En España, anda el gentío soliviantado por una condena. En Austria puede estarlo también pronto !Ay, las redes sociales y sus peligros!
31 de Marzo.- Según la mitología griega, Casandra (cuyo nombre significaba „la que mete en líos a los hombres“, por cierto) era la hija de los reyes de Troya.
La chica debía de estar bastante bien, porque se le metió entre ceja y ceja obtener el don de la profecía, así que se fue al dios Apolo y le dijo:
-Apolo, mira mis carnes morenas. Manjar de dioses son. Si me concedes el don de la profecía, te dejaré que me hagas el salto olímpico (con pértiga) y que me pongas mirando al Peloponeso.
Apolo, según se colige, debió de mirar el moneymaker de Casandra, calibró efectivamente la turgencia de su anatomía y accedió a concederle lo que la mujer le pedía. Al poco, se pasó por casa de Casandra para, como decía Lola Flores en „El coraje de vivir“ cuando contaba cómo se había entregado a un anticuario por sesentamil pesetazas de 1948, „cobrarse la deuda contraida“. Casandra, que estaba como loca después de haber recibido su don de predecir el futuro, le dio cucurbitáceas.
Apolo, más cabreado que un indio, le dijo:
-Muy graciosa, Casandra. Sin embargo, para que veas que no soy rencoroso, te dejaré que conserves tu don, pero te vas a enterar de lo que vale una clámide: a partir de ahora, profetizarás como siempre cosas que terminarán cumpliéndose, pero nadie te va a creer hasta que sea demasiado tarde.
Y así, la pobre Casandra profetizó la caida de Troya en la famosa guerra que Homero puso en verso, pero nadie le hizo ni puñetero caso. Terminó fatal, la pobre.
En España, una chica llamada Casandra también ha sido condenada estos días a un año de prisión por haber hecho unos chistes en Twitter a propósito del asesinato por parte de la organización terrorista ETA, a mediados de los setenta del siglo pasado, del presidente del Gobierno español en aquel entonces, el almirante Luis Carrero Blanco. Al leer la condena, a uno se le han abierto las carnes, porque anda que no he hecho yo chistes sobre personajes históricos austriacos (y Carrero Blanco, a estos efectos, y más desde el punto de vista de Casandra, que anda por los veinte, es igual de histórico que Felipe II, y a ningún juez se le ocurriría decir nada si alguien hiciera un chiste sobre Felipe II, su hijo o la Princesa de Éboli). A mí por lo menos me cabe el consuelo de que raras veces por no decir nunca, junto asesinatos con humor, como parece haber sido la afición favorita de Casandra desde que tenía quince años, pero claro, estando la cosa como está, y siendo Viena Directo una tribuna pública en la que, inevitablemente, se hacen chascarrillos, el día menos pensado, alguien se me ofende por decir que los austriacos son impacientes y me acusa de incitar al odio y me denuncia (bueno: no demos ideas).
En Austria, suele ser la cosa más sensata que, por lo que parece, es ahora en España. O, por lo menos, digamos que la cosa va más lenta y las instancias legales correspondientes se toman más tiempo en calibrar si determinada expresión pública ha sido insulto, no ha sido insulto y si merece condena. Por ejemplo, después de la primera victoria de VdB, se divulgó la dirección en donde vivía el entonces presidente electo, y al pobre hombre le amenazaron de muerte ¿Pasó algo? Pues que yo tenga noticia, no demasiado. Mucha investigación, pero pasar pasar, lo que se dice pasar, no pasó nada. Y eso que VdB es una personalidad del presente. No se tienen demasiadas noticias tampoco de que los energúmenos que pusieron a la escritora Sargnagel a caer de un semoviente hayan sufrido demasiado las consecuencias.
Hace quince días, sin embargo, el Gobierno austriaco abrió a concurso público la creación de una ventanilla ciudadana a la que los ciudadanos podrán hacer llegar personalmente, por correo electrónico o por teléfono aquellos mensajes de las redes sociales que a ellos les parezcan que pueden ser ofensivos. Se trataría (se tratará) de una primera criba para ver si los mensajes en cuestión son perseguibles (por ejemplo, porque hagan apología de ideologías políticas non sanctas o porque inciten al odio de las minorías) o que sean también castigables por la vía civil al ser lesivos contra el honor de las personas. El equipo multidisciplinar que recogerá las quejas (abogados, pedagogos, psicólogos) será de unas siete personas. Esperemos que no les salgan muchos como la Casandra española, porque si no no van a dar abasto.
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