Las tribulaciones del señor Manola

Los recientes atentados de Cataluña le plantearon alguna que otra dificultad al corresponsal de la ORF en España, Sr. Manola.

20 de Agosto.- Cuando sucede algo de gran repercusión, es inevitable que la gente „se retrate“, de manera que se caen las máscaras y, por lo menos hasta que la gente consigue recomponerse de nuevo, la gente muestra su auténtica cara (en general, para peor).

Los recientes atentados de Barcelona y de Cambrils, si bien han demostrado hasta qué punto la nobleza habita en el corazón de la gente, también han sacado a la luz a la población de ratas que normalmente habitan en las alcantarillas. No daremos ejemplos ni nombres, pero mis lectores se bastan y se sobran.

Hoy sin embargo, hablaremos de un esforzado colega, el competente corresponsal de la ORF en España Josef Manola. El señor Manola, según los datos disponibles en internet, nació en Viena en 1956, vive en Madrid, está casado y es padre de cinco hijos. Generalmente, Manola informa sobre la política española, que es lo que suele ser noticioso de España, y lo hace de una manera en mi opinión bastante juiciosa.

O sea, más o menos como yo (que procuro ser juicioso) cuando informo/opino, sobre la actualidad austriaca. Yo me cojo todos los periódicos, les echo un vistazo, contrasto las noticias, trato de sacar consecuencias como persona creo que algo leida que soy, y luego, cuando ya me he formado mi opinión personal, hilvano estos artículos que luego leen mis lectores.

Para esto, aparte de vivir y/o, estar interesado por la realidad del país, no hacen falta grandes medios. Un ordenador o un teléfono listo, ambos conectados a internet y el resto lo ponen tus células grises.

Vale: esto es en condiciones normales.

Sin embargo, por muy preparado que estés, tus jefes insistan en hacerte quedar como cagancho en Almagro.

Esto le sucedió al pobre de Manola el otro día. El atentado de Barcelona sucedió a una hora fatal en Europa desde el punto de vista periodístico (lo cual demuestra, por cierto, que los terroristas eran, además de unos hijos de la gran puta, unos hijos de la gran puta muy incompetentes, porque si tú quieres rentabilizar al máximo el impacto en los medios haces tu cabronada por la mañana, como sucedió en Estados Unidos con el 11-S, que pasó a las nueve y pico hora americana, o en Madrid, con el 11-M, o en el atentado del aeropuerto de Bruselas).

A las cinco de la tarde has perdido un día de presencia en los medios.

Sigamos: yo llegué a mi casa a las ocho de la tarde. A esa hora, había un especial del Zeit Im Bild. Conectó la locutora en directo con „el señor Manola, que está en España“ y a mi Manola de mi alma, le pusieron a dar su crónica en el edificio de la puerta del Sol que está al lado del de la tienda de Apple. O sea, maravilloso Madrid. A más de quinientos kilómetros del centro de los acontecimientos.

El desastre, sin embargo, continuó.

Se notaba un forcejeo entre la profesionalidad y la ética de Manola y las urgencias de la presentadora en el estudio porque Josef Manola le diera lo que suele llamarse „un total“. O sea, chicha. Nombres, hechos. Y Manola, como era natural, estaba el pobre más perdido que un pulpo en un garaje porque, desde Madrid, solo podía hacer lo que también podían hacer los compañeros de la redacción de Viena. O sea: leer los periódicos en internet e ir diciendo lo que se pudiera que, lógicamente, dadas las circunstancias, tampoco era mucho.

La presentadora en el estudio trataba, constantemente de que Manola dijera cosas y Manola, desde su puesto incomparable en la Puerta del Sol (bellísimo el atardecer matritense) solo podía balbucear que no sabía nada, que todo era muy confuso y que por Dios que se terminara aquel suplicio. En la segunda conexión, a las diez de la noche, Manola parecía aún más perdido que en la primera y solo dio informaciones inconexas aliñadas con algunas teorías exóticas, como que la policía había actuado de forma inconexa o confusa. En fin, que para ese viaje no se necesitaban esas alforjas.

Pobre Manola. Por lo menos el tema del referendum/no referendum de independencia/desconexión tendrá más tiempo para estudiárselo. Angelico.


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Comentarios

Una respuesta a «Las tribulaciones del señor Manola»

  1. Avatar de Maronasc

    Ay, ¡cómo me he reído con el pobre Manola!

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