Sissi (y olé)

En 1955, un avispado austriaco rodó Sissi y reventó las taquillas ¿Ibamos a ser nosotros menos? !De ninguna manera! España también tuvo su peli de amores reales.

13 de Noviembre.- Madrid 1957. Estudios CEA de la Ciudad Lineal. Gumersindo Villalbilla, conocido entre sus amistades como „el plomos“ por su profesión de iluminador cinematográfico, mono azul sujeto a la cintura con una soga, se come, con paciencia de herbívoro, un bocadillo de sardinas en aceite.

En el plató, que representa un lujoso interior barroco del Palacio de Oriente, la actriz Francisca Rico Martínez, malagueña y „grasiosa“, conocida en el siglo como Paquita Rico, a la sazón veintiocho primaveras de belleza un poquitín relamida, afronta muy concentrada, como si hubiera oido hablar alguna vez del método „Ehtanilahqui“ una de las escenas más complicadas del film que está rodando. Complicada solo de ejecución, ya que sobre el papel la cosa no presenta mayor historia. Quince tomas lleva ya la cascabelera intérprete. Vamos a la decimosexta. !Primera! !Motor! !Cámara rodando! !Acción!.

Tras contar mentalmente hasta cinco, otra actriz se acerca a la andaluza y, con un acento vallisoletano fuera de este mundo, le dice:

-Majestad ¿No tenéis apetito? ¿Os traigo un caldo?

Rico la mira, suspira, y dice:

-No -pausa- „cardo“ no.

Y el director, Luis César Amadori, argentino afincado en España, hecho un energúmeno grita „Cooooorteeeeen!“, se quita el sombrero flexible –en los estudios Ciudad Lineal corre un relentito molesto- le da un bocado al ala , y luego empieza a jurar acordándose de la madre de la „gashega“. Paquita tardará aún unos cuantos metros de película virgen en entender que Amadori no puede soportar que diga „cardo“ y que lo que quiere que diga es „caldo“ con ele de Limonar, barrio de la Málaga natal de la estrella (años después, Paco Bernal, un friki de ocho años con una memoria paquidérmica para estas tonterías, vio a Paquita Rico contar esta anécdota en un programa de televisión).

La película que dirige Luis César Amadori (por cierto, autor también de la bellísima letra del tango Madreselva, de Gardel) se llama „Dónde vas Alfonso XII“ y, cuando se termine, está destinada a ser uno de los mayores éxitos del cine celtibérico de todos los tiempos. De tema españolísimo, la historia de los desgraciados amores (fundamentalmente por breves) entre Alfonso equis dos palitos y su prima, Mari Merche de Orleans, tiene varios puntos de conexión con Austria y con Viena. Unos obvios, y otros no tantos.

El primer punto de conexión es cinematográfico. En 1955, al otro lado de los Alpes, Ernst Marischka, un director austriaco que sabía más que Lepe, Lepijo y su hijo y que tenía un olfato para eso que, un tanto crípticamente, se llama Zeitgeist, había filmado en el equivalente vienés de los estudios CEA un refrito de una obra teatral suya que había tenido mucho éxito antes de la guerra mundial. Se llamó Sissi y fue un bombazo no solo en Austria, sino en toda Europa. El éxito de la película radicaba no solo en el encanto de la protagonista, Romy Schneider, sino también en que hacía que el público retrocediese a un mundo de cuentos de hadas, de reyes bonachones, de princesas y de dramas de gineceo que le hicieran olvidar la miseria de la guerra mundial que aún coleaba. En la España franquista alguien debió de darse cuenta de que si la historia austriaca había dado para eso, más daría la historia de España (que en el siglo XIX fue un contínuo ir de susto en susto). La cosa empezó por el teatro. A rebufo del éxito de Sissi, Juan Ignacio Luca de Tena escribió una obra que se llamó como la película se llamaría después sobre la anécdota histórica del brevísimo primer matrimonio entre el duodécimo de los Alfonsos y su prima hermana, la hija del duque de Montpensier (se habrá fijado el lector que primos Sissí y Sosó y primos Alfonso y Mari Merche).

A falta de madrastra (la archiduquesa Sofía) en la versión española de los rosáceos amores reales los ponía la tuberculosis que mataba a la heroina. Pronto estuvo claro que había que hacer la peli. Para adaptar el libro de Luca de Tena a la pantalla colaboraron, como en América, cuatro dramaturgos. Del reparto de la obra original, en el que estaban grandes nombres de las tablas españolas (por ejemplo el padre de Maria Asquerino, o Lola Membrives) no repitió nadie en el cine. Para hacer de Alfonso XII (y, de paso, fastidiarle la vida para siempre) se fichó a Vicente Parra, un joven y guapo actor valenciano que jamás se recuperó de aquel éxito, que le persiguió durante toda su vida como a Antonio Ferrandis después le perseguiría el éxito del Chanquete de Verano Azul. Para la reina Mercedes, Paquita Rico (la cual, de paso, se cantaba unas coplillas). El resto de los personajes históricos fueron incorporados por solventes actores secundarios de la entonces floreciente cantera española. Y, como no podía ser de otra manera, el público reaccionó en España como había reaccionado en Austria, y llenó los cines justifiando que se hiciera una segunda parte que se llamó „¿Dónde vas triste de ti?“.

Y es aquí donde aparece la siguiente conexión con Austria.

Alfonso XII, como ya contó mi amigo Luis Tercero (entre los historiadores, famoso en el mundo entero) en este bonito artículo, se había criado en Viena. Cuando Maria de las Mercedes se le murió, se buscó una nueva esposa para que el monarca pudiera procrear la deseable descendencia que garantizase la sucesión, y se encontró a una austriaca, Maria Cristina de Habsburgo (por cierto, una de las mejores reinas que ha tenido España, y una de las mas sensatas). Maria Cristina, interpretada en el cine por una actriz argentina, Marga López, que antes había trabajado con Buñuel (en Nazarín). Al público, le pasó con la correcta actriz argentina lo que antes le había pasado con la reina de verdad. A pesar de ofrecer ambas una intepretación muy solvente, no llegaron a calar en el corazón del público.

Por cierto hoy para terminar: la ganadora del concursete Carne de Gallina, según ha dictaminado una mano inocente elegida al respecto, se llama Ruth Sierra. Luego me pondré en contacto con ella para darle más detalles. Muchas gracias a todos los participantes.


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Comentarios

2 respuestas a «Sissi (y olé)»

  1. Avatar de Luis
    Luis

    Bravo. Otra conexión austriaca: Montpensier, el papá de Mª de las Mercedes (la pobre), se postuló sin éxito para el puesto de Emperador de México que finalmente le cayó al cuñao de Sissi (la pobre), Maximiliano (el pobre)
    Abrazos

  2. Avatar de victoria
    victoria

    Muy sensata María Cristina, pero Alfonso XIII le salió absolutamente malcriado …

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