!Qué nervios! Mañana son las elecciones en Austria y hay más de seis millones de aborígenes llamados al voto pero ¿Cómo se vota? Lo vemos hoy.
14 de Octubre.- La experiencia dice que los mejores temas para Viena Directo surgen donde uno menos lo espera.
Resulta que este fin de semana está visitándome un amigo alemán, que estuvo viviendo en Viena pero que se mudó a Berlín hace unos años. Un chico muy salado. Total, que ayer, mientras nos poníamos al día de los aconteceres de nuestras respectivas vidas, salió casualmente la conversación de que mañana serán las elecciones en EPR y ya se sabe lo que pasa cuando hay un alemán cerca. O sea, que se ponen exhaustivos y quieren saber hasta los últimos pormenores de todo, de manera que estuvimos comparando cómo se vota en Alemania, como se vota en Austria y como se vota en España.
Averigüé entonces que en Austria se vota de manera un poco diferente que en España y pensé que merecía la pena, en esta jornada, que se supone que los que pueden votar dedican a la reflexión sobre las diferentes alternativas políticas, entrar un poco a ver cómo es un proceso al que (mea culpa, mea grandisima culpa) no había prestado en estos años la atención debida.
Así pues, vamos a empezar: ¿Quién puede votar en Austria? Puede parecer una obviedad pero en Austria, para las elecciones al parlamento (que también son las elecciones a canciller -lo que en España sería el presidente del Gobierno-) pueden votar tod@s aquell@s que tengan la nacionalidad austriaca (lo cual, supongo, deja fuera a una mayoría de mis lectores) y que sean mayores de dieciséis años. Según la web del Ministerio del Interior austriaco, mañana decidirán los destinos de EPR 6.401.304 votantes. Como curiosidad, hay que decir que el sufragio universal masculino se implantó en Austria en 1907 y las austriacas tuvieron que esperar hasta 1918 para poder quejarse de la actuación de los políticos con conocimiento de causa.
El votante austriaco puede elegir en estas elecciones entre 16 partidos que van desde los que están en el Parlamento actualmente hasta otros que quieren cambiar la historia austriaca como el partido M (por Männerpartei, el Partido de los Hombres).
Dicho esto, aquí viene la parte complicada.
Naturalmente, el procedimiento para ejercer el derecho al voto debe ser lo más robusto posible. Esto quiere decir que debe estar diseñado para que incluso los ciudadanos más torpes (con perdón) puedan ejercerlo sin que quepa equivocación posible. En España, el procedimiento consiste en que cada partido tiene una papeleta, se coge la papeleta del partido que a uno le provoque, se mete en el sobre, dicho sobre se deposita en la urna y luego, tras el recuento, las autoridades electorales reparten los escaños relacionando el número de votos con las listas de los partidos siguiendo la consabida (y periodicamente denostada) ley de Ont, para el reparto de los escaños. Vale.
Al votante austriaco, sin embargo, se le pide un poquito más de esfuerzo.
Cuando el votante austriaco llega al colegio electoral se encuentra con una papeleta que tiene es tal que así (fuente: Ministerio del Interior austriaco)
Entonces: lo importante es marcar una cruz grande en el partido que a uno le guste (de hecho, toda la propaganda electoral austriaca está basada en esto). Con esto, la papeleta ya se convierte en un voto válido. Después, el votante puede, si quiere, escribir tres nombres de políticos que a él le gusten. Debe den de pertenecer, por cierto, al partido que uno haya marcado con una cruz. O sea, que si uno, por ejemplo, marca el partido socialista y luego escribe que el político al que invitaría a una noche loca de gintonics y decretos ley es Strache, el voto puede ser declarado nulo. También puede escribir los números con los que los políticos que le gusten estén en la lista, que también. Solo tres.
Por supuesto, el sistema electoral austriaco también permite votar por correo (ya lo vimos durante la movida elección del Bundespresi) y de hecho hay muchos austriacos que utilizan esta opción.
Aunque no parece muy probable, quizá en algún momento este post les pueda ser útil a mis lectores. A los que puedan ejercer su derecho al voto mañana, lo de siempre: frialdad, responsabilidad y cuidado que, si la cosa sale bien, sale bien, pero si no, hay muchos años para lamentar los resultados.
Mañana, por cierto, Viena Directo, fiel a su cita, comentará en un post especial lo que dé de sí la jornada electoral.
Deja una respuesta