).


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Comentarios

Una respuesta a «Una cartita de amor»

  1. Avatar de dubuke
    dubuke

    Es lo bonito de que Bobigny no esté, todavía, en Austria.

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