Las comparaciones son odiosas

La política turca, ese misterio. El referendum recientemente celebrado en el país que es el puente entre Europa y Asia también se deja sentir en Austria.

17 de Abril.- Hace algunas semanas se estrenó en Austria, en versión original con subtítulos, una película (o flín) que contaba una versión idealizada de la vida del primer ministro turco, Erdogan. En ella se le presentaba como un niño religioso y responsable, el cual tenía como misión salvar a su país de los malos (principalemente de los turcos que, por h o por b, piensan que Erdogan es un granuja (y hay muchos turcos que lo piensan). La pinícula (o flin) se proyectó durante la campaña electoral para el referendum que llevó ayer a los turcos a las urnas. Para su producción la industria audiovisual turca no ahorró en medios y, como hubiera dicho Sofía Mazagatos (la pobre) se trataba principalmente de poner „todo el corazón en el asador“ para conseguir que el mayor número posible de turcos residentes en Austria acudiesen a las urnas y votaran „del lado correcto“.

La ORF acudió al cine en donde se proyectaba la película biográfica en cuestión y entrevistó a un par de personas que habían ido a verla (bueno, los que se dejaron entrevistar, que fueron principalmente aquellos turcos que están a favor de Erdogan; ya que se ha sabido que, a través de diversas organizaciones de sesgo religioso, el primer ministro turco cuenta en Austria con una eficaz red de espías que se chivan de cualquier discrepancia con el mandamás). Las mujeres hablaban de que el film les había parecido „mu bonico“ que hay que ver qué bueno era Erdogan, que lo que había hecho por Turquía, que qué hombre tan sufrido, que ellas no comprendía que por qué no dejaban a sus ministros hablar en Europa y que los medios, naturalmente estaban muy sesgados y tal y pascual.

Durante todas estas últimas semanas, la maquinaria propagandística del Gobierno turco se ha asegurado de que Erdogan y sus ministros hicieran declaraciones convenientemente explosivas, al objeto de que copasen los medios occidentales, al objeto de predisponer a los turcos emigrados a favor de Erdogan, de la deriva dictatorial de su régimen y del referendum.

A pesar de todo lo cual, solo menos de la mitad de los turcos residentes en Austria y, por lo tanto, con derecho a voto, han acudido a hacer saber su opinión a propósito de la reforma constitucional propuesta por Erdogan, reforma que consagra un estado cada vez más alejado de los ideales de democracia y laicidad que rigen en el resto del mundo occidental (aunque, por supuesto, dada la misión de portero de discoteca que Turquía realiza en estos momentos con los refugiados procedentes de los países en conflicto en Oriente Medio, es muy poco probable que la Unión Europea se atreva a decir esta boca es mía por lo menos de momento).

Al conocer estos resultados, el presentador del Zeit Im Bild y jefe de los servicios informativos de la tele pública austriaca, el agudísimo Armin Wolf, ha publicado „en sus redes sociales“ un balance a propósito del referendum turco más o menos de este tenor:

Si con tanta propaganda y supuestas irregularidades Erdogan solo ha alcanzado un 51,3% de los votos ¿Qué hubiera pasado si el referendum se hubiera celebrado en condiciones justas?“.

Heinz Christian Strache, líder de la ultraderecha austriaca, ha aprovechado esto para hacer un comentario que revela que la derrota del candidato ultraderechista a la presidencia de Austria sigue doliendo (y mucho) en las filas de los perdedores.

Strache ha dicho: „el mismo análisis hubiera podido hacerse de las últimas elecciones presidenciales austriacas“. Naturalmente, la segunda vuelta fue perfectamente limpia y Van der Bellen ganó por goleada pero el tic de desprestigiar al candidato ganador siempre está ahí.

Por cierto, que Strache no ha sido nada original. Cuando Eva Glawitschnig, „lideresa“ verde, se personó en el plató del Zeit im Bild para intentar llevar el agua de la victoria de VdB a su molino, Wolf le hizo exactamente la misma pregunta:

-Oiga usted, si su candidato es el mejor, si todo el mundo en Austria con dos dedos de frente recomendaba votarle ¿Cómo es que la victoria -la primera- ha sido tan ajustada?

Wolf no quería en ningún caso desprestigiar el sistema electoral sino pedirle a los políticos que se pusieran las pilas ¿Le oirían en Francia? Se me abren las carnes solo de pensar en la sordera gala.


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