Un topo, dos topos, tres topos (segunda parte)

¿Te pareció fuerte lo de ayer? Pues aún no era todo ¿Sabía el canciller de la guerra sucia contra Sebastian Kurz? Las noticias se suceden a un ritmo febril.

El SPÖ se encuentra sumido en un Watergate de proporciones imprevisibles, pero que ha desestabilizado totalmente su campaña electoral. Aquí, te damos las claves de este asunto, que ya esbozábamos ayer.

3 de Octubre.- TERCERA PARTE ¿Cómo ha llegado el escándalo a la prensa? Este es uno de los puntos más oscuros, aunque la verdad puede ser una cosa tan vieja como el mundo. Antes de ayer, el mismo canciller Kern, al mismo tiempo que negaba categóricamente ir a dimitir y dejarle su puesto a Hans Peter Doskozil, rumor que había circulado insistentemente a lo largo de todo el fin de semana, enunciaba la teoría que es la versión de los hechos a la que el SPÖ ha querido agarrarse mientras ha podido, esto es, hasta ayer. Consistía en una teoría de la conspiración un tanto rocambolesca, las cosas como son. Según esta primera versión de lo sucedido, el partido popular austriaco tendría escondidos en la organización del SPÖ un número indeterminado de “topos” o espías, que se habrían dedicado a filtrar informaciones como la del famoso correo que dejaba a Christian Kern a la altura del betún.

La verdad, ya digo, puede que sea mucho más prosaica. Tal Silberstein, el jefe de campaña que tenía que haber propulsado al SPÖ al olimpo de los diesel en las próximas elecciones a celebrarse en 15 días, fue detenido en Israel hace algún tiempo. Naturalmente, una parte de sus colaboradores se quedó sin trabajo. Dado lo abrupto de la ruptura de la relación laboral entre Tal Silberstein y el SPÖ, que se realizó en unas condiciones presumiblemente tensas, el acuerdo marco firmado entre el asesor y el Partido Socialista saltó por los aires en muy poco tiempo, dejando a bastante gente con el porompompero al fresco. Según ha circulado estos días, una de esas personas, componente del equipo de Tal Silberstein, o “del tal Silberstein” contactó con la prensa y se dedicó a pasarle jugosos detalles (es probable que todo no se haya revelado todavía), entre otros la procedencia de las páginas web. Lo hizo -la vida, en el mundo de la comunicación, está muy achuchada aquí y en todas partes- pensando quizá que, como contrapartida, recibiría un puesto de trabajo en alguno de los medios de quien hizo de proveedor.

CUARTA PARTE ¿Sabía el principal perjudicado, esto es, el canciller Kern, algo de todo esto? Parece ser que no (lo cual no se sabe si le deja en buen o en mal lugar, por otro lado; es un poco el viejo dilema de la Infanta Elena, que si supo, fue mala, pero si no supo, pasó por tonta, y ninguna de las dos posibilidades lo deja muy airoso). Parece ser que el SPÖ (¿Quién del SPÖ? ¿Un ectoplasma? No se sabe) firmó un “contrato marco” con el tal Silberstein. Dicho contrato era para llevarle la comunicación y la campaña. Entre el SPÖ y Silberstein, se ha sabido hoy, que hubo un tercero que servía de intermediario. El tercero en cuestión, según parece, es un profesional independiente, socio de Silberstein, que tiene su propia agencia de comunicación. Se trata de un tal Peter Puller.

Puller, antes de dedicarse a esto de la política y las relaciones públicas creativas, habia estado vinculado con el ÖVP y había sido su portavoz en Estiria.

Parece ser que entre Püller y Silberstein gestaron las dos páginas de Facebook famosas. Puller parece que tenía bastante experiencia como muñidor de cosas parecidas (si bien, en apariencia, más inofensivas) generalmente campañas para mejorar la imagen de determinadas instituciones o partidos políticos. Entre sus clientes, han estado por ejemplo los Neos y también Efgani Dönmetz, quinto en la lista de Kurz (ÖVP) que antes fue de Los Verdes, y cuya movida biografía excede con mucho los límites de este artículo.

Tanto Silberstein, desde su trena israelí, como Puller, niegan que el canciller Kern supiera nada de sus manejos y es bastante probable que así sea, pero lo cierto es que, después de esto, no solo la reputación de Kern ha quedado seriamente dañada, sino que además la mayor parte de su equipo en la campaña electoral ha quedado tan salpicado por el escándalo que, al poner un cordón sanitario alrededor de Kern, el SPÖ se ha quedado de facto  sin dirección de campaña. A quince días de las elecciones. Una catástrofe brutal.

El canciller, que es hombre inteligente, ha dicho de toda esta historia que es “no solo inmoral, sino también muy idiota” (la verdad es que no sabe otra cosa que darle la razón). Silberstein dice que las revelaciones son parte de una campaña como la suya (pero del otro lado, lógicamente) para desacreditar al canciller Kern. Es probable, en cualquier caso, que el daño infligido al SPÖ sea irreparable ya y que les toque calentar banquillo en la oposición ¿Seguirá Kern al frente del partido si esto sucede? Su destino se vuelve más y más incierto con el paso de las horas.

 


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