El fotógrafo de bodas sirio

Algunos de mis lectores echan de menos los posts en los que le tomamos el pulso a las calles de Viena. Hoy, hemos sacado la cámara a pasear.

2 de Junio.- Hoy es un día muy malo. Para todos nosotros. El psicópata de la Casa Blanca ha decidido que Estados Unidos abandona el acuerdo de París para luchar contra el cambio climático. Alguno de mis lectores puede decir (de hecho, lo dirá) „ya está este otra vez con Trump ¿Y qué tiene eso que ver con Viena?“. Pues como diría el psicópata mismo, „plenty“. Tiene que ver todo. Debido al cambio climático, que YA NO SE PUEDE PARAR y que el acuerdo de París SOLO HUBIERA PODIDO MITIGAR los veranos en Centroeuropa se están haciendo más largos y más secos. Los árboles del Ring, que antaño fueron tilos olorosos (que florecen, por cierto, en esta época del año) se mueren y están teniendo que ser sustituidos por los plátanos que hay, por ejemplo, en el Paseo de la Castellana.

Quizá para compensar, hoy quisiera llevarles a mis lectores un pequeño regalo.

Algunos de ellos quizá recuerden a Oleksii, el hombre que hacía milagros (podrán refrescarse si no la memoria pinchando aquí y aquí).

Oleksii es un hombre muy persistente y, como ya apuntaba yo en el primer encuentro con él que se materializó en dos artículos, uno de sus objetivos es el de mejorar el mundo a través de lo que mejor sabe hacer: el deporte.

Ottakring 02062017-74Tras un tiempo sin tener de él muchas noticias (tiempo que él ha pasado entrenando en el Donaukanal, con frío y con calor, con camiseta pero la mayor parte del tiempo sin ella, incluso a temperaturas gélidas) el otro día nos encontramos (venía yo de hacerle una sesión de fotos a un modelo) y me dijo que tenía un par de convocatorias que quería mandarme.

Cumplió su promesa.

Ottakring 02062017-44En Viena, cuando llega el verano, se suelen organizar verbenas callejeras o fiestas de las calles. Hoy ha habido una en uno de los barrios más populares de esta capital, Ottakring. En un parque. Y allá que me he ido yo con la cámara y con mi amigo Daniel Utrilla -entre los diseñadores de todo tipo de cosas la octava maravilla- y allí estaba Oleksii, rodeado de su tropa de amigos procedentes sobre todo de los países del este y de Asia Menor y, nada insólito tratándose de él, de muchos niños, sobre todo hijos de refugiados huyentes de la guerra de Siria, los cuales ven en Oleksii, sospecho, ese hermano mayor forzudo que es capaz de hacer las cosas más extravagantes -y, por supuesto, fuera del alcance de quien esto escribe y, sospecho, fuera del alcance de la mayoría de sus lectores-.

Ottakring 02062017-99No solo estaba Oleksii y sus „barbrothers“ sino también había muchos sirios jugando al futbolín y al ajedrez (entretenimientos de costes favorables para ellos, los pobres, que lo han tenido que dejar todo atrás y viven en la pobreza).

Ottakring 02062017-105Estaba yo haciendo las fotos que ilustran este reportaje cuando se ha acercado a mí uno de los amigos de Oleksii, al que llamaré Muhamad. El hombre se ha quedado mirando mi cámara con evidente nostalgia y me ha estado contando que él había trabajado en su país de fotógrafo de bodas.

Ottakring 02062017-68-Mi tío grababa con una cámara grande…-hacía señas.

-¿Betacam?

-!Betacam, sí, Betacam! Y yo…Cuando se cogían la mano, se ponían anillos, yo seré feliz resto mi vida contigo…Yo venir y decía !Foto! !Foto! Estar quietos. Luego la guerra. Cruzamos el agua grande. Mi familia Turquía.

-¿Estás solo aquí?

-No, con primo y con mi tío. Familia en Turquía.

-¿Y cuánto llevas en Austria?

-Un año y cuatro meses. Pero no puedo comprarme cámara. Tengo que pagar una casa y tengo que comer -hace señas-. Para una cámara se necesitan trescientos o cuatrocientos euros y yo…Yo no tener nada. No casa. No trabajar poder.

Se veía que el hombre estaba deseando comunicarse con un igual, que quizá se moría por expresar lo que veía, por contar con fotos la travesía en el mar, en un bote, con otros cincuenta tíos muertos de miedo. Me ha conmovido mucho y me ha dado mucha vergüenza de que los europeos seamos tan cicateros con esa pobre gente, que podríamos ser mañana nosotros.

He quedado con Muhamad en vernos un día para que me cuente su historia, y así poderla contar a mis lectores.

Lejos de nosotros, resistentes a todo, sabientes e ignorantes de todo, jugaban los niños.

Ottakring 02062017-122


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